En casa de los Medici: un viaje por la Florencia de la corte y del Renacimiento
Paseamos de la mano de la poderosa familia renacentista por las calles de la ciudad italiana, pero tambi¨¦n por sus villas de campo, esparcidas por la Toscana y convertidas hoy en patrimonio mundial. Un circuito lleno de arte e historia
En Florencia, la influyente familia de los Medici parece estar aguard¨¢ndonos tras cada piedra, en cada iglesia, palazzo o jard¨ªn. Su huella est¨¢ asociada a cada monumento emblem¨¢tico de la ciudad toscana, o casi, y su blas¨®n es como un leitmotiv que se repite en las callejuelas del centro hist¨®rico. Y no pod¨ªa ser de otra forma: esta excepcional familia rein¨® aqu¨ª durante tres siglos, desde 1434, con Cosme de Medici, hasta 1737, con el gran duque Gian Gastone de Medici. El punto ¨¢lgido fue la llegada al poder de Lorenzo de Medici, El Magn¨ªfico, sobrino de Cosme, estrechamente ligado al nacimiento y el desarrollo del Renacimiento, y a los m¨¢s grandes artistas de la ¨¦poca.
Sin salir de la ciudad podemos reconocer la huella de los diferentes miembros de la familia, en particular en el Palazzo Medici-Riccardi que representa el auge de los Medici, a mediados del siglo XV. Renacimiento puro. Hab¨ªan llegado un siglo antes, cuando, en 1348, la mort¨ªfera peste negra asol¨® gran parte de Europa y tras ella esta familia al?canz¨® el poder gracias a su habilidad para maniobrar entre bastidores en la pol¨ªtica lo?cal. Cosme de Medici (m¨¢s tar?de, Cosme el Viejo), hered¨® una inmensa fortuna de su padre, Giovanni di Bicci, y consolid¨® su influencia en Florencia sin llegar a ocupar cargos p¨²blicos, pero apoyando a hombres de su confianza en las instituciones.
En 1444, Cosme encarg¨® al arquitecto Mi?chelozzo la construcci¨®n de su palacio en San Lorenzo, en el centro de Florencia, desde donde ejer?ci¨® como gobernante de facto. La bas¨ªlica de San Lorenzo, el Museo Medici, la Biblioteca Laurenciana o el palacio de los Uffizi son algunas de las joyas m¨¢s representativas, pero en cualquier rinc¨®n nos encontramos a los Medici o a cualquiera de los muchos artistas renacentistas que patrocinaron: Brunelleschi, Miguel ?ngel, Alberti¡
Pero los Medici no se conformaron con dotar a Florencia de magn¨ªficos edificios. Tambi¨¦n crearon, en los siglos XV y XVI, fant¨¢sticas villas en la campi?a toscana rodeadas de maravillosos jardines. Estas mansiones, de nueva construcci¨®n o reformadas sobre antiguas fortalezas, eran lugares de descanso y diversi¨®n, residencias de verano en Toscana, en perfecta armon¨ªa con su entorno, aunque a veces tambi¨¦n funcionaban como explotaciones agr¨ªcolas. Reflejaban la voluntad, novedosa para la ¨¦poca, de inscribir al hombre en la naturaleza. Y tras las huellas de los Medici, muchas grandes familias construyeron residencias similares. Algunas de estas villas pueden visitarse hoy. Otras est¨¢n cerradas al p¨²blico o sirven como espacios para eventos particulares.
Más información en la nueva guía de Florencia y la Toscana y en la web lonelyplanet.es.
Tras la pista de los Medici, por las calles de Florencia
Solo en Florencia, los Medici ten¨ªan varios palacios, que fueron cambiando como lugar de residencia: el Palazzo Medici Riccardi (de 1444 a 1549), el Palazzo Vecchio (1540 a 1560), el Palacio Pitti (de 1550 a 1738, cuando desaparece la dinast¨ªa) o el Casino Mediceo de San Marco. Pero al margen de los palacios, todo parece llevar la huella de esta poderosa familia a cuya sombra, y con su mecenazgo, florecieron los grandes talentos del Renacimiento.
