Un ¡®Fidelio¡¯ para todos los p¨²blicos abre con ¨¦xito la temporada de la OCNE
La versi¨®n semiesc¨¦nica de la ¨²nica ¨®pera de Beethoven sustituye los di¨¢logos por un narrador en espa?ol, aunque sobresale por un reparto competente y la excelente direcci¨®n musical de David Afkham
Pocos han explicado con tanta claridad el principal problema de Fidelio, la ¨²nica ¨®pera de Ludwig van Beethoven, como su colega H¨¦ctor Berlioz. Desde las p¨¢ginas del Journal des D¨¦bats, y despu¨¦s de asistir a una producci¨®n en el parisiense Th¨¦?tre Lyrique, en 1860, el compositor franc¨¦s critic¨® la ¡°castidad de su melod¨ªa¡± y el ¡°desprecio hacia el efectismo teatral¡±. Sin embargo, elogi¨® la ¡°opulenta sobriedad de su instrumentaci¨®n¡± y la ¡°audacia de su armon¨ªa¡±. Tambi¨¦n destac¨® la importancia de escuchar con atenci¨®n a la orquesta, pues sus instrumentos ¡°contienen a veces el acento expresivo, el grito de pasi¨®n y la idea que el compositor no pudo dar a la parte vocal¡±.
Por lo tanto, programarla en versi¨®n de concierto con un leve aderezo esc¨¦nico suele ser un acierto. Y as¨ª lo ha entendido David Afkham, director art¨ªstico y musical de la Orquesta y Coro Nacionales de Espa?a (OCNE), para inaugurar la temporada 24/25 en el Auditorio Nacional. A pesar de la rigidez de su acci¨®n, la farragosa dramaturgia y el revoltijo de estilos oper¨ªsticos vinculados al Singspiel, con di¨¢logos hablados y n¨²meros musicales cantados, esta partitura no deja de ser absolutamente formidable. Una progresi¨®n que abarca tanto el pasado como el futuro, ya que comienza con las cuitas dom¨¦sticas del dramma giocoso de Mozart y adelanta, al final, el abrazo universal de la Novena sinfon¨ªa, aunque tambi¨¦n anuncia lo que ser¨¢n Weber y el primer Wagner.
El tema de Fidelio no ha perdido un ¨¢pice de actualidad. Su defensa de la libertad frente a la opresi¨®n sigue estando tristemente muy presente. No por casualidad, este concierto se ha utilizado para abrir el ciclo tem¨¢tico de Guerra y libertad de esta temporada. Se trata, adem¨¢s, de una ¨®pera que presenta a una mujer que vence al tirano y libera a su marido, a diferencia de tantos otros t¨ªtulos que representan la derrota de las mujeres (parafraseando a Catherine Cl¨¦ment y su feminista L¡¯op¨¦ra ou la d¨¦faite des femmes). Leonora asume toda la acci¨®n de la ¨®pera, ya sea travestida como Fidelio, de ayudante del carcelero Rocco, o cuando revela su verdadera identidad como esposa de Florest¨¢n, en el momento en que iba a ser ejecutado por Pizarro, el gobernador de la prisi¨®n sevillana donde se desarrolla la acci¨®n en el siglo XVIII.
La directora de escena y dramaturga Helena Pimenta ha realizado un gran esfuerzo did¨¢ctico en su propuesta semiesc¨¦nica. Sustituir todos los di¨¢logos por un buen guion en espa?ol, para un actor que narra, da voz e interact¨²a con los protagonistas, facilita el seguimiento del p¨²blico, a pesar de contar con excelentes subt¨ªtulos en alem¨¢n y espa?ol. Sin embargo, su propuesta tambi¨¦n tiene inconvenientes. Si bien facilita el desarrollo del primer acto, en el que los di¨¢logos resultan excesivos, tambi¨¦n reduce los personajes a estereotipos que cantan y gesticulan. Adem¨¢s, la obsesi¨®n por anteponer ese guion a la m¨²sica obliga puntualmente al actor Joaqu¨ªn Notario, cuya actuaci¨®n fue irreprochable, a superponer su voz amplificada a la m¨²sica de Beethoven. Por lo dem¨¢s, el sencillo atrezo y vestuario, de negro con aderezos en rojo, aporta muy poco e incurre en errores, como mantener a Florest¨¢n vendado en el momento en que Pizarro le pide que lo mire antes de matarlo.
