El Ministerio de Cultura sigue sin concretar su pol¨ªtica a favor de la descolonizaci¨®n de los museos
El departamento de Ernest Urtasun promete futuras medidas o iniciativas que evita detallar y defiende que los centros de arte lideren el proceso con su apoyo, como la reciente revisi¨®n de unas 200 cartelas en el Museo de Am¨¦rica
En su despacho, el director del Museo de Am¨¦rica de Madrid ha montado su propia microexposici¨®n. Dos guacamayos y un tuc¨¢n de Ecuador, un puercoesp¨ªn mexicano, la m¨¢scara guatemalteca de un jaguar. Y unas cuantas estatuillas m¨¢s. ¡°Ninguna es expoliada¡±, sonr¨ªe Andr¨¦s Guti¨¦rrez Usillos. La broma viene a cuento por muchas razones. Su centro acaba de actualizar unas 200 cartelas ¡°para eliminar t¨¦rminos como indio o mulato¡±, sustituidos por ¡°ind¨ªgena¡± o el nombre y apellido de la persona, y reconocer ¡°a colectivos invisibilizados, como los afrodescendientes o las mujeres de alto rango¡±, seg¨²n el comunicado que emiti¨®. El Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, visit¨® el museo el lunes para celebrar el fin de esas ¡°anomal¨ªas¡±. Y fuentes del ministerio lo consideran un buen ejemplo de su idea de descolonizaci¨®n. Est¨¢n muy a favor, pero quieren que los museos estatales lleven el liderazgo. Dicen que Cultura est¨¢ para apoyar, visibilizar. Y para algunas ¡°cosas¡±. Aunque resulta imposible que las concreten. Su pol¨ªtica, por ahora, no pasa de las palabras.
Much¨ªsimas, en realidad, se han dicho sobre este proceso. Aunque todo empez¨® con las pocas l¨ªneas que Urtasun dedic¨® al asunto el 22 de enero, en una comparecencia en el Congreso. ¡°Entre los retos que nos hemos propuesto [¡] est¨¢ establecer espacios de di¨¢logo e intercambio que nos permitan superar un marco colonial o anclado en inercias de g¨¦nero o etnoc¨¦ntricas. Existen compromisos internacionales asumidos por Espa?a [¡] que se traducen en un proceso de revisi¨®n de las colecciones estatales dependientes del Ministerio de Cultura [¡]. Se trabaja en visibilizar y reconocer la perspectiva de las comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos¡±, afirm¨®. Y luego habl¨® de otros muchos temas, tanto que la nota de prensa que emiti¨® luego Cultura casi ni se refer¨ªa a ello.
Las oposiciones de derechas, sin embargo, lo interpretaron como una declaraci¨®n de guerra cultural a la historia y la imagen de Espa?a. Y desde entonces tanto el PP como Vox, igual que los estudiosos afines a su visi¨®n, no han parado de atacar al ministro. ¡°No hubo colonias en Espa?a. Estamos haciendo una revisi¨®n del siglo XVI con ojos del XXI. Hubo un mestizaje que hizo que fu¨¦ramos mejores. A ver si volvemos a un discurso muse¨ªstico que se decide desde el gobierno. Todo lo que sea abrir un debate est¨¦ril en la cultura es quitarle energ¨ªa y presupuesto¡±, denuncia Mar¨ªa Soledad Cruz-Guzm¨¢n Garc¨ªa, portavoz popular en la Comisi¨®n de Cultura del Congreso. Otros, en el frente opuesto, vieron en las palabras de Urtasun la promesa de futuras medidas descolonizadoras. Pero mientras el choque ideol¨®gico retumba desde hace cuatro meses, de posibles planes concretos nada se ha vuelto a saber.
¡°Vamos a dar todo el apoyo en cada caso que lo necesite. Tambi¨¦n habr¨¢ cosas, pero se anunciar¨¢n cuando haya novedades¡±, se limitan a compartir desde Cultura. Y recuerdan que Espa?a ya ha asumido acuerdos internacionales en esa direcci¨®n. Entre otros, la declaraci¨®n conjunta de ministros que cerr¨® Mondiacult 2022 (la conferencia de la Unesco sobre pol¨ªticas culturales y desarrollo sostenible) se compromete a aplicar ¡°marcos jur¨ªdicos y de pol¨ªticas p¨²blicas que defiendan los derechos de los pueblos y comunidades a su identidad y su patrimonio culturales, incluidas las expresiones de las culturas de los pueblos ind¨ªgenas¡± y a ¡°promover la protecci¨®n, el retorno y la restituci¨®n de los bienes culturales, incluyendo en consulta con las poblaciones afectadas y con su consentimiento libre, previo e informado¡±. El proceso, seg¨²n Cultura, est¨¢ en marcha desde hace tiempo en los museos. Y ahora cuenta con el favor expl¨ªcito del ministerio.
