No hay mejor pie que el azulgrana
Ante la presi¨®n infatigable del rival, Busquets, Xavi y Messi mueven la pelota a su antojo
No le import¨® que le privaran del bal¨®n, propiedad del Barcelona. No le inquiet¨® que el equipo perdiera m¨²sculo sin Fletcher en el eje. Para Ferguson, lejos de su acentuada versi¨®n timorata al alinear a Giggs y dos delanteros, se trataba de poner pie al equipo para presionar y lanzar contragolpes. Robo, pase al hueco y remate. Pero al toque tampoco se le gana al Bar?a, que absorbi¨® la posesi¨®n y demostr¨® que es un equipo que juega con la cabeza alta y la pelota rasa, que no hay mejor pie en el planeta.
Vald¨¦s.No entiende de nervios. Actu¨® mejor como portero que como encargado del primer pase. Pero ejerci¨® de libre sin titubear, adelantado para reducir el espaci¨® de acci¨®n de los puntas rivales. Recibi¨® un gol, pero no tuvo que hacer parada alguna. Un seguro universal.
Van der Sar. Se atragant¨® en su ¨²ltimo partido como profesional, vencido antes de tiempo en los dos primeros goles. En el tercero se content¨® con verlo.
Alves. Impreciso en el pase y desacertado al seleccionar las subidas, libr¨® una batalla de lo m¨¢s intensa con Park por todo el costado derecho. Busc¨® a Messi con empe?o y le falt¨® sacar centros.
Fabio. Sus compa?eros le daban palmaditas en la espalda antes del duelo, como si fuera el m¨¢s d¨¦bil. No fue as¨ª: nada atenazado, correcto en la defensa y alegre en el ataque, por m¨¢s que no finalizara las jugadas. Acab¨® lesionado y sustituido.
Mascherano. Le cost¨® dar salida a la pelota y palideci¨® a la que Rooney le ret¨® en carrera. Bien en lo t¨¢ctico, no se perdi¨® a la hora de ejecutar la trampa del fuera de juego y corrigi¨® con acierto los sucesivos despistes de Alves. Se entendi¨® con Piqu¨¦.
Ferdinand. Jug¨® para romper. Ha perdido su jerarqu¨ªa en beneficio de Vidic, pero no su capacidad de corte. Cuando se cruz¨® Messi en su camino, qued¨® desfigurado.
Piqu¨¦. Olvid¨® el primer traspi¨¦, cuando casi cuela un gol a Vald¨¦s, y complet¨® un partido sensacional, siempre con la inteligencia por bandera. Acostumbrado toda la temporada a dirigir el cotarro desde la zaga, no mostr¨® flaqueza alguna. En el gol del United sali¨® de sitio y meti¨® a Giggs en fuera de juego. Por abajo y por arriba result¨® infranqueable.
Vidic. Un defensa de los pies a la cabeza. Sali¨® siempre puntual al corte y no se venci¨® ante las diabluras rivales, hasta el punto de que seleccion¨® con precisi¨®n las veces que se tir¨® al suelo. Como en esa que reba?¨®, a ¨²ltima hora, cuando parec¨ªa gol, un bal¨®n a Messi. Perseguir a Leo entonado y atender a los desmarques de los extremos es imposible.
Abidal. Operado el 17 de marzo de un tumor, sali¨® de inicio en Wembley en lo que fue un canto a la vida. Fue una barrera infranqueable para Valencia, pero poco dado a cruzar la divisoria.
Evra. Jug¨®, pero no se le vio. Cort¨® un bal¨®n con la mano en el ¨¢rea, pero el colegiado lo juzg¨® involuntario. No persigui¨® a Pedro en el primer gol. Desbravado.
Xavi. Atosigado por Carrick, al capit¨¢n le cost¨® hacerse con su hueco. Pero, a la que recogi¨® el bal¨®n, gobern¨® el partido a su antojo y explic¨® que al f¨²tbol se juega con el pase y la asociaci¨®n. No entiende de centros imposibles ni balones rifados. Regal¨® una asistencia de oro en el tanto de Pedro. Medio gol. Xavi, al cuadrado.
Valencia. No se enter¨® de qu¨¦ iba la pel¨ªcula. Apenas encar¨® y menos dribl¨® a Abidal, por lo que tir¨® de las faltas a destiempo para cobrar protagonismo. Est¨¦ril.
Busquets. El term¨®metro azulgrana. Due?o y se?or del medio del campo. Ayud¨® con acierto a la salida de la pelota y conect¨® con ¨¦xito con la siguiente l¨ªnea. Sus pases descontaban rivales. No hay quien le coja el truco.
Carrick. Sin tiempo de ejecuci¨®n, dada la presi¨®n rival, se movi¨® lo justo, pero demostr¨® que es capaz de jugar al primer toque. Se atornill¨® en el centro del campo y redujo con ¨¦xito las l¨ªneas de pases para el Bar?a. Pero se perdi¨® cuando Messi pis¨® su zona.
Giggs. El ritmo fren¨¦tico del duelo le incomod¨® sobremanera. Pero su buen pie desdibuj¨® sus debilidades y argument¨® su facilidad para dar pases interiores. Le falt¨® contacto con la pelota.
Iniesta. No gan¨® metros con el bal¨®n entre los pies y no desequilibr¨® con el regate. No fue el mejor Iniesta, pero "un Iniesta menor es mucho Iniesta", sostiene Guardiola. Posesi¨®n, toque, asistencia de gol y una genialidad con una volea que casi desmonta Wembley.
Park. Una hormiga que no se detiene ante nada ni nadie. Se emparej¨® con Alves y le priv¨® de aire. No aport¨® nada en el ataque.
Pedro. Tuvo un primer remate y la dio con el tobillo. Al segundo, acostumbrado a ganarse las habichuelas en un equipo de genios, no perdon¨®. Generoso en la presi¨®n y el esfuerzo, su presencia es capital. Es uno de los grandes.
Rooney. Decisivo, como se le reclamaba, enganch¨® un bal¨®n y lo envi¨® a la red. Voraz y potente, busc¨® las cosquillas a los dos centrales, siempre con carreras desde la segunda l¨ªnea, siempre sorprendente. Un terremoto desconectado de sus compa?eros.
Villa. Actu¨® como punto final del juego coral azulgrana. Los dos primeros disparos toparon con la mara?a de piernas del Manchester, el tercero cuchiche¨® al palo y el cuarto a las manos del portero. Al quinto se dio la obra de arte: un chut envenenado, con una rosca que lami¨® la escuadra.
Chicharito. Alejado del ¨¢rea, donde se restan sus virtudes, quiso vivir al l¨ªmite, siempre descolgado y con la idea de romper el fuera de juego. Cay¨® en cuatro ocasiones. No tuvo remate.
Messi. Es el jugador m¨¢s determinante del mundo. La Pulga se reivindica a cada partido, a cada ocasi¨®n. No hay partido grande para su zurda ni para sus quiebros. Es el ¨²nico que se permite agachar la cabeza en la conducci¨®n, siempre marcando zetas sobre el c¨¦sped. Pero, como sus recursos son infinitos, resolvi¨® el entuerto con un zapatazo desde fuera del ¨¢rea que pill¨® a contrapi¨¦ a Van der Sar. Pudo con todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.