¡®Alien: Romulus¡¯: energ¨ªa juvenil y algunas peligrosas ideas en torno a la inteligencia artificial
El buen trabajo en la primera mitad de la historia, tanto en el fondo como en la forma, se va empeque?eciendo conforme avanza y se le empiezan a ver las costuras al intentar aglutinar toda la serie
Una parte de Hollywood se parece cada vez m¨¢s a la cocina de aprovechamiento y Alien: Romulus, s¨¦ptima pel¨ªcula de la franquicia (novena, si incluimos Alien vs. Predator y su secuela), su paradigma en doble sentido. Primero, porque ahora es Disney, tras la compra 20th Century Fox, quien comanda el negocio y hay que dar vida nueva a los productos que parec¨ªan muertos y que a¨²n pueden resucitar bajo su mando. Y segundo, porque el nuevo director, el uruguayo Fede ?lvarez, ha compuesto una entrega que funciona casi como un disco de Grandes ¨¦xitos de las m¨²ltiples entregas anteriores, las cronol¨®gicas y las precuelas. Un trabajo sin demasiada identidad y personalidad, pero que tiene ritmo, energ¨ªa y algunas buenas ideas, junto a otras bastante penosas y hasta peligrosas.
Dice ?lvarez que su pel¨ªcula, situada cronol¨®gicamente entre El octavo pasajero y Aliens: el regreso, pretend¨ªa ser un retorno al origen: a la sencilla e impactante visceralidad de las dos primeras entregas, de Ridley Scott y James Cameron; a la suciedad, la oscuridad f¨ªsica y a los planteamientos poco explicativos, casi conceptuales en torno tanto al miedo como a la dictadura de las corporaciones y al capitalismo. Lejos, por ejemplo, de las ¨ªnfulas metaf¨ªsicas de Prometheus y Alien: Covenant, ambas tambi¨¦n de Scott, m¨¢s incomprensibles que complejas. Pero esto que afirma el director es cierto solo en parte.
Lo es en la primera mitad de Romulus, con un primer acto excelente ambientado en una colonia minera que huele al peor futuro, aire enrarecido, situaciones laborales postesclavistas e incluso con una lectura contempor¨¢nea: los j¨®venes de Jackson¡¯s Star, que as¨ª se llama la colonia, operativa desde el a?o 2142, buscan un hogar lejos de la casa que les ha alojado de por vida, pero les resulta imposible por culpa de una sociedad dist¨®pica gobernada por firmas como la ya m¨ªtica Weyland-Yutani. Sin embargo, las intenciones de ?lvarez se derrumban con los gui?os a Prometheus en el tercer acto del relato, cuando las retorcidas aclaraciones especulativas, infectadas de falsa trascendencia, regresan en algunos di¨¢logos y, a¨²n peor, cuando el bicho original se convierte una vez m¨¢s en una criatura que deber¨ªa dar miedo y que en cambio est¨¢ al borde del rid¨ªculo colapso.
?lvarez, junto a su coguionista habitual, Rodo Sayagues, sabe bien lo que es intentar recuperar una pel¨ªcula m¨ªtica tras dirigir el remake de Posesi¨®n infernal, pero el buen trabajo en la primera mitad de la historia, tanto en el fondo como en la forma, se va empeque?eciendo conforme avanza y se le empiezan a ver las costuras al intentar aglutinar toda la serie, con estilos incluso contrapuestos, en un ¨²nico conjunto que carece de identidad propia.
La injustamente maltratada Alien 3, de la que reniega incluso su director, David Fincher (y que sin embargo encanta al que esto escribe), ten¨ªa al menos una extraordinaria idea que fusionaba lo ambiental y lo espiritual (aquella colonia-prisi¨®n llamada Fiorina Fury 161, perge?ada en el argumento de Vincent Ward), y un fant¨¢stico y metaf¨®rico final que bien podr¨ªa haber sido un intocable desenlace para toda la saga. De Romulus es posible que nos acordemos de pocas cosas tras dos horas, eso s¨ª, de prote¨ªnica energ¨ªa, protagonizadas por una actriz magn¨ªfica, Cailee Spaeny, peque?ita, vivaz, con cara de lista y variados matices, que viene de triunfar con Priscilla y Civil War. Si acaso, permanecer¨¢ en la memoria la tradici¨®n de los buenos personajes ¡°sint¨¦ticos¡±, es decir, los no humanos, tras los poderosos Ash y Bishop de las dos primeras entregas, con otro bonito rol de enorme ambig¨¹edad.
Para el ¨²ltimo p¨¢rrafo hemos dejado el espinoso asunto de la resurrecci¨®n de Ash, personaje de El octavo pasajero, rebautizado como Rook en una (supuesta) variante, y he aqu¨ª el sacrilegio, interpretado por Ian Holm, fallecido hace cuatro a?os, gracias a la inteligencia artificial. No es una secuencia o un par de frases; es un papel de reparto en toda regla con muchos primeros planos. Una decisi¨®n irrespetuosa con Holm y peligrosa para el cine, que adem¨¢s encierra la iron¨ªa de que se d¨¦ con un personaje-villano que anunciaba los peligros de la IA. Para evitar esto, entre otras cosas, fueron las huelgas de int¨¦rpretes. ?Qu¨¦ ser¨¢ lo pr¨®ximo? ?Casablanca 2 con Bogart de secundario? La cocina de aprovechamiento, en su m¨¢xima expresi¨®n.
Alien: Romulus
Dirección: Fede Álvarez.
Intérpretes: Cailee Spaeny, David Jonsson, Isabela Merced.
Género: ciencia-ficción. EE UU, 2024.
Duración: 119 minutos.
Estreno: 15 de agosto.
Babelia
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