Muere John Barth, uno de los grandes renovadores de la prosa novel¨ªstica contempor¨¢nea
El escritor, fallecido con 93 a?os, cambi¨®, junto a literatos como William Gass, Donald Barthelme, Stanley Elkin o Robert Coover, el rumbo de la narrativa norteamericana a partir de la segunda mitad del siglo XX
John Barth, uno de los grandes renovadores de la prosa novel¨ªstica contempor¨¢nea a escala universal, falleci¨® el pasado martes en una residencia de ancianos de Bonita Springs, Florida, a los 93 a?os. Inmensamente influyente, el n¨²cleo de su obra, integrada por una veintena de t¨ªtulos, entre novelas, colecciones de relatos y ensayos, Barth cambi¨® junto a escritores como William Gass, Donald Barthelme, Stanley Elkin o Robert Coover, el rumbo en el que se mover¨ªa la narrativa norteamericana a partir de la segunda mitad del siglo XX. Te¨®rico de la literatura adem¨¢s de narrador, el impacto de Barth en sus dos facetas tuvo un efecto revulsivo.
John Simmons Barth naci¨® el 27 de mayo de 1930 en Cambridge, Maryland, a orillas de la Bah¨ªa de Chesapeake, referencia esencial de su vida y su obra, ambas presididas por el signo del mar y el arte de navegar, en el que fue experto. Su padre era propietario de una tienda de caramelos. Su vocaci¨®n errada fue la m¨²sica, y aunque consigui¨® ser admitido en la prestigiosa y altamente selectiva Juilliard School de Nueva York, no tard¨® en comprender que jam¨¢s llegar¨ªa muy lejos por ese camino, abandonando su sue?o de convertirse en arreglista de jazz. Las cosas cambiaron cuando se matricul¨® en la Universidad John Hopkins, donde varios factores fueron determinantes para su futuro.
Uno de ellos fue el curso sobre Don Quijote que tom¨® con el poeta espa?ol Pedro Salinas. ¡°Salinas y Cervantes me ayudaron a comprender que dedicar la vida a la literatura era lo que quer¨ªa hacer el resto de mi vida¡±, me confes¨® en una entrevista. Los dem¨¢s descubrimientos de orden literario los efectu¨® durante unas pr¨¢cticas que realiz¨® en la biblioteca de la Universidad. All¨ª descubri¨® libros que marcar¨ªan su rumbo como narrador, como la Gesta Romanorum, texto latino compuesto a caballo entre los siglos XIII y XIV, o los diecisiete vol¨²menes que integran El mar de historias, recopilaci¨®n de cuentos s¨¢nscritos del siglo X. Otros hallazgos fueron los cuentos de Boccaccio y por encima de todo la traducci¨®n al ingl¨¦s de Las 1001 noches, realizada por Sir Richard Burton a finales del siglo XIX. El icono central de toda la obra de John Barth es la figura de Sherezade.
¡°La literatura cuenta con una antig¨¹edad de unos 4.500 a?os, seg¨²n la definici¨®n que cada uno tenga de lo que es literatura. Lo que no hay manera de saber es si 4.500 a?os son un s¨ªntoma de senilidad, madurez, juventud, o si la literatura todav¨ªa est¨¢ en su infancia¡±, afirm¨® en una ocasi¨®n.
Como autor de f¨¢bulas marinas Barth es heredero del Melville de Moby Dick y Billy Budd, as¨ª como de la singladura de Edgar Allan Poe en La Narraci¨®n de Arthur Gordon Pym. Como te¨®rico, uno de sus trabajos m¨¢s influyentes es La literatura del agotamiento (1967), texto apocal¨ªptico considerado como el manifiesto m¨¢s claro del posmodernismo. El texto se ley¨® mal, siendo interpretado como una cansina proclamaci¨®n m¨¢s de la muerte de la novela, cuando lo que en realidad ven¨ªa a afirmar Barth, incidiendo en su idea de que la literatura est¨¢ en su infancia, es que la novela, el m¨¢s joven de los g¨¦neros literarios, simplemente hab¨ªa quemado una etapa. Se trataba de ver por d¨®nde seguir. El propio Barth matiz¨® sus ideas sobre la muerte y resurrecci¨®n de la novela en un ensayo titulado La literatura de la plenitud recuperada, publicado 13 a?os despu¨¦s.