Cualquier circuito florentino inspirado en los Medici realmente deber¨ªa empezar en el Palazzo Medici Riccardi, la primera residencia oficial de la familia. Desde Via Cavour, a pocos pasos del Duomo y el mercado de San Lorenzo, se entra en el edificio por el elegante Cortile di Michelozzo, llamado as¨ª por el arquitecto que dise?¨® el edificio encargado por Cosme El Viejo en 1444. Una escalera en el patio conduce hasta la pieza central del palacio: la Cappella dei Magi, la hipnotizante capilla familiar privada con frescos de Benozzo Gozzoli. A continuaci¨®n, se llega a otra de las joyas del edificio: la galer¨ªa Luca Giordano, una sala barroca llena de espejos a?adida cuando la familia Riccardi adquiri¨® el edificio (1659) y donde se puede admirar la espectacular Apoteosi dei Medici (1685).
Otra opci¨®n es comenzar la ruta en el Museo de¡¯ Medici. Inaugurado en 2019, en el 500? aniversario del nacimiento de Cosme I, en el elegante Palazzo di Sforza Almeni, era propiedad de los Medici y todav¨ªa luce su escudo de armas en la fachada. El museo recorre la genealog¨ªa de esta poderosa familia a trav¨¦s de experiencias audiovisuales, trajes de ¨¦poca, documentos y una fiel reconstrucci¨®n de la perdida corona ducal.
La Iglesia tambi¨¦n estuvo bajo el poder de los omnipresentes Medici, que invirtieron parte de su fortuna en construir algunas iglesias que todav¨ªa hoy nos admiran, firmadas por nombres que forman parte de la historia del arte. En algunos casos, recurrieron a nuevas construcciones; en otros, partieron de iglesias medievales que restauraron con nuevos aires y estilos. Es el caso de la bas¨ªlica de San Lorenzo, la iglesia familiar de los Medici, dise?ada por Filippo Brunelleschi. Construida sobre los cimientos de una iglesia del siglo IV, esta armoniosa bas¨ªlica sufri¨® una transformaci¨®n radical durante el siglo XV, cuando los Medici la convirtieron su iglesia y mausoleo familiar, y financiaron su monumental expansi¨®n. Y aqu¨ª entran en escena algunos de los grandes del Renacimiento: en 1425, Brunelleschi present¨® un nuevo dise?o a Cosme el Viejo, cuya tumba descansa en la cripta, pero la renovaci¨®n de la fachada estuvo a cargo de Miguel ?ngel. Sin embargo, la obra, a base de m¨¢rmol de Carrara, nunca se termin¨®, y la bas¨ªlica ha mantenido su aspecto desnudo hasta hoy. Con todo, entre las columnas de piedra que bordean la nave principal hay magn¨ªficas obras de arte de Filippo Lippi o de Donatello.
Aunque Miguel ?ngel nunca complet¨® la fachada de la bas¨ªlica, sus habilidades arquitect¨®nicas se pueden admirar en la Sagrestia Nuova de San Lorenzo. Ahora forma parte del Museo delle Cappelle Medicee, obra maestra de Miguel ?ngel, donde est¨¢n enterrados algunos de los miembros m¨¢s prominentes de la familia, como Lorenzo El Magn¨ªfico y su hermano Juliano. La sacrist¨ªa es una maravilla escultural, con arcos, pilares, balaustradas y marcos de m¨¢rmol sim¨¦tricos, adornados con esculturas monumentales, cuyos detalles resaltan gracias a dos fuentes de luz natural, que Miguel ?ngel consideraba como un elemento de dise?o esencial.
En el interior de la bas¨ªlica de San Lorenzo hay otro espacio extraordinario dise?ado por Miguel ?ngel: la biblioteca Medicea Laurenziana. Creada para albergar la vasta colecci¨®n de Cosme El Viejo y Lorenzo El Magn¨ªfico, contiene una de las colecciones de manuscritos m¨¢s importantes del mundo: m¨¢s de 11.000 manuscritos, 1.681 libros del siglo XVI y la mayor colecci¨®n de papiros egipcios de Italia. Adem¨¢s de ser un importante logro arquitect¨®nico, es el testamento del cambio cultural hacia el humanismo que inici¨® durante el primer Renacimiento Cosme El Viejo, el primer gobernador que entendi¨® la importancia de la educaci¨®n cl¨¢sica para el florecimiento de la sociedad.