El reparto vocal fue competente, aunque no memorable. Formado por voces eminentemente l¨ªricas, como la soprano australiana Eleanor Lyons, que debutaba como Leonora. Una excelente cantante de tono atractivo, volumen suficiente y buenos agudos, como demostr¨® en su aria del primer acto ?Abscheulicher!, pero sin el acento dram¨¢tico que precisa el personaje. Lo mismo le pas¨® al tenor Maximilian Schmitt, que dot¨® a Florest¨¢n de un matiz m¨¢s eleg¨ªaco que heroico por medio de un excesivo uso del vibrato. El veterano bajo Peter Rose fue otra voz destacada como un carcelero Rocco que se?al¨® con codicioso staccato el inicio de su aria del primer acto Hat man nicht auch Gold beineben. Tambi¨¦n destac¨® la soprano guipuzcoana Elena Sancho, como su hija Marzelline, tanto en su aria como en los conjuntos.
Por el contrario, el bajo-bar¨ªtono belga Werner Van Mechelen compuso un Pizarro excesivamente vulnerable y sin la mordacidad que requiere el personaje. Mucho mejor result¨® su colega Matthias Winckhler como un noble y fraternal ministro Don Fernando. Y tambi¨¦n resolvieron bien sus intervenciones el tenor catal¨¢n Roger Padull¨¦s y los dos solistas del coro de prisioneros, Fernando Aguilera y Federico Gallar. De hecho, el Coro Nacional de Espa?a (CNE), que dirige Miguel ?ngel Garc¨ªa Ca?amero, son¨® compacto y matizado en su secci¨®n masculina, en el primer acto, e impuls¨® el en¨¦rgico final de la obra, ahora al completo, y en un luminoso do mayor.
Lo mejor de la velada fue la direcci¨®n musical de Afkham, que arranc¨® desde el inicio con una brillante interpretaci¨®n de la obertura. Estuvo bien matizada, la salpic¨® con destellos instrumentales y son¨® idealmente propulsada hasta el final. En el primer acto destacaron los timbres aterciopelados de las violas y los violonchelos divididos, en el inicio del cuarteto en canon Mir ist so wunderbar, pero la cuerda tambi¨¦n elev¨® la entrada del coro de los prisioneros con esa inhalaci¨®n-exhalaci¨®n previa al inicio de las voces.
Los destellos de flautas, oboes y clarinetes se contaron por doquier. Las trompas funcionaron bien, salvo en el dificil¨ªsimo arranque de la tercera trompa en el aria de Leonora. El solista de trompeta brill¨® en su salv¨ªfica fanfarria. Y los trombones cumplieron subrayando las alusiones a la muerte, al igual que el contrafagot como emblema de la obsesi¨®n en su emparejamiento con la cuerda grave.
De hecho, el director alem¨¢n gestion¨® admirablemente la sobria instrumentaci¨®n de Beethoven, como destacaba Berlioz al principio. Y lo pudimos comprobar en la introducci¨®n al aria de Florest¨¢n, que abre el segundo acto y fue uno de los momentos estelares de la noche. Se trata de una de las p¨¢ginas m¨¢s innovadoras de la obra, con una escritura fragmentada e irregular que evoca el ambiente l¨²gubre y la desesperaci¨®n de Florest¨¢n. Beethoven nos invita al futuro.
Fidelio
Música: Ludwig van Beethoven. Libreto: Joseph Ferdinand von Sonnleithner revisado por Stephan von Breuning y por Georg Friedrich Treitschke. Ópera en versión concierto dramatizada.
Reparto: Maximilian Schmitt, tenor (Florestán); Eleanor Lyons, soprano (Leonora); Peter Rose, bajo (Rocco); Werner Van Mechelen, bajo-barítono (Pizarro); Elena Sancho, soprano (Marzelline); Roger Padullés, tenor (Jaquino); Matthias Winckhler, bajo-barítono (Don Fernando); Joaquín Notario, actor (narrador).
Orquesta y Coro Nacionales de España. Director: David Afkham. Concepto escénico: Helena Pimenta. Auditorio Nacional de Música, Madrid. 20 y 22 de septiembre.
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