El arte espa?ol del siglo XX contado a partir de cien obras
La Fundaci¨®n Masaveu ofrece un completo relato que atraviesa la obra de 47 artistas que van desde Picasso hasta Barcel¨®
El arte espa?ol del siglo XX se ha podido contemplar y valorar en su conjunto en raras ocasiones, pese a los grandes artistas que lo han protagonizado. La di¨¢spora provocada por la dictadura y el rechazo institucional a todo lo que sonara a extranjero lastraron durante d¨¦cadas la posibilidad de compilar la creaci¨®n firmada por espa?oles. Gran parte del coleccionismo privado sigui¨® la estela de la cultura oficial, aunque hubo algunas excepciones que con olfato visionario supieron apostar por el arte espa?ol. El caso m¨¢s evidente lo constituye la familia Masaveu Paterson, cinco generaciones de industriales y banqueros que empezaron a comprar arte en 1930 (bodegones y paisajes, en general) y que a partir de los ochenta decidieron robustecer los fondos de autores nacionales. El resultado (por el momento) son unas 1.500 pinturas y esculturas, de las cuales han sido elegidas un centenar para la exposici¨®n Colecci¨®n Masaveu. Arte espa?ol del siglo XX. De Picasso a Barcel¨®, que puede visitarse gratuitamente en la sede de la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Paterson en Madrid desde el 9 de octubre hasta el 20 de julio.
La profesora de Historia del Arte Mar¨ªa Dolores Jim¨¦nez-Blanco ha sido la encargada de comisariar una exposici¨®n que no duda en calificar de hist¨®rica por la inexistencia de un museo que recoja un siglo tan importante para el arte espa?ol. Esta es tambi¨¦n la primera vez en la que se desgajan cien obras de este periodo de la colecci¨®n general de la Fundaci¨®n Masaveu. Y es tambi¨¦n, a?ade la historiadora, la primera entrega del cat¨¢logo razonado de la colecci¨®n de arte contempor¨¢neo de los Masaveu, compuesta por unas 1.500 obras. La historiadora es vocal del patronato del Museo del Prado y es autora de algunas de las m¨¢s importantes exposiciones de los ¨²ltimos a?os (Campo cerrado, en el Reina Sof¨ªa). Fue directora de Patrimonio y Bellas Artes hasta que dimiti¨® del cargo por diferencias con el ministro Miquel Iceta.
La selecci¨®n ocupa las tres plantas del palacete madrile?o donde se ubica la Fundaci¨®n (calle de Alcal¨¢ Galiano, 6) dedicadas a exposiciones. Jim¨¦nez-Blanco no ha querido mostrar una narraci¨®n cronol¨®gica convencional. Apoyada en grandes hitos art¨ªsticos, ha creado relatos que permiten conocer qu¨¦ tendencias o qu¨¦ artistas coincid¨ªan en el tiempo. En la primera sala conviven obras de espa?oles internacionales que cost¨® mucho empe?o y dinero recuperar: Juan Gris, Pablo Picasso, Mar¨ªa Blanchard y Julio Gonz¨¢lez. Junto a Le Violon de Juan Gris, una de las obras favoritas de la comisaria, la experta recuerda que una gran parte de las obras de la exposici¨®n no han sido vistas antes en espacios p¨²blicos, pese a ser conocidas por sus reproducciones y presencia en alguna exposici¨®n internacional.
A la pregunta de c¨®mo y d¨®nde compra esta familia de mecenas, Jim¨¦nez-Blanco responde que se han dejado guiar siempre por su gusto. No le consta que lo hicieran para especular, aunque reconoce que siempre (o casi) han apostado por nombres ya consolidados. Las adquisiciones las hacen en subastas y en ferias. Por ejemplo, todos los a?os compran un conjunto notable de obras en Arco, unas piezas que, en parte, se destinan a Morasverdes, el innovador centro de actividades art¨ªsticas que poseen en la provincia de Salamanca.
El ¨®leo titulado Composici¨®n cubista (hacia 1916/1917), de Mar¨ªa Blanchard, la pintora m¨¢s notable del cubismo, llama la atenci¨®n sobre las escasas mujeres artistas espa?olas que est¨¢n representadas en esta colecci¨®n privada. Mar¨ªa Dolores Jim¨¦nez-Blanco reconoce que la representaci¨®n (10 de los 47 artistas) no corresponde a la realidad. ¡°Es un asunto que est¨¢ en revisi¨®n y que, con seguridad, se equilibrar¨¢. Yo creo que la ra¨ªz est¨¢ en el hecho de que se compraron obras de artistas ya consagrados y a la mujer le ha costado m¨¢s entrar en el mercado¡±.