Arte, arte y m¨¢s arte: la Galer¨ªa de los Uffizi
El arte tiene su punto ¨¢lgido en la Galer¨ªa de los Uffizi, la gran galer¨ªa de arte medieval y renacentista de Florencia. Cuando el primer gran duque de la Toscana Cosme I de Medici encarg¨® esta galer¨ªa, su objetivo era crear un lugar de trabajo para la magistratura gubernamental. El arquitecto de la corte, Giorgio Vasari, asumi¨® el proyecto, pero la transformaci¨®n gradual de un espacio funcional a una de las colecciones de arte m¨¢s valiosas del mundo la inici¨® el introvertido hijo de Cosme, Francisco I, que en 1581 decidi¨® convertir la planta superior en una galer¨ªa de pinturas, estatuas y objetos preciosos. El espacio fue acumulando obras de arte hasta que, en 1769, se abri¨® al p¨²blico. Hoy, muestra la evoluci¨®n del arte durante la Edad Media y el Renacimiento. Con pinturas de artistas como Giotto, Botticelli, Leonardo, Lippi, Rafael y Caravaggio es dif¨ªcil se?alar lo m¨¢s destacado. Las secciones reci¨¦n abiertas incluyen una sala dedicada a obras del siglo XVI nunca antes expuestas de artistas venecianos y florentinos como Tiziano, Rosso Fiorentino y Andrea del Sarto; y el fant¨¢stico Terrazzo delle Carte Geografiche, una sala con mapas del siglo XVI reabierta al p¨²blico tras 20 a?os de renovaci¨®n.
Al otro lado del r¨ªo: el Palazzo Pitti y los jardines Boboli
El otro gran palazzo de Florencia est¨¢ cruzando el r¨ªo Arno por el famoso Ponte Vecchio. El Palazzo Pitti fue originalmente encargado a Brunelleschi por el banquero florentino Luca Pitti, en torno a 1440. Este imponente edificio fue la residencia de los gobernantes de la ciudad desde mediados del siglo XVI, cuando la mujer de Cosme I de Medici, Leonor de Toledo, enferma de tuberculosis, decidi¨® trasladarse aqu¨ª desde el Palazzo Vecchio, con la esperanza de que eso beneficiar¨ªa su delicada salud. Poco despu¨¦s, los Medici lo eligieron como su nueva residencia oficial, y fueron ampli¨¢ndolo y transform¨¢ndolo en el majestuoso edificio en forma de herradura que se ve hoy. Tras el declive de los Medici en 1737, se convirti¨® en hogar de la dinast¨ªa Habsburgo-Lorena, y ahora alberga pinturas, esculturas y objetos hist¨®ricos de incalculable valor.
Llaman especialmente la atenci¨®n las sorprendentes ¡°salas planetarias¡± dise?adas por Pietro da Cortona, en la Galer¨ªa Palatina, junto con la mayor colecci¨®n de retratos de Rafael. Aunque la cantidad de obras de arte puede ser abrumadora, conviene continuar con la visita hasta el Tesoro de los Grandes Duques, los antiguos apartamentos de verano de la familia Medici, donde esperan unos magn¨ªficos frescos en trampantojo.
Ligado al Pitti est¨¢ el intrigante Palazzo Bianca Cappello, escenario de uno de los romances m¨¢s c¨¦lebres del Renacimiento. Ocurri¨® tras la fachada de intricada decoraci¨®n de este palacio en el n¨²mero 26 de de Via Maggio, adquirido en la d¨¦cada de 1570 por Francisco I de Medici para alojar a su amante veneciana Bianca Cappello. Cuenta la leyenda que un t¨²nel secreto conectaba el edificio con el Palazzo Pitti, donde el gran duque viv¨ªa con su mujer, Juana de Austria, de modo que Francisco pod¨ªa visitar a su amada evitando los chismorreos. El palacio es ahora un hotel de lujo con muebles refinados donde los servicios modernos se combinan con toques de glamur antiguo.