Como narrador puro, Barth inici¨® su andadura con la trilog¨ªa integrada por La ¨®pera flotante (1956), El final de la carretera (1958), y El plantador de tabaco (1960). Las dos primeras son obras art¨ªsticamente logradas, pero existencialmente sofocantes. El milagro ocurri¨® con la publicaci¨®n de El plantador de tabaco, una de las celebraciones m¨¢s gloriosas jam¨¢s escritas acerca del arte de novelar y una de sus ejecuciones m¨¢s brillantes. La novela es una gigantesca parodia en clave p¨ªcaro-burlesca que remeda el estilo isabelino de autores como Fielding o Laurence Sterne, narrando las peripecias de Ebenezer Cooke, que abandona Londres para instalarse en Maryland, dedicado al comercio del tabaco. De lectura amen¨ªsima e hilarante y considerada la obra cumbre de su autor, El plantador de tabaco mantiene hoy intacta su frescura.
Con Giles, el ni?o cabra (1966), Barth afianz¨® su lugar en el mapa de la literatura estadounidense, logrando entrar, adem¨¢s, en las listas de best sellers. Excelente cuentista, Perdido en la casa encantada (1968) es una magn¨ªfica colecci¨®n de relatos de corte experimental en los que el virtuosismo t¨¦cnico no ahoga en ning¨²n momento el goce primordial que entra?a su lectura. En Quimera (1972), novela con la que obtuvo el Premio Nacional del Libro de su pa¨ªs, se dan cita tres novelas cortas que reformulan respectivamente los mitos de Belerofonte, Dunyazade (la hermana menor de Sherezade) y Perseo. En Letters (1979), ejercicio que recuerda los Viajes por el Scriptorium de Paul Auster, aunque se trate de realizaciones completamente independientes, Barth convoca a personajes de sus seis libros anteriores sum¨¢ndose a ellos como un interlocutor m¨¢s.
A partir de ah¨ª, Barth empez¨® a perder un tanto la br¨²jula, dando p¨¢bulo a quienes, como Gore Vidal, dec¨ªan que se perd¨ªa en malabarismos t¨¦cnicos. Despu¨¦s de Sab¨¢tico (1982) public¨® Cuentos de la marea (1987), obra en la que, con la Bah¨ªa de Chesapeake como trasfondo asistimos a encuentros con personajes de tan rancio abolengo literario como Odiseo, Don Quijote, Sherezade y Huckleberry Finn. Los t¨ªtulos de obras posteriores confirman su tendencia a dar prioridad a la peripecia autorreflexiva sobre los dem¨¢s componentes. Es el caso de La historia contin¨²a, El libro de las Diez y Una Noches, Cu¨¦ntame, Me han contado la historia de una historia, Como iba diciendo¡
Cumplida su misi¨®n hist¨®rica, Barth cay¨® en el olvido, pero su influencia sobre las siguientes generaciones de escritores sigui¨® siendo incalculable. El momento del relevo lo certific¨® a modo de defunci¨®n David Foster Wallace. Consciente de la necesidad de dar muerte simb¨®lica a Barth si quer¨ªa ser ¨¦l mismo, lo exorciz¨®, sin nombrarlo, en una novela corta titulada Hacia el Oeste, el avance del Imperio contin¨²a, considerada la hoja de ruta de la incomensurable La broma infinita. Barth se despidi¨® de la literatura siendo ya nonagenario con reflexiones literarias significativamente titulada Post-escritos (2022).
Babelia
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