Demi Moore: ¡°Di demasiada importancia a mi delgadez, cre¨ª que as¨ª tendr¨ªa m¨¢s valor¡±
La actriz vuelve por la puerta grande con ¡®La sustancia¡¯, un cuento de terror sobre el edadismo y la dictadura de la imagen con el que ha logrado resucitar una carrera en horas bajas
Su perrito, un diminuto chihuahua convertido en estrella de las redes sociales, se acerca a olfatear al visitante. ¡°Se llama Pilaf¡±, dice Demi Moore (Roswell, Nuevo M¨¦xico, 61 a?os), sentada en una butaca de una suite de hotel en Londres, con cuatro publicistas alineados detr¨¢s de ella como si fueran un ej¨¦rcito. La mascota, de aspecto un tanto ...
Su perrito, un diminuto chihuahua convertido en estrella de las redes sociales, se acerca a olfatear al visitante. ¡°Se llama Pilaf¡±, dice Demi Moore (Roswell, Nuevo M¨¦xico, 61 a?os), sentada en una butaca de una suite de hotel en Londres, con cuatro publicistas alineados detr¨¢s de ella como si fueran un ej¨¦rcito. La mascota, de aspecto un tanto an¨¦mico, solicita una caricia. ?Le hemos ca¨ªdo bien? ¡°Habr¨¢ sentido que ten¨ªa que ofrecerte algo que necesitabas¡±, responde la actriz, consciente de los nervios de su interlocutor: no todos los d¨ªas, ni todos los a?os, uno se sienta durante media hora con una estrella de verdad. Despu¨¦s de a?os en horas bajas, llega la hora de su regreso triunfal con La sustancia, que se estrena el pr¨®ximo viernes en los cines espa?oles.
Dirigida por la francesa Coralie Fargeat, la pel¨ªcula es un cuento moral que mezcla el body horror, subg¨¦nero del terror en el que el cuerpo sufre transformaciones grotescas, y la s¨¢tira sobre el sexismo de una sociedad obsesionada por las siluetas perfectas y el culto al Ozempic. Moore es Elisabeth Sparkle, ganadora de un Oscar reciclada en presentadora de un programa de fitness, hasta que es despedida por ser ¡°demasiado vieja¡±. La soluci¨®n: someterse a un tratamiento experimental y clandestino que la convierte en una joven de veintipocos, con gl¨²teos firmes y senos perfectos, interpretada por Margaret Qualley. El regreso de Moore, comparable al de John Travolta en Pulp Fiction o Mickey Rourke en El luchador, a?ade una capa meta al relato: ella tambi¨¦n fue descartada por Hollywood y sabe lo que es la autodestrucci¨®n, como describi¨® en una asombrosa autobiograf¨ªa, Inside Out. Mi historia (Roca), publicada en 2019 y escrita junto a Ariel Levy, periodista de The New Yorker.
Muchos int¨¦rpretes huir¨ªan despavoridos ante este material. No fue su caso, aunque admite que el proyecto le impuso al leer el guion. ¡°Fue un rodaje muy duro. Hubo aspectos que me dieron miedo, porque la pel¨ªcula me dejaba en una posici¨®n vulnerable, pero tiendo a buscar proyectos que requieran cierto coraje, que comporten un desaf¨ªo¡±, admite con su caracter¨ªstica voz rasgada. Por ejemplo, una mirada feroz a su f¨ªsico y su envejecimiento, con varias secuencias de desnudos integrales que se distinguen por una crudeza poco habitual en el cine comercial (y en el resto de cines).
Su Elisabeth podr¨ªa ser un signo de los tiempos, un s¨ªmbolo de nuestra obsesi¨®n por la imagen corporal. ¡°No creo que represente toda nuestra cultura, pero s¨ª transmite algunas verdades. Por eso resuena en el espectador¡±, afirma Moore. En las mujeres, v¨ªctimas principales de este fascismo del cuerpo, pero tambi¨¦n en muchos hombres. ¡°Me alegra que lo digas, porque es cierto: la pel¨ªcula habla de una fragilidad que compartimos todos los seres humanos. Las mujeres han sido tratadas con mayor dureza, hasta ahora...¡±. ?Conf¨ªa en que la situaci¨®n mejore para ellas? ¡°Depende de la direcci¨®n que tomen las cosas. La ¨²nica constante en la vida es el cambio. Y yo quiero ser parte de ese cambio, en lugar de perpetuar siempre las mismas ideas¡±, afirma.
La sustancia incluye gui?os al cine de Brian de Palma y David Cronenberg, pero tambi¨¦n cabe ver en ella una adaptaci¨®n alucinada y sangrienta de Eva al desnudo o El crep¨²sculo de los dioses, pel¨ªculas que recuerdan que el edadismo siempre ha existido en Hollywood. ¡°Y no solo en Hollywood. El cine es un mundo m¨¢s exagerado, porque el cuerpo es nuestro instrumento de trabajo y hay presiones respecto a nuestro aspecto. La cuesti¨®n es c¨®mo lidias t¨² con eso. ?Qu¨¦ importancia le quieres dar?¡±.
