Wembley se enamora del Barcelona
Messi lidera la genial exhibici¨®n de f¨²tbol alegre y coral de los de Guardiola ante el Manchester United - El equipo azulgrana, tetracampe¨®n de Europa
Hay finales que cualquier equipo necesita ganar para ser alguien en el f¨²tbol, como la de 1992 para el Bar?a o la de 1968 para el Manchester, y hay trofeos que se impone conquistar para convertirse en una celebridad. Pocos como el de ayer en Londres. La leyenda del Barcelona y del United empez¨® por separado en el viejo Wembley, los azulgrana contra el Sampdoria y los diablos rojos frente al Benfica. Ambos regresaron anoche al m¨ªtico estadio ingl¨¦s, ahora tan renovado como los propios clubes, para dirimir cu¨¢l de los dos marcaba ¨¦poca, despu¨¦s que los azulgrana ya derrotaran a los reds hace dos a?os en Roma. No hubo duda. La gloria fue de nuevo para el excelso Barcelona de Messi y Abidal.
Barcelona, 3 - Manchester United, 1
Barcelona: Vald¨¦s; Alves (Puyol, m.88), Piqu¨¦, Mascherano, Abidal, Sergio, Xavi, Iniesta; Pedro (Afellay, m.90+2), Messi y Villa (Keita, m.86).
Manchester United: Van der Sar; Fabio (Nani, m.69), Ferdinand, Vidic, Evra; Valencia, Carrick (Scholes, m.76), Giggs, Park; Rooney y Javier 'Chicharito' Hern¨¢ndez.
Goles: 1-0, m.27: Pedro. 1-1, m. 34: Rooney. 2-1, m.54: Messi. 3-1, m.69: Villa.
Arbitro: V¨ªktor Kassai (HUN). Mostr¨® cartulina amarilla a Alves (m.60), Carrick (m.61), Valencia (m.79) y a Vald¨¦s (m.86).
87.695 espectadores en el nuevo estadio de Wembley.
Ahora mismo no hay mejor futbolista que Messi ni un equipo que juegue mejor al f¨²tbol que el Bar?a, tambi¨¦n en un terreno neutral, el m¨¢s sagrado de Europa, el santuario de Wembley. Los azulgrana se coronaron tetracampeones despu¨¦s de una actuaci¨®n irreprochable el d¨ªa m¨¢s exigente, frente al l¨ªder del f¨²tbol ingl¨¦s, en el mismo templo de Londres. Equipo de muchas camisas, al Manchester no le sienta bien el blanco. Alejado de la m¨ªstica y liturgia del d¨ªa, apareci¨® para dar valor al ¨¦xito azulgrana y agrandar el romanticismo del Bar?a, m¨¢s club y equipo que nunca despu¨¦s de una funci¨®n colectiva estupenda y de un triunfo sin discusi¨®n de su afamada delantera.
La final de Londres empez¨® y acab¨® igual que la de Roma, como si no pasara el tiempo, igual de reconocibles los dos contendientes. La pelota no sali¨® de la cancha del Barcelona durante cinco largos minutos y el jugador m¨¢s exigido fue Vald¨¦s. Apretaron los ingleses, muy f¨ªsicos y vitalistas, tensos en la presi¨®n y m¨¢s ligeros y futboleros que nunca en la alineaci¨®n. Fletcher descansaba y jugaban Valencia, Giggs y, por supuesto, Chicharito. No hab¨ªa manera de dar con Messi, perdido en la divisoria, volteado por Park, que le reban¨® tres veces la pelota. A la cuarta, sin embargo, sali¨® La Pulga del regate y se conectaron los azulgrana, m¨¢s f¨¢ciles de identificar que nunca en Wembley. Hab¨ªa un cierto misterio sobre c¨®mo jugar¨ªa el Bar?a. Los titulares llevaban mucho tiempo sin juntarse en un partido y la serie contra el Madrid result¨® tan agotadora como desagradable, nociva para su f¨²tbol. La suplencia del capit¨¢n Puyol aument¨® una incertidumbre que se disip¨® cuando Messi apareci¨® entre l¨ªneas y gener¨® la superioridad num¨¦rica suficiente para descomponer al Manchester United.
