El viaje m¨¢s extra?o del papa Francisco
El documental ¡®In viaggio¡¯, del premiado cineasta Gianfranco Rosi, monta el archivo visual de las visitas internacionales del Pont¨ªfice para construir un retrato de su humanidad y su faceta m¨¢s pol¨ªtica
Sabe mucho de lo sublime. Pero tambi¨¦n conoce lo terrenal. Su vida est¨¢ entregada a Dios. A explicarlo, a difundirlo. Sus palabras, sin embargo, hablan de los horrores cotidianos, de las guerras a los refugiados. Nadie dijo que ser Pont¨ªfice es un oficio f¨¢cil. Al rev¨¦s, se trata de afrontar cada d¨ªa decenas de dilemas, problemas y contradicciones, tanto espirituales como emp¨ªricos. Aunque hay una frase, hacia el principio de la pel¨ªcula, que tal vez resume la visi¨®n del mundo que propugna desde su nombramiento, hace nueve a?os, el papa Francisco: ¡°Busc¨¢ horizontes, abr¨ªte. So?¨¢ cosas grandes. Como decimos en Argentina, no te arrugu¨¦s¡±. Vale para todos. As¨ª que el director Gianfranco Rosi ha traducido ese impulso en lo que mejor se le da: un documental. In viaggio, que se proyecta estos d¨ªas fuera de concurso en el festival de Venecia, asume un desaf¨ªo tit¨¢nico: encerrar en una hora y media los 37 viajes a 59 pa¨ªses que el santo padre ha realizado en su mandato. Y contar, de paso, algo m¨¢s de uno de los hombres m¨¢s observados del planeta.
¡°Es una pel¨ªcula libre, no est¨¢ ni producida ni encargada por el Vaticano¡±, aclara inmediatamente Rosi. Extra?aba, de hecho, que un cineasta dotado de un sello tan personal hubiera aceptado un proyecto con limitaciones. El director que gan¨® el festival de Venecia con Sacro GRA, el de Berl¨ªn con Fuocoammare y ha llevado el documental a un nivel de competici¨®n y ambici¨®n casi in¨¦ditos, no entiende de restricciones. ?l va siempre por su camino. Y, tras contar la extra?a fauna humana de la periferia romana, las pateras que llegan a Lampedusa o las huellas de la guerra en Siria o L¨ªbano, ahora ha vuelto su peculiar mirada hacia los periplos del Papa.
Aunque la chispa inicial surgi¨® del propio Pont¨ªfice. Tras ver Fuocoammare, quiso conocer a Rosi y su equipo. Y cuando el director descubri¨® que Francisco preparaba un viaje a Irak, empez¨® a concebir una pel¨ªcula. ¡°Tuve una imagen repentina del Papa dando vueltas por el mundo, saliendo de los 2.000 a?os de estructura pol¨ªtica y religiosa que le rodean habitualmente. Pero al principio nunca s¨¦ si puedo hacer un filme. Necesitaba tambi¨¦n la libertad de decir ¡®no¡±, agrega el cineasta. Solo cuando tuvo una idea elaborada en su cabeza, contact¨® con el Vaticano, con un mensaje claro: ¡°Podr¨ªa ser una obra muy fuerte¡±. Dice que le respondieron con confianza ciega, tanto que le entregaron acceso completo a las 800 horas de material de archivo que ten¨ªan grabado sobre los viajes. La penitencia mayor le toc¨® al montador Fabrizio Federico: meses de visionado, hasta cortar a 200 horas. Y, dentro de esa masa f¨ªlmica, ambos se pusieron a buscar su pel¨ªcula. ¡°Quer¨ªamos trazar tambi¨¦n el retrato de un hombre. Y un mapa de la condici¨®n humana¡±, aporta Rosi.
In viaggio muestra algunas de las visitas m¨¢s importantes del Pont¨ªfice en los ¨²ltimos a?os, de M¨¦xico a Filipinas, de Chile a Turqu¨ªa, pasando por EE UU. M¨¢s all¨¢ de los tradicionales paseos en el papam¨®vil, Rosi apuesta sobre todo por los discursos de Francisco. Bien se conoce su argumentario tradicional: la defensa del pr¨®jimo, de los m¨¢s humillados, la acogida de los refugiados y la oposici¨®n a cualquier conflicto. El documental, sin embargo, sorprende con una serie de frases pol¨ªticas, casi antisistema. ¡°La globalizaci¨®n de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar¡±, afirma el papa. ¡°Comprar armas diciendo que es para defenderse representa un esquema de guerra¡±, a?ade. Habla de una sociedad ¡°que usa y tira a la gente¡±, de quien mide la crisis de los migrantes ¡°en n¨²meros¡± cuando habr¨ªa que medirla por ¡°nombres, historias, familias¡±. Con los ojos cerrados, ser¨ªa dif¨ªcil adivinar si habla el pont¨ªfice, Che Guevara, Yolanda D¨ªaz o Ignacio Lula da Silva.
Aunque el cineasta tambi¨¦n subraya los enormes contrastes que arrastra Francisco. Odia balas y misiles, pero dos cazas militares acompa?an su vuelo por EE UU y se ve obligado a saludar al ej¨¦rcito en Turqu¨ªa. Besa el santo sepulcro en Israel antes de cruzar a Palestina. Dice que le abruma ¡°la verg¨¹enza¡± por el esc¨¢ndalo de la pederastia dentro de la Iglesia, promete tolerancia cero contra los culpables. Sin embargo, ante v¨ªctimas de abuso en Chile defiende con firmeza que no hay ¡°una sola prueba¡± contra el obispo Juan Barros, ya entonces acorralado por la acusaci¨®n de encubrir los cr¨ªmenes de otros curas. Tanto que termin¨® renunciando a su cargo y el propio Papa, como se muestra en el filme, pidi¨® perd¨®n: ¡°La palabra ¡®prueba¡¯ hiri¨® a los afectados, fue un bofet¨®n¡±. Y tambi¨¦n se disculp¨® recientemente en Canad¨¢, por la contribuci¨®n de la iglesia a la ¡°nefasta pol¨ªtica de asimilaci¨®n¡± de los ni?os ind¨ªgenas.
No se habla en el documental, en cambio, de rechazo del aborto o las uniones homosexuales. Es cierto que no todo cabe en hora y media. Y precisamente esa aspiraci¨®n, junto con la barrera que supone el material de archivo, lastra al filme: debe partir de lo que ya est¨¢ grabado. Y quiere abarcar tanto que al final no cuenta mucho. Se ve a un papa valiente, proletario, contradictorio, a veces err¨¢tico. Un pont¨ªfice humano, con sentido del humor, del lado de la gente. Pero eso, en el fondo, ya se sab¨ªa. Al final del metraje queda la sensaci¨®n de haber rascado solo la superficie, de querer descubrir m¨¢s. Ser¨¢ para el pr¨®ximo viaje.
Babelia
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