?lvaro Quir¨®s da el golpe
El incre¨ªble pegador gaditano es l¨ªder en Augusta junto a McIlroy con un juego muy maduro
La tarde antes del inicio de Masters hac¨ªa la compra en un supermercado de Augusta junto a su entrenador, Pep¨ªn Rivero. Vest¨ªa unas bermudas y una camiseta blanca de la selecci¨®n espa?ola. Con total tranquilidad, paseaba entre los pasillos buscando los ingredientes para la cena. Nadie le molestaba pese a que la tienda est¨¢ a escasos metros del campo. Porque nadie, o casi nadie, le conoc¨ªa. Hasta ayer. ?lvaro Quir¨®s, un pegador gaditano de 28 a?os, se convirti¨® en el inesperado e incre¨ªble l¨ªder del Masters de Augusta con una tarjeta de 65 golpes, siete bajo par, y empatado con el norirland¨¦s Rory McIlroy. La sorpresa recorri¨® Augusta como una descarga el¨¦ctrica. ?Qui¨¦n es este chico?, preguntaban por el campo.
Quir¨®s hizo saltar la banca en Augusta con un juego delicioso y s¨®lido como una roca, de tee a green sin ninguna fisura por el camino. McIlroy hab¨ªa encandilado con su juego por la ma?ana, y Sergio Garc¨ªa avis¨® de su buena forma con tres golpes bajo par y unos putts muy seguros. La jornada parec¨ªa encaminarse a una tarde calmada. Pero entonces Quir¨®s abri¨® la caja de los truenos. La de esos golpetazos que da a la bola con el driver. Las televisiones repet¨ªan a c¨¢mara lenta el swing de Quir¨®s, doblado el cuerpo de 1,90m como un junco, una palanca cuya potencia no super¨® nadie entre los pegadores: 282 metros de media. El gaditano dio la vuelta de su vida. Despu¨¦s de dos a?os sin pasar el corte, acab¨® siete bajo par, l¨ªder del Masters. A ese descomunal drive uni¨® unos putts llenos de calma y concentraci¨®n, la que le falt¨® en anteriores ediciones. El trabajo psicol¨®gico para domar a la fiera que lleva dentro ha dado resultado. "Est¨¢ a punto de explotar, este campo le viene como anillo al dedo. Le pega duro, est¨¢ centrado y ha mejorado el juego corto. Es su momento", le anim¨® Jim¨¦nez.
"Estoy muy feliz. No pod¨ªa pretender ser el l¨ªder y solo miraba la clasificaci¨®n para ver a los espa?oles. Era est¨²pido pensar que ser¨ªa el primero", dijo Quir¨®s, la voz entrecortada por la emoci¨®n. "He sido feliz haciendo pares. Y ahora quiero pensar lo primero en pasar el corte. Tengo que estar concentrado en el hoyo siguiente", a?adi¨® con una buena dosis de modestia. Cuando entr¨® en el hoyo 18, acompa?ado de su caddie despu¨¦s de otro gran golpe con el hierro desde la calle, Quir¨®s record¨® emocionado c¨®mo siempre ve¨ªa la ¨²ltima jornada del Masters en el sof¨¢ de su casa, por televisi¨®n, de los a?os de Seve y de Olaz¨¢bal. "Y me pareci¨® incre¨ªble estar ah¨ª, cerrando la jornada y siendo el primero". Fue como un sue?o que ahora quiere alargar lo m¨¢ximo posible. Quir¨®s ha aprendido a controlar esos impulsos de rabia y car¨¢cter que le hac¨ªan desesperarse y marcharse mentalmente del juego. Ahora es mucho m¨¢s maduro, m¨¢s completo. En los dos a?os anteriores ni siquiera pas¨® el corte. Ahora est¨¢ en lo m¨¢s alto.
La reconquista de Am¨¦rica por parte de los europeos ya tiene nombres propios (cay¨® el alem¨¢n Martin Kaymer: m¨¢s seis). El norirland¨¦s McIlroy tiene 21 a?os y est¨¢ destinado a grandes tardes, como ya esboz¨® en el pasado Open Brit¨¢nico, cuando complet¨® una primera jornada de r¨¦cord con 63 golpes. "Esto es solo el principio, nada m¨¢s", dijo ayer el jovencito como si fuera un experto veterano. Sergio Garc¨ªa parece que ha aprendido la lecci¨®n en Augusta y ya no se queja del campo ni de la mala suerte. Ayer firm¨® su tercera mejor actuaci¨®n en el Masters, y por cuarta vez baj¨® de los 70 golpes. "Voy cogiendo confianza. No tengo m¨¢s expectativas, pero s¨ª estoy m¨¢s animado", cont¨® El Ni?o, s¨¦ptimo, con un lazo negro en la gorra por la muerte de su primer preparador f¨ªsico, Enrique Beltr¨¤. Y Quir¨®s es la carta secreta. Un pegador brutal que ha serenado su pulso. Tiene fuerza, juventud y ambici¨®n. Ayer dio el golpe en Augusta. Y seguramente ya no podr¨¢ ir al supermercado a comprar la cena sin que nadie le reconozca.
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