El tri¨¢ngulo Xavi-Iniesta-Messi monopoliz¨® el bal¨®n y los barcelonistas se ganaron f¨¢cilmente el campo y el ¨¢rea del adversario. ?nicamente se trataba de aguardar al gol, cosa nada sencilla a veces en un equipo tan generoso en el juego como falto de pegada como es este Bar?a.
El valor m¨¢s seguro en un partido de la categor¨ªa del de ayer es Pedro, infalible en los momentos m¨¢s exigentes, quiz¨¢ porque es la forma que tiene de agradecer que le pongan en la formaci¨®n. El tinerfe?o remat¨® a la red la jugada que anteriormente hab¨ªan marrado Messi y Villa. Los azulgrana estuvieron estupendos, filigraneros, tambi¨¦n condescendientes en el ¨¢rea de Van der Sar y despu¨¦s en la de Vald¨¦s. Un fuera de banda de Abidal sirvi¨® al Manchester para dejar constancia de su presencia en la final. Al m¨¢s puro estilo Bar?a, rob¨® la bola el United y Rooney no par¨® hasta dejarla en el marco, despu¨¦s de una doble pared, apoyada la segunda en un fuera de juego de Giggs que el colegiado no vio.
La respuesta del Barcelona al error arbitral no fue ning¨²n alegato contra los colegiados ni contra la organizaci¨®n, sino que se centr¨® en un fenomenal discurso futbol¨ªstico en el campo, tan medido que a Guardiola le dio tiempo de sacar a Puyol, igual que actu¨® Cruyff con Alexanco en 1992, aunque la Copa la recibi¨® Abidal, titular en la final despu¨¦s de ser intervenido de un tumor en el h¨ªgado. Los barcelonistas supieron estar en el campo, donde solo cometieron cinco faltas, y en el palco, igual de exuberantes anoche que con el 5-0 que le endosaron al Madrid, cuando empezaron a dibujar el mismo doblete alcanzado en 1992, 2006, 2009 y 2011.
R¨¢pido de pies y cabeza en la circulaci¨®n del cuero, consciente de su inferioridad en los balones divididos, al Barcelona solo le faltaba afinar la punter¨ªa para resolver un choque tan bien madurado. El partido se puso entonces estupendo para un jugador universal como Messi. Aunque a veces se relame ante la porter¨ªa, no conviene flotarle, como dispuso la defensa del United, convencida de la esterilidad del Bar?a. La Pulga tom¨® la pelota de Iniesta, la par¨®, la acarici¨® y la toc¨® en direcci¨®n al balc¨®n del ¨¢rea para enganchar un violento zurdazo al que no pudo responder Van der Sar en su ¨²ltimo partido.
Un gol repetidamente visto y, sin embargo, siempre esperado, imposible para el adversario, decisivo para el Bar?a, que no tard¨® en certificar el triunfo con un celestial tiro de Villa a la escuadra, muy bien visto por El Guaje, m¨¢s certero que Alves y el propio Messi, quienes durante un rato se rifaron el chut en una final como los ni?os cuando pelotean en el recreo. Hubo momentos tambi¨¦n para divertirse, para honrar al dribling inventado por los ingleses y el passing-game patentado por los escoceses, para mezclar las dos suertes como solo hace el Bar?a, que rompi¨® a jugar el d¨ªa se?alado con la determinaci¨®n precisa de un novato y el refinamiento de un singular tetracampe¨®n.
Nadie hace silbar el bal¨®n como el Barcelona, exquisito en el juego de asociaci¨®n y al mismo tiempo entregado al jugador m¨¢s determinante de la ¨¦poca, Leo Messi. La Pulga y el Bar?a forman hoy una asociaci¨®n imparable en cualquier campo del mundo. Wembley no iba a ser la excepci¨®n sino que era el sitio indicado para certificar la jerarqu¨ªa y grandeza del Bar?a seguramente m¨¢s rom¨¢ntico de la historia.
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