Sir Xavi
El medio, a quien sus padres no dejaron viajar a Wembley en 1992, no fue ni mucho menos un espectador, sino un l¨ªder
Hubo uno que pidi¨® una palanca para mover el mundo. A Xavi nadie le escuch¨® pedir la pelota, pero siempre la tuvo, como si sus botas tuvieran un im¨¢n que le acercara al cuero. Puestos a ser m¨¢s fieles que nunca a una idea, la de organizarse a trav¨¦s del bal¨®n, era un partido para que apareciera Xavi y lo sentenciara el talento de Messi, el instinto de Villa o la picard¨ªa de Pedro. As¨ª ocurri¨®: marcaron Pedro, Messi y Villa, y Xavi le puso el sello a la cuarta Copa de Europa del Barcelona. El de Terrassa ha ganado tres, pero en Par¨ªs, lesionado, no jug¨® contra el Arsenal. En Roma, contra el United, jug¨® bien y hasta remat¨® al palo. En Wembley dio un recital brutal: corri¨® 11,9 kil¨®metros, m¨¢s que nadie, 141 de los 148 pases que dio llegaron a su destino (95%) y chut¨® tres veces, una a puerta, obligando a Van der Sar a una gran parada.
Cuando Xavi tiene la pelota, siempre pasan cosas buenas para el Bar?a. Hay veces, como ayer, que le basta con dejarla pasar. As¨ª ocurri¨® al filo de la media hora, cuando amag¨® el control, dej¨® correr el bal¨®n, se fue a por los centrales y esper¨® a que por alg¨²n sitio, alguno de sus amigos se le ofreciera. Giggs lo vio, pero era tarde para llegar a cerrar. Solo fue un pase m¨¢s de los muchos que dio, pero termin¨® en gol. El primero, el que empez¨® a dejar claro qui¨¦n es el mejor equipo de Europa.
Hace casi un a?o, pase a pase, Xavi llev¨® a Espa?a a conseguir el Mundial. Durante el curso, pase a pase, ha colaborado en la consecuci¨®n del tercer t¨ªtulo de Liga consecutivo, en la plaza para la final de Copa y en la final de Wembley. All¨ª apareci¨® para ganar al United a golpe de pase, siendo fiel a un estilo. Xavi lo tuvo claro. Cogi¨® la pelota, la pas¨® y gan¨® el Bar?a.
Suele decir que no puede jugar solo, que necesita amigos con los que pasarse el bal¨®n. De ni?o, en la plaza, se ali¨® no pocas veces con los ¨¢rboles y los bancos para tirar paredes. Suele hacerlo con Busquets, Iniesta y Messi con la intenci¨®n b¨¢sica de no perderlo. A partir de ah¨ª, su radar le avisa antes que a nadie del camino al gol: y esa autopista se suele llamar Messi. El gol del argentino, el de Pedro o el de El Guaje quedar¨¢n en la memoria colectiva, pero no es menos cierto que el partido de Xavi es para que lo muestren en La Mas¨ªa a quien aspire a ser centrocampista del Bar?a.
Xavi lleva el gen del f¨²tbol del Bar?a y en el manual est¨¢ escrito que tan importante es tener la pelota como saber d¨®nde te toca jugar. Por eso se filtr¨® como mediapunta a la espalda de Carrick y con tanta elegancia como se dej¨® caer cerca de Busquets. Si orden¨® zafarrancho, se tir¨® a deg¨¹ello y con ¨¦l todo el equipo; cuando pens¨® que era necesario dar un paso atr¨¢s para ordenar el ataque, la guard¨® y el rondo volvi¨® a empezar. Capit¨¢n al quedarse en el banquillo Puyol, lider¨® al equipo en lo an¨ªmico y en la idea y se coron¨® en Wembley con otra de sus habituales exhibiciones. Se activ¨® y se fren¨® cuando fue necesario y con ¨¦l todo el equipo, el equipo de su infancia, el equipo de su vida. Su ¨²ltimo pase lleg¨® directo al coraz¨®n. Llev¨® el brazalete durante el partido y pod¨ªa haber cogido la Copa. Nadie pens¨® que fuera a hacerlo. Tocaba ced¨¦rsela a Puyol, como Zubizarreta hizo en 1992 con Alexanco, o Guardiola con Popescu en la final de la Recopa de 1996. Pero... no. El equipo le deb¨ªa un reconocimiento a Abidal y la recogi¨® el franc¨¦s, el hombre que hace apenas tres meses pas¨® por el quir¨®fano con un tumor en el h¨ªgado.
A Xavi, hace 19 a?os, sus padres le prohibieron viajar a Wembley con sus dos hermanos mayores. As¨ª que vio por la tele la final contra el Sampdoria. Ayer no ten¨ªa intenci¨®n de ser otra vez espectador. Hizo suya la pelota y del Bar?a la Copa de Europa. Tras su espectacular partido, ya se le puede llamar sir.
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