Mickelson huele la sangre
El zurdo, un catedr¨¢tico en Augusta, est¨¢ a un golpe de Westwood, que defiende hoy liderato en busca de su primer grande - Choi y Woods, al acecho
El ingl¨¦s est¨¢ donde so?aba. El estadounidense, donde quer¨ªa. Westwood es el pretendiente que sue?a hoy con su primer grande despu¨¦s de muchos a?os de tajo. Mickelson es el campe¨®n que va a la caza de su tercera chaqueta verde. S¨®lo un golpe da un palmo de ventaja a Westwood despu¨¦s de una tercera jornada de golpes sensacionales por todas partes del campo, golf de quilates en Augusta ante unas 35.000 personas. Choi y Woods, una pareja inseparable desde que comenz¨® el torneo, reman ambos a cuatro golpes de la cabeza. Una monta?a muy alta si por arriba no bajan el pist¨®n.
Westwood, un n¨²mero cuatro mundial, ha aprendido las lecciones de otros grandes que roz¨® y dej¨® a medio camino, el US Open de 2008, el Open Brit¨¢nico de 2009. Despu¨¦s de dos a?os de pruebas, le ha llegado a los 36 la hora de matricularse, y en Augusta lleva casi media vida haciendo m¨¦ritos (fue sexto en el 99, ¨²ltimo Masters europeo, el segundo de Chema Olaz¨¢bal). Tiene "el juego y el car¨¢cter" para heredar la ¨²ltima chaqueta inglesa, Faldo en el 96, no perdona en los greens y est¨¢ m¨¢s que acostumbrado a los focos. Es un golfista de hierro y en su madurez. Ayer dej¨® tirado a su amigo Ian Poulter, la otra esperanza inglesa.
El zurdo est¨¢ crecido, y eso son palabras mayores, no necesita jugar "perfecto" en Augusta
Pero Mickelson huele la sangre a distancia en Augusta y cuando es capaz de enlazar dos eagles seguidos, en los hoyos 13 y 14 (y a un metro de otro en el 15), a ver qui¨¦n le para. El zurdo est¨¢ crecido, y eso son palabras mayores, no necesita jugar "perfecto" en Augusta (aunque ayer casi lo hizo), se siente en las calles del campo como en su casa y sabe que el juego corto puede salvarle de muchas emboscadas. La grada le ha jurado amor, y m¨¢s sonrisas que a Tiger, y los sastres de Augusta ya tienen sus medidas (2004 y 2006).
Si Westwood y Mickelson siguen hoy a todo trapo, a Choi y Woods les quedan las migajas. El coreano, la proa de un golf asi¨¢tico emergente -su compatriota Yang es d¨¦cimo a siete golpes de la cabeza-, se ha ganado un respeto en el torneo porque desde el principio ha tuteado a los mejores desde la sombra. Y al Tigre no le van las remontadas de ¨²ltima hora. Cuando no ha comenzado un domingo como un l¨ªder en un grande, no se ha llevado la placa. Ayer le falt¨® una marcha m¨¢s en su juego.
Y si alguien hab¨ªa dado por muerto a Couples, aqu¨ª est¨¢ de nuevo, un aspirante de 50 a?os a un golpe de Woods. Para quitarse el sombrero, como su eagle en el 15. Por la cola, Jim¨¦nez dej¨® la tarjeta como la cogi¨®, tres sobre el par. Y Garc¨ªa se pas¨® la ronda pensando m¨¢s en el verde del Bernab¨¦u que en el de Augusta. Jugaba con la cabeza en otra parte. Mand¨® grabar el cl¨¢sico y al entregar la tarjeta se despidi¨® corriendo, literalmente. En el campo se llev¨® un disgusto: un doble bogey para empezar, m¨¢s putts y cuatro sobre el par. Delante de la tele, otro.
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