¡°Estoy muy en contacto con lo que pasa en museos e instituciones culturales de nuestro entorno de otros pa¨ªses y estos procesos de revisi¨®n del relato se est¨¢n haciendo. Est¨¢ en l¨ªnea con el movimiento de repensar los museos¡±, aclara Rafael Mateu, abogado experto en cuestiones culturales del despacho Ram¨®n y Cajal. Por m¨¢s que se termine hablando sobre todo de devoluciones, el proceso abarca mucho m¨¢s: revisi¨®n de informaciones, enfoques, equipos t¨¦cnicos o pr¨¦stamos. Y lo cierto es que el Museo de Am¨¦rica lleva a?os en ello. Fue, de hecho, una de las razones por las que sali¨® elegido para la direcci¨®n el proyecto de Guti¨¦rrez Usillos.
Aqu¨ª se guarda gran parte del patrimonio americano que tiene Espa?a. Y el responsable se muestra consciente de que el discurso del centro, armado en 1994, se ha quedado ¡°obsoleto y desfasado¡± en algunos aspectos. ¡°El Museo de Am¨¦rica se tiene que actualizar y parte del proceso pasa por una revisi¨®n colonial. No es que el objetivo sea descolonizarlo, sino traerlo a la ¨¦poca contempor¨¢nea¡±, apunta. Y ello pasa por incorporar gafas que la miope visi¨®n monol¨ªtica del hombre blanco occidental nunca se puso: del feminismo, las comunidades ind¨ªgenas o los afrodescendientes.
As¨ª, el cuadro Los mulatos de Esmeraldas se titula ahora Retrato de D. Francisco de Arobe y sus hijos, caciques de Esmeraldas. All¨¢ donde se le¨ªa ¡°indio j¨ªbaro¡± luce la denominaci¨®n apropiada, como ¡°shuar¡±, ¡°achuar¡± o ¡°huambisa¡±, igual que ¡°esquimal¡± ha sido sustituido por ¡°inuit¡± o ¡°chugach¡±. Tambi¨¦n han desaparecido las expresiones despectivas sobre caracter¨ªsticas f¨ªsicas, y se ha restituido a las mujeres en cargos de poder citadas en varias obras su correcta identificaci¨®n. Por las salas, se escuchaba hace dos d¨ªas a una gu¨ªa explicando a varios ni?os c¨®mo pescaban ¡°los ind¨ªgenas¡±. Aunque otra, a pocos metros, todav¨ªa describ¨ªa c¨®mo tocaban el tambor ¡°los indios¡±. ¡°Las instituciones no somos islas independientes. ?Qu¨¦ es lo que se aprende en la escuela y se ense?a la universidad? ?Y entonces qu¨¦ es lo que los museos transmiten? Est¨¢ todo relacionado¡±, se?ala Guti¨¦rrez Usillos.
El director subraya que los ¨²ltimos cambios forman parte de un movimiento m¨¢s amplio, a¨²n en marcha. Y que los tiempos de los museos ¡°no son cortos¡±. ¡°Todo requiere trabajo, investigaci¨®n, participaci¨®n, la recopilaci¨®n de otras visiones. Y eso es important¨ªsimo¡±, agrega. Como ejemplo, cita la labor que est¨¢ realizando el museo para incorporar a toda su actividad lo que ¨¦l llama ¡°ejes transversales¡±. ¡°?Qui¨¦n se ocupa de la sostenibilidad, o las cuestiones de g¨¦nero, o las personas afrodescendientes, y de tener esa visi¨®n constantemente en todo lo que se haga? ?Si vamos a firmar un convenio, se est¨¢ revisando desde estas ¨®pticas?¡±, plantea.
Asegura que las modificaciones en las cartelas proceden de reflexiones internas, pero tambi¨¦n desde fuera, a trav¨¦s del contacto con muchas organizaciones que representan a los colectivos invisibilizados. Reconoce que los 48 trabajadores del museo son casi exclusivamente espa?oles, tambi¨¦n por las condiciones que exigen las oposiciones. Pero destaca la juventud de muchos miembros, con mirada descolonizadora ya incorporada, as¨ª como la apertura del centro a quien quiera aportar su voz. Un planteamiento que recuerda al Rijksmuseum de ?msterdam antes de su comentada exposici¨®n sobre la esclavitud. Tambi¨¦n les une el inter¨¦s por contar vivencias y episodios personales, con nombre, apellido y emoci¨®n, adem¨¢s de la habitual macrohistoria.
¡°Trabajamos obviamente en esa l¨ªnea, y es una de las prioritarias para el ministerio. Nosotros proponemos, comunicamos. No est¨¢n encima supervisando cada una de las cosas que hacemos. Pero hay una confluencia de intereses¡±, apunta Guti¨¦rrez Usillos.
