Isabel Dobarro, pianista: ¡°La m¨²sica no es un arte inocente. Por eso debemos aportar luz¡±
En su disco ¡®Kaleidoscope¡¯, editado en octubre, la int¨¦rprete re¨²ne 12 piezas contempor¨¢neas creadas por mujeres de los cinco continentes
Puede que Isabel Dobarro (Santiago de Compostela, 32 a?os) comenzara a tocar el piano de manera inocente a los tres a?os. Pero m¨¢s tarde se ha dado cuenta de que en la m¨²sica, como en la vida y el arte, esa inocencia a veces se pervierte por una manipulaci¨®n visceral de las emociones. Tambi¨¦n que la injusticia y el desprecio cuentan para fijar su historia, como ha ocurrido durante siglos con las compositoras, literalmente borradas, sostiene ella. Por eso quiere remediarlo con su visi¨®n art¨ªstica, entre la que destaca ahora su disco Kaleidoscope, con 12 piezas contempor¨¢neas creadas por mujeres de los cinco continentes. La int¨¦rprete formada en Espa?a y Estados Unidos, pedagoga de su arte demandada en varias universidades, se explica.
Pregunta. ?Por qu¨¦ alguien decide ser pianista en la vida en 2024?
Respuesta. Creo que hay varias razones. Comunicar ideas y sensaciones a trav¨¦s del arte, para empezar. Desde muy peque?a, a los tres a?os, ya empec¨¦. Es mi forma m¨¢s natural de expresarme para proyectar conceptos y valores.
P. ?Y sensibilidad, emociones?
R. Tambi¨¦n¡ Somos cient¨ªficos de las emociones, dice Yo-Yo Ma. Y debemos dar una visi¨®n del mundo a trav¨¦s del arte.
P. ?Cu¨¢l es la que usted pretende dar?
R. La diversidad, la igualdad, el feminismo¡ Mi arte, despu¨¦s de a?os en este sentido, va orientado por ese camino.
P. ?Es posible a trav¨¦s de la m¨²sica fomentar a¨²n eso? No hablamos de un arte inocente.
R. No, no es un arte inocente. Por eso debemos intentar aportar luz. Puede lanzar mensajes buenos y terribles, algo que ha ocurrido a lo largo de la historia. Los m¨²sicos debemos ser conscientes de ello y permanecer alerta.
P. Algo que usted ha hecho al sacar al mercado Kaleidoscope con compositoras contempor¨¢neas. ?Por qu¨¦ hemos tardado tanto en reconocer esa val¨ªa?
R. Por una inercia en la cual se hab¨ªa producido un borrado. Tiene su raz¨®n de ser. Ha habido int¨¦rpretes musicales desde hace siglos, sobre todo cantantes, obviamente. Respecto al piano, a partir del siglo XIX hubo grandes nombres. Ven¨ªan como consecuencia de una educaci¨®n burguesa que dieron lugar a ciertas virtuosas como Clara Schumann o Teresa Carre?o. En la composici¨®n no ocurri¨®, por esa inercia de invisibilizaci¨®n que se deb¨ªa a veces a barreras.
P. Barreras nada difusas¡
R. No, pero lo m¨¢s incomprensible es que con los a?os se produjera un borrado de las mujeres a las que en su ¨¦poca se reconoci¨® importantes, como Francesca Caccini, que fue la mujer creadora mejor pagada de su tiempo, en el siglo XVII, por los Medici; Pauline Viardot, una mujer incluso poderosa en su ¨¦poca o Mariana Mart¨ªnez, admirada por Mozart o Beethoven.
P. Borrado, dice, directamente.
R. S¨ª, borrado, literal y debemos restituirlo. Llega tan lejos que nadie repara en c¨®mo marcaron a grandes compositores, como Maria ?gata Szymanowska, directa influencia de Chopin y olvidada. Es un borrado. No puede ser que no aparezcan en los libros de historia como merecen.
P. ?C¨®mo cambiar el canon?
R. Lo que debemos hacer es expandirlo, ampliarlo, colocar junto a Mozart o Beethoven estos nombres sin prescindir de quienes ya lo forman. A las citadas, pero tambi¨¦n a mujeres como Elisabeth Jaquet de la Guerre, contempor¨¢nea de Rameau o Couperin en Francia y que con 26 a?os era considerada de las mejores de su tiempo.
P. ?Qu¨¦ papel pedag¨®gico deben cumplir las mujeres en esa misi¨®n? Usted tambi¨¦n da clases¡
R. Y hablo mucho de esto. Esa labor es muy importante. Ha habido durante siglos grandes maestras, desde Clara Schumann a Nadia Boulanger, la gran maestra del siglo XX, que ense?¨® composici¨®n desde a Leonard Bernstein hasta Quincy Jones o Astor Piazzola. Aun as¨ª, se impon¨ªa en todos los ¨¢mbitos el acotar la creatividad femenina, las barreras sociales expl¨ªcitas e impl¨ªcitas en muchas de ellas.
P. Desde los tres a?os toca el piano, ?una suerte natural?
R. En mi caso se da eso, s¨ª y tambi¨¦n la fortuna de que, en Santiago, durante mi infancia, tuvimos una oferta cultural y musical extraordinaria. Yo estoy agradecida, no me pongo a imaginar que hubiera sido de m¨ª en otras circunstancias, aunque tambi¨¦n me hubiese gustado ser egipt¨®loga, por ejemplo. Aunque, como todos, he tenido ¨¦pocas en que me ha pesado, aunque el amor por el instrumento ha acabado venciendo siempre las resistencias.
P. Trasladarse a Nueva York con 18 a?os para convertirse en pianista, ?cu¨¢ntos riesgos comprende?
R. Yo creo que los m¨²sicos deben salir fuera en cualquier lugar. Es bueno para confrontar talento con otros, te empuja a esforzarte m¨¢s, una competencia sana y recomendable, aparte de conocer a gente distinta. Creo que, de esos a?os, de esa diversidad, sale ahora Kaleidoscope.
Babelia
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