El broche final al paseo por la Florencia de los Medici pueden ser los Jardines de Boboli, que son mucho m¨¢s que los jardines del Palazzo Pitti. Ser¨ªa simple referirse a este espacio como un simple jard¨ªn: grutas monumentales, fuentes majestuosas y vistas excepcionales son elementos de la extensi¨®n de 45 hect¨¢reas que dio paso a la tradici¨®n de los jardines de corte europeos. Es obligado dedicar unas horas a pasear por el gran anfiteatro detr¨¢s del palacio hasta los puntos de inter¨¦s m¨¢s destacados del parque, como la intricada gruta de Bernardo Buontalenti y el Museo delle Porcellane, situado en la neocl¨¢sica Palazzina del Cavaliere, en la parte superior del jard¨ªn.
Las villas mediceas, patrimonio mundial de la Unesco
Tal vez el Palazzo Pitti haya sido la residencia m¨¢s imponente de Florencia, pero las posesiones de los Medici se extendieron m¨¢s all¨¢ de la ciudad italiana. Ente los siglos XV y XVIII construyeron villas y jardines ornamentales dispersos por la Toscana, que son un ejemplo innovador de integraci¨®n de la arquitectura en la naturaleza. Visitarlas puede ser una excusa perfecta para hacer un maravilloso viaje por la campi?a toscana. A las 12 villas de los Medici declaradas patrimonio mundial de la Unesco en 2013, se une otro maravilloso jard¨ªn ornamental: el de Pratolino en Vaglia.
A diferencia de las fortificaciones de la Edad Media, las Ville Medicee no fueron dise?adas para afirmar el poder de los gobernantes, sino m¨¢s bien para escapar de ¨¦l. Eran espacios donde pod¨ªan olvidar la pol¨ªtica y dedicarse a la literatura, las artes y el descanso. Cerca de Florencia, por ejemplo, est¨¢ la Villa di Castello, con sus elegantes jardines italianos a¨²n intactos tras varios siglos: El nacimiento de Venus de Botticelli fue encargado originalmente para adornar esta residencia. Y a pocos kil¨®metros de Florencia encontramos obras maestras de la arquitectura, como la sim¨¦trica Villa Medici di Poggio a Caiano, dise?ada por Giuliano da Sangallo para Lorenzo El Magn¨ªfico, o la villa medicea di Artimino La Ferdinanda, creada por Bernardo Buontalenti para Fernando I en 1596.
Las villas comenzaron a edificarse en el Quattrocento, cuando Cosme El Viejo mand¨® al arquitecto Michelozzo construir las villas de Careggi y Fiesole, de aire todav¨ªa muy serio, pero con algunos elementos m¨¢s palaciegos que comenzar¨¢n a ser frecuentes a partir de entonces: patios, log¨ªas y galer¨ªas y jardines. Lorenzo de Medici residi¨® largos per¨ªodos en Careggi, donde sol¨ªa reunir a la Academia Neoplat¨®nica y el Cen¨¢culo de Marsilio Ficino, y aqu¨ª muri¨® en 1492. Poco a poco los Medici cercaron Florencia con sus villas, que se multiplicaron incluso en zonas alejadas de la capital del Gran Ducado de Toscana.
Cada miembro de la familia pose¨ªa su propia villa, su particular lugar de placer y entretenimiento y para realizar fiestas para el Gran Duque, que se trasladaba de una villa a otra: para la caza iba a Pratolino, Trebbio y Cafaggiolo; en la primavera quedaba en la Ambrogiana, mientras que en Artimino pasaba los d¨ªas de julio en la frescura de las colinas.
El sistema de villas mediceas constituy¨® un microcosmos en torno al cual se desarrollaba la corte de los Medici, y son el m¨¢ximo exponente de la arquitectura renacentista y barroca en la Toscana, lo que permite comparar la evoluci¨®n de los estilos. Pero entre las villas hay de todo: desde las m¨¢s simples casas rurales toscanas hasta grandes palacios. Estas villas no pod¨ªan ser heredadas, adquiridas, embargadas o hechas construir m¨¢s que exclusivamente por los Medici. A finales del Cinquecento, hab¨ªa al menos de 17 villas principales y en 1738, con la extinci¨®n de la casa Medici, todas las propiedades fueron transferidas a la dinast¨ªa Lorena. A estas villas se a?ad¨ªan otras menores, generalmente agr¨ªcolas, que en total llegaban a las 30 villas a las que se sumaban innumerables cotos de caza repartidos en toda la Toscana.