¡ª ?Reciben sugerencias, cr¨ªticas, objeciones, l¨ªneas rojas de Cultura?
¡ªA d¨ªa de hoy, no. Lo que agradecemos es que se han tomado el tiempo para apoyarnos. Basta con repasar la hemeroteca para ver cu¨¢ntas veces un ministro ha visitado el Museo de Am¨¦rica. Trabajamos directamente con la subdirecci¨®n general de museos. Siempre nos apoyan. Y no nos han dicho: ¡°Ten¨¦is que ir por aqu¨ª o por all¨¢¡±.
El director tiene claro hacia d¨®nde quiere avanzar ¨¦l. Y de d¨®nde venimos: ¡°Por supuesto que Espa?a tuvo colonias. En cuanto un pa¨ªs est¨¢ explotando a seres humanos de otro territorio, los cambia de sitio, lo mueve, lo vende, etc¨¦tera, ?c¨®mo lo llamamos?¡±. La portavoz del PP, en cambio, se coloca en el lado opuesto: ¡°La historia no es controvertida ni es subjetiva. Es una ciencia. No digo que no haya podido haber algunos hechos lamentables, pero no hubo colonias. Nos unen mucho m¨¢s los valores de hispanidad entre los dos continentes respecto a lo que nos separa. El proceso puede tener sentido en otras partes de Europa; en Espa?a es una tendencia que choca¡±.
La conversaci¨®n entre ambos puntos parece haberse vuelto irreconciliable, de tan polarizada. Y algunos acusan al propio Urtasun de fomentar el choque cultural por c¨¢lculo electoral. Cuando el ministerio, en la respuesta a una pregunta escrita del PP, apunt¨® hace meses tambi¨¦n al arte ¨ªbero como parte potencial de la descolonizaci¨®n, la oposici¨®n vio abrirse otra caja de Pandora: las reclamaciones de todas las comunidades a obras concentradas en Madrid.
Mateu subraya que, a nivel legal, apenas hay obligaciones entre un pa¨ªs y otro, m¨¢s all¨¢ de los tratados internacionales. Nunca, eso s¨ª, retroactivos. De ah¨ª que la descolonizaci¨®n dependa sobre todo de conversaciones bilaterales y de la intenci¨®n de cada Estado. Incluida su expresi¨®n m¨¢s evidente: la restituci¨®n de piezas. A veces, los pa¨ªses que tienen el bien a?aden adem¨¢s argumentos que Mateu ve ¡°peligrosos¡±: ?c¨®mo se sabe que se devuelve justo a sus due?os leg¨ªtimos? ?Podr¨¢n exponerlo y cuidarlo con todas las garant¨ªas del caso?
En el Museo de Am¨¦rica, el debate sobrevuela al famoso tesoro ¡ªo conjunto, seg¨²n su denominaci¨®n descolonizada¡ª de Quimbaya, la pieza m¨¢s preciada del centro. Al director le consta que Colombia ha dado alg¨²n paso para plantear su devoluci¨®n, aunque ¨¦l no ha recibido comunicaciones oficiales al respecto. ?Llegado el momento, estar¨ªa dispuesto a valorarlo? ¡°Es un tema que se ha hablado incluso en seminarios dentro del museo, con la presencia del Instituto Colombiano Antropolog¨ªa y Historia. Yo estoy abierto a revisar todos los casos, pero no todas las piezas que se soliciten han de devolverse. Hay que tener unos criterios en los que quede definido si estamos hablando de expolio, de abuso o de otras situaciones, pues hay conjuntos que se han convertido en s¨ªmbolos, pero que a lo mejor no forman parte de esos procesos¡±.
¡ª ?Hubo abusos o expolio en el caso del conjunto de Quimbaya?
¡ª En mi opini¨®n, no.
Adem¨¢s de actualizarse, puede que el Museo de Am¨¦rica necesite m¨¢s p¨²blico. O que precisamente no logre atraerlo por eso, en un c¨ªrculo vicioso. Fue el segundo museo estatal que menos visitas recibi¨® en 2022, con 63.651, solo por delante de la Casa de Cervantes en Valladolid (21.006). Pero Guti¨¦rrez Usillos no se muestra preocupado. Se?ala que est¨¢n intentando acoger m¨¢s exposiciones, habitualmente el reclamo principal para el p¨²blico. Y apunta que las cifras tambi¨¦n se deben a que el centro abre por las ma?anas, pero solo una tarde a la semana. Lo que explica los dos perfiles principales en los pasillos: colegios y jubilados. ¡°Poder abrir m¨¢s es una cuesti¨®n de contrataci¨®n de personal, que no depende de m¨ª¡±, apunta el director. El presupuesto es el que es. Cuesti¨®n, otra vez, de visiones. En este aspecto, de momento, est¨¢ claro que Cultura tiene otra.
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