Estrellas del rock, especie en v¨ªas de extinci¨®n
Nuevas m¨²sicas disputan el dominio cultural al rock. ?Un contratiempo temporal o un cambio de tendencias?
Escuchando un Grandes ¨¦xitos de Mina se me ocurre que llegar¨¢ el momento en que no se entienda lo que quer¨ªa decir la Tigresa en un tema como Estrella del rock. Una balada dram¨¢tica de 1979, compuesta y arreglada por Shel Shapiro, rock star a escala italiana (cabecilla de los londinenses The Rokes, afincados en Roma en 1963). Argumento: una mujer airada da la patada a un z¨¢ngano que ¡°va por la vida de estrella del rock¡±.
Y es que, ya en el presente, las estrellas del rock est¨¢n de capa ca¨ªda. Todav¨ªa funcionan, pero sospecho que se benefician mayormente del impulso, la estatura que adquirieron en el siglo pasado (no, lo siento, no veo ese carisma en bandas del siglo XXI como Coldplay o The Killers). Estamos asistiendo a un giro de paradigmas: decae el rock, m¨²sica esencialmente masculina, y asciende el pop, con int¨¦rpretes femeninas y un p¨²blico mayormente mujeril. En 2024, no podemos ignorar los estadios madrile?os llenos de fans de Taylor Swift o Karol G. E insisto en la categor¨ªa pop, incluso para la bichota colombiana, cuyo uso del reguet¨®n resulta circunstancial.
Cuidado, conviene relativizar esa hegemon¨ªa pop. M¨¢s all¨¢ de las descomunales cifras de Bruce Springsteen, este a?o tambi¨¦n hemos visto que AC/DC convoc¨® 120.000 personas ?en Sevilla! Cierto que no me atrever¨ªa a encajar a Angus Young en el traje de rock star: sea t¨¢ctica o innata, su carencia de elocuencia le aleja del papel de or¨¢culo que caracterizaba a las estrellas arquet¨ªpicas. Un rol pr¨¢cticamente inventado por el primer Rolling Stone, un peri¨®dico quincenal que necesitaba llenar p¨¢ginas con entrevistas torrenciales. Y una funci¨®n devaluada tras la ca¨ªda en desgracia de Bono, precisamente por su saturaci¨®n medi¨¢tica.
A la estrella del rock se le atribuyen ambiciones mesi¨¢nicas. Viene de lejos: la pel¨ªcula Privilege (1967) retrataba a un cantante pop manipulado por el establishment. La realidad se parec¨ªa m¨¢s a Performance (1970), donde un artista jubilado (Mick Jagger) reinaba sobre un s¨¦quito m¨ªnimo. La sensaci¨®n de omnipotencia suele ser un espejismo: la estrella en activo cuenta con ayudantes que desatascan situaciones problem¨¢ticas, desde una borrachera indecente a un topetazo con la polic¨ªa. Lean Vida, las memorias de Keith Richards, si necesitan ejemplos pr¨¢cticos.
Durante demasiado tiempo, cre¨ªamos que el ecosistema de la rock star era la gira. Hoy, documentales y biograf¨ªas nos ense?an otra visi¨®n: miembros de grupos aparentemente fraternales que viajaban por separado y que se peleaban para confeccionar la set list. La impunidad: se mitificaban los desmadres en los hoteles, cuando era cuesti¨®n de armonizar la man¨ªa vand¨¢lica de aquellos hu¨¦spedes con la paciencia de la cadena en cuesti¨®n, que ya sab¨ªa qui¨¦n iba a pagar los destrozos. Los encuentros sexuales o los pasotes de drogas se quedaban en recuerdos borrosos, en¨¦rgicamente regulados por un road manager ya centrado en el siguiente concierto.
En verdad, las rock stars no se extinguen, no m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s miembros de su generaci¨®n. Siguen en sus cuarteles de invierno, preparando su en¨¦sima gira de despedida. Muchas han dejado de grabar, aunque eviten articular la raz¨®n principal (¡°ya no es rentable¡±) y miren con envidia a Dylan o los Stones. Puede que ni siquiera adviertan que les amenaza el relevo.
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