Hoy tienen varios destinos: algunas son verdaderos museos (La Petraia, Poggio a Caiano, Cerreto Guidi); otras est¨¢n ocupadas por instituciones (como la de Castello, en la que el jard¨ªn es un museo, mientras la villa es la sede de la Accademia della Crusca, la academia de la lengua italiana); y otras m¨¢s fueron vendidas o cedidas a particulares.
Algunas villas que merecen una parada
A poca distancia de Florencia por carretera encontramos ya la pri?mera de varias propiedades de la familia Medici: las tierras que hoy integran el Parco Medi?ceo di Pratolino, donde Fran?cisco I de Medici encarg¨® construir una villa al arquitecto Ber?nardo Buontalenti. Tras la ca¨ªda de los Medici, la casa fue abandonada y luego parcialmente demolida. Como testimonio de la ¨¦poca queda la escultura de Giambologna Gigante dell¡¯Appennino (1580), con un colosal personaje barbudo (de 11 metros) s¨ªmbolo de los Apeninos. La finca fue adqui?rida en 1872 por el conde ruso Pavel Pavlovich Demidov, que construy¨® la villa actual y restaur¨® los jardines.
M¨¢s al norte, en San Piero a Sieve, encontramos la vi?lla medicea del Trebbio, uno de los primeros castillos que construyeron fuera de Florencia. Michelozzo, el arquitecto de la corte, bajo la direcci¨®n de Cosme El Viejo, renov¨® en 1429 el edificio, que domina el valle de Mugello, para que pareciera una fortaleza. M¨¢s tarde vivieron aqu¨ª Lorenzo El Magn¨ªfico y Cosme I, que acud¨ªan a cazar. En San Piero a Sieve tambi¨¦n se puede visitar la Fortezza Medicea di San Martino, una de las mayores fortificaciones rurales de Europa, circundada por m¨¢s de 1,5 kil¨®metros de murallas (no accesible al p¨²blico).
Lorenzo El Magn¨ªfico tambi¨¦n pasaba parte de su tiempo libre en la Villa di Cafaggiolo, otra propiedad en Muge?llo construida en 1451 por Michelozzo para Cosme El Viejo. Aqu¨ª, en 1576, Pedro de Medici estrangul¨® a su esposa Diano?ra de Toledo; se dice que su fantasma a¨²n vaga por la finca.
En Castello, siete kil¨®metros al noroeste de Florencia, conviven dos hermosas mansiones: la Villa della Petraia y la Di Castello. La primera est¨¢ considerada como una de las m¨¢s bellas, con unas vistas magn¨ªficas a Florencia desde una espl¨¦ndida terraza tambi¨¦n on vistas al valle del Arno. Los Medici encargaron al arquitecto, Bernardo Buontalenti, la transformaci¨®n de esta antigua fortaleza. Su visita permite, sobre todo, descubrir las remodelaciones ordenadas en el siglo XIX por el rey V¨ªctor Manuel II, que sol¨ªa alojarse all¨ª con Rosina Vercellana, llamada la Bella Rosina, su amante. A veces tambi¨¦n es posible recorrer el rom¨¢ntico parque creado detr¨¢s de la mansi¨®n en la d¨¦cada de 1830. Su funci¨®n era permitir el acceso a la Villa di Castello (siglos XIII-XVI), situada a 10 minutos caminando. Esta ¨²ltima, ahora sede de la Academia della Crusca (de la lengua italiana), no recibe visitas. Si que est¨¢ abierto al p¨²blico su jard¨ªn renacentista, concebido por Tribolo y Ammannati. Recuerda al jard¨ªn de Boboli, en cuya realizaci¨®n ambos hab¨ªan participado: la misma ordenaci¨®n geom¨¦trica de los parterres, la misma tendencia al manierismo y una cueva artificial con animales creados por Giambologna.
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