Tras reinar en Hollywood, fue apartada en tiempo r¨¦cord. ¡°No me siento castigada, pero hice cosas para las que la gente no estaba preparada¡±, afirma Moore. ¡°Cualquiera que se atreva a ser pionero debe estar listo para las cr¨ªticas¡±
Moore lo vivi¨® en sus carnes en sus inicios, en un tiempo en que ¡°los est¨¢ndares de perfecci¨®n f¨ªsica, sea lo que sea que eso signifique, eran m¨¢s r¨ªgidos¡±. ¡°Me pidieron que perdiera peso varias veces¡±, admite. ¡°Fue una experiencia humillante, pero el problema de fondo era la opini¨®n que ten¨ªa de m¨ª misma. Di demasiada importancia a mi delgadez. Cre¨ª que as¨ª se me considerar¨ªa mejor y m¨¢s valiosa. Solo al liberarme de esas percepciones encontr¨¦ la alegr¨ªa. Como humanos, nuestro viaje en la vida consiste en aprender a querernos, a amar todas nuestras partes¡±.
La sustancia habla, en realidad, de los maltratos que infligimos a nuestros cuerpos. Moore est¨¢ de acuerdo: ¡°Ese es, para m¨ª, el tema de verdad: la violencia que ejercemos contra nuestro f¨ªsico, c¨®mo nos hablamos a nosotros mismos en nuestra cabeza¡±. A ella, la presi¨®n de la industria le gener¨® ansiedad y adicciones, siendo una joven actriz ¡°sin gu¨ªa ni anclaje, sin sentido del valor¡±, criada por una madre alcoh¨®lica y bipolar que acab¨® posando desnuda en la prensa internacional cuando Moore estaba en la cresta de la ola. Fichada como modelo de la agencia Elite y miembro fundador del Brat Pack con la pel¨ªcula juvenil St. Elmo, punto de encuentro, acab¨® siendo una mezcla imposible de sex symbol y vecina de al lado. En los noventa, logr¨® algo tan dif¨ªcil como encarnar a la mujer moderna, capturar el esp¨ªritu de la ¨¦poca. Lo conquist¨® todo y lo perdi¨® en tiempo r¨¦cord. Descendi¨® al infierno y luego volvi¨®.
?C¨®mo se explica esa acelerada ca¨ªda en desgracia, con pocos precedentes en el cine reciente? Una hip¨®tesis: una constante en su carrera durante los ochenta y noventa, en el pin¨¢culo de su gloria, fueron los proyectos de alto contenido sexual: tras el ¨¦xito mundial de Ghost, rod¨® Una proposici¨®n indecente, Acoso, Striptease y La teniente O¡¯Neill, todas ellas muy gr¨¢ficas y donde el verdadero protagonista era su cuerpo. ¡°Si retrocediera en el tiempo, una de las constantes ser¨ªa que siempre me ha intrigado lo provocativo. No necesariamente en el sentido sexual, sino lo que provoca el pensamiento y genera preguntas¡±, sostiene Moore. Eran provocativas tambi¨¦n en lo moral, tesis que la hace asentir: sus pel¨ªculas se preguntaban qu¨¦ estaba bien y mal en un momento de grandes cambios en la pol¨ªtica sexual.
No es casualidad que otro de sus papeles de los noventa fuera Hester, la antihero¨ªna de La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne, a la que Harold Bloom calific¨® como la ¡°Eva americana¡±. ¡°Una mujer juzgada y castigada por amar¡±, dice Moore. ?Se sinti¨® ella sancionada por representar la sexualidad en una Am¨¦rica todav¨ªa puritana? ¡°No siento que me hayan castigado, pero hice cosas que resultaron desafiantes y puede que la gente no estuviera preparada para afrontarlas¡±, responde Moore. ¡°Por ejemplo, cuando me convert¨ª en la actriz mejor pagada, que no solo cambi¨® las cosas para m¨ª, sino para todas las mujeres¡±.
Habla de su annus horribilis, el punto de inflexi¨®n de su carrera: en 1996, obtuvo 12 millones de d¨®lares por rodar Striptease, r¨¦cord hist¨®rico para una actriz en el cine estadounidense. Pudo ser motivo de celebraci¨®n en aras de la igualdad salarial. Fue todo lo contrario: la trataron de diva y de avariciosa (Gimme Moore, juego de palabras con ¡°dame m¨¢s¡±, fue su mote del momento), mientras su entonces marido, Bruce Willis, cobraba 20 millones sin que nadie se inmutara. Su reinado termin¨® de golpe. ¡°No creo que fuera consciente, pero no se me quiso permitir esa victoria. Cualquiera que se atreva a ser pionero debe estar listo para enfrentarse a la negatividad o las cr¨ªticas¡±, se resigna. ¡°Me toc¨® a m¨ª, pero podr¨ªa haber sido otra persona. No lo veo como algo negativo o malo. Es lo que es¡±. En realidad, Moore ve todos los desastres de su vida y de su carrera como oportunidades que le permitieron ¡°mejorar¡±, como expresa a trav¨¦s un sinf¨ªn de frases detr¨¢s de las que parece haber muchas horas de terapia.
Antes de la pandemia se plante¨® dejarlo todo. Ahora no lo contempla: quiere ver qu¨¦ crece de las semillas que acaba de plantar y seguir hurgando en sus heridas para conocerse un poco mejor. ¡°La ¨²nica salida es hacia dentro¡±, rezaba la enigm¨¢tica ¨²ltima frase de su libro. En la secuela de Los ¨¢ngeles de Charlie, en la que interpret¨® un jugoso papel de villana mientras su carrera se desaceleraba, se desped¨ªa con otra a¨²n m¨¢s categ¨®rica, mientras una l¨¢grima se deslizaba por su mejilla, trazando una l¨ªnea recta perfecta. ¡°Nunca fui buena¡±, dec¨ªa. ¡°Fui la mejor¡±.