La siguiente sala est¨¢ dedicada a contar lo que se hac¨ªa en Espa?a mientras las vanguardias art¨ªsticas pon¨ªan pie en Par¨ªs, Viena o M¨²nich. Dos imponentes obras delimitan este espacio: Mi mujer y mis hijas en el jard¨ªn (1910), de Joaqu¨ªn Sorolla, frente a Las chicas de la Claudia (hacia 1929), el impactante prost¨ªbulo santanderino pintado por Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana. La comisaria llama la atenci¨®n sobre la multitud de matices que contienen ambas telas y se?ala c¨®mo representan la contraposici¨®n entre el campo y la ciudad y la dicotom¨ªa entre la luz y la oscuridad en un sentido tanto f¨ªsico como moral. En el sal¨®n delimitado por Sorolla y Solana, la exposici¨®n recorre los primeros paisajes costeros de Dal¨ª en su Cadaqu¨¦s natal, la familia marinera retratada por Daniel V¨¢zquez D¨ªaz o las mujeres de vida oscura retratadas por Isidro Nonell o Hermen Anglada-Camarasa. El espacio se cierra con esculturas de Pablo Gargallo, Francisco Durrio, Manolo Hugu¨¦ y Joan Rebull.
De los conflictos en la Espa?a de alma rural, la exposici¨®n vuelve a saltar los Pirineos para hacer un recorrido sobre la obra de los principales artistas de la Escuela de Par¨ªs. El notable punto did¨¢ctico con el que Jim¨¦nez-Blanco ha marcado la muestra hace que en los paneles de la sala se recuerde que bajo el nombre de Escuela de Par¨ªs suele agruparse a un conjunto de artistas de tendencias y generaciones dispares, procedentes de distintos lugares del mundo, que acudieron a la capital francesa en busca de est¨ªmulos y oportunidades antes y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Aqu¨ª est¨¢n representados Francisco Bores, ?scar Dom¨ªnguez, Baltasar Lobo, Luis Fern¨¢ndez y Joan Mir¨®, quien vivi¨® en Par¨ªs en un importante periodo de su vida.
Espectacular ¨®leo de Dal¨ª
Para marcar la divisi¨®n entre secciones o anunciar el comienzo de un nuevo periodo, la comisaria ha dedicado un espacio relevante a obras que considera hitos en la historia del arte espa?ol. La obra que precede al realismo es un espectacular ¨®leo de Dal¨ª titulado Assumpta Corpuscularia Lapislazulina (1952). Cuenta la comisaria que cuando el artista pint¨® esta obra estaba fascinado ante las posibilidades que le ofrec¨ªan las im¨¢genes religiosas y los nuevos descubrimientos cient¨ªficos. Su pasado surrealista no le imped¨ªa afanarse en unos cuadros que, al menos en apariencia, eran del contenido religioso que pod¨ªa complacer al dictador.
Los realismos, tantas veces cuestionados por la modernidad, aparecen aqu¨ª representados mejor de lo que nunca han estado en las colecciones permanentes de los museos. Como representantes de la tradici¨®n naturalista comparten secci¨®n Julio L¨®pez Hern¨¢ndez, Carmen Laff¨®n, Amalia Avia y, el m¨¢s joven de todos ellos, Antonio L¨®pez. De L¨®pez se exponen tres ¨®leos hist¨®ricos: Madrid Sur (1965-1985), Interior del v¨¢ter (1968-1971) y El membrillo, que inspir¨® la pel¨ªcula El sol del membrillo (1992), de V¨ªctor Erice.
El realismo madrile?o est¨¢ muy ligado a los primeros informalistas: Lucio Mu?oz, Antonio Saura y Antoni T¨¤pies. Son informalismos similares a los que brotan en Europa despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, cuyo reflejo en Espa?a es el grupo El Paso, fundado en 1957. Es un colectivo por el que pasaron Juana Franc¨¦s, Rafael Canogar, Manolo Millares, Mart¨ªn Chirino, Manuel Rivera, Luis Feito o Antonio Saura. Fuera de Europa, hubo dos espa?oles que se integraron en el expresionismo abstracto americano. Fueron Esteban Vicente y Jos¨¦ Guerrero.
Compromiso pol¨ªtico
A mediados del siglo pasado, son muchos los artistas espa?oles que llevan sus posturas pol¨ªticas al arte. Juan Genov¨¦s es uno de los m¨¢s comprometidos. En una de las secciones finales se puede ver la obra que llev¨® a la Bienal de Venecia junto a Preso, una imagen encapsulada de Dar¨ªo Villalba y dos piezas de Agust¨ªn Ibarrola que muestran su compromiso con el movimiento obrero en el Pa¨ªs Vasco.
El recorrido se cierra con Issa Beri (1991), de Miquel Barcel¨®, una de las numerosas pinturas que el artista mallorqu¨ªn realiz¨® sobre el drama de la emigraci¨®n durante la etapa en la que vivi¨® en Mal¨ª. Junto a ¨¦l se exhiben ¨²ltimos trabajos de Joan Brossa, Cristina Iglesias, Pepe Espali¨² y Juan Mu?oz.
Seleccionar cien obras es una forma de dar a conocer una apuesta personal. En este caso, se ha elegido sobre el gusto de los coleccionistas, de manera que el resultado final desvela las preferencias de la comisaria. ?Echa de menos alg¨²n nombre?. ¡°Creo que a?adir¨ªa¡±, incide Jim¨¦nez-Blanco, ¡°a Isabel Quintanilla, Clara Gangutia, Rogelio L¨®pez Cuenca, Pedro G. Romero, Elena del Rivero, Elo Vega, Almudena Lobera, Anna Talens... ?Hay tantos y tantas!¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.