A pecho descubierto
El Granada empata (2-2) en el ¨²ltimo suspiro a la Real Sociedad en un duelo trepidante y sorprendente
A los futbolistas se les mide por su talento, siempre; por su zurda de seda, a menudo; por su derechazo portentoso, por su cabezazo de plomo, por su folha seca, en circunstancias especiales. Por su puntera, que se asocia al goleador intuitivo. Hasta por la mano de Dios se les asocia para comprobar su relaci¨®n celestial con el gol. Lo que cuesta m¨¢s trabajo es medir a un futbolista por la oreja o por el pecho, algo que no se entrena, algo que est¨¢ en la casualidad de los jugadores sea cual sea el avispero del ¨¢rea. Y en eso Agirretxe es un portento: no renuncia a ninguna parte de su cuerpo para hacer un gol o dos o cuantos sean necesarios. Se dir¨ªa que Agirretxe escuch¨® el tacto de bal¨®n que le puso Carlos Vela antes de los 10 minutos. Escuch¨® el golpeo y puso la oreja al bordecito del ¨¢rea peque?a. Estaba en fuera de juego, eso es cierto, por cent¨ªmetros, pero estaba en situaci¨®n ilegal, lo justo para meter la oreja entre la defensa y el portero. Los goles a veces se escuchan, no se sabe si te hablan ¡ªse supone que s¨ª¡ª, si el f¨²tbol es preciso, pero se escuchan, suenan por el ¨¢rea aunque rebasen la legalidad establecida.
REAL SOCIEDAD, 2; GRANADA, 2
Real Sociedad: Bravo; C. Mart¨ªnez, M. Gonz¨¢lez, I. Mart¨ªnez, De La Bella (Cadamuro, m.89); Bergara, Xabi Prieto; Castro (Ifr¨¢n, m. 66), Vela (Estrada, m. 80), Griezmann; y Agirretxe. No utilizados: Zubikarri; J. ?ngel, R. Pardo y Zurutuza.
Granada: Roberto; Nyom, Diakhat¨¦, Mainz, Siqueira (Angulo, m. 46); Recio, M. Rico; Torje (Aranda, m. 57), Brahimi, Nolito; y El Arabi (Buonanotte, m. 73). No utilizados: To?o; I. L¨®pez, J. Ortiz e Iriney.
Goles: 1-0. M. 9. Agirretxe. 1-1. M. 15. El Arabi. 2-1. M. 45. Agirretxe. 2-2. M. 93. Recio.
?rbitro: Estrada Fern¨¢ndez. Amonest¨® a Siqueira, El Arabi, Nolito, Buonanotte, Mikel Gonz¨¢lez y Griezmann
Unos 20.000 espectadores en Anoeta.
El Granada se qued¨® sordo, le dol¨ªan los o¨ªdos, porque la Real le hab¨ªa robado la esperanza con una alineaci¨®n insolente, m¨¢s atrevida que lo que cualquiera pudiera imaginar, con un solo centrocampista defensivo, Bergara, y a partir de ¨¦l, todos delanteros. Hay que echarle mucho valor para jugar con Xabi Prieto y Griezmann en el medio campo a sabiendas de que no tienen ojos en la espalda, ni los quieren tener.
Y quiz¨¢s por eso, el Granada, sordo, acoquinado, encontr¨® una jugada sorprendente por la voluntad de Brahimi y la resoluci¨®n de El Arabi. Era dos contra cinco defensas y encontraron petr¨®leo para batir a Bravo. La Real frunci¨® el ce?o porque esta temporada est¨¢ poco acostumbrada a los castigos. Encaja mal los contratiempos y cuando los encaja muy mal, como en Getafe, se cae con todo el equipo. Por momentos pareci¨® que se quedaba sin postre y, por lo tanto, se negaba a comer el segundo plato.
Pero Agirretxe tiene mucha hambre, m¨¢s de la que muchos defensas pueden soportar, sobre todo si te han mojado la oreja. Y en esto, el delantero hambriento, es decir insaciable, decidi¨® ir m¨¢s all¨¢ de los c¨¢nones establecido y rematar con el pecho un centro, otra vez, de Carlos Vela. Sin pies ni cabeza, con el pecho, como mandaba el bal¨®n, la altura que llevaba, que estaba ah¨ª en ese lugar indefinido que solo los inteligentes resuelven con improvisaci¨®n. Y Agirretxe es inteligente, am¨¦n de voluntarioso, entregado, fortach¨®n y dem¨¢s adjetivos al uso del diccionario de futbolistas. Pero sobre todo es pr¨¢ctico, ¨²til para el gol con todo aquello que permite el reglamento. La oreja y el pecho son legales y acreditan a cualquier futbolista.
Al Granada le cost¨® despertar de la teor¨ªa. Entre la pizarra y el c¨¦sped hay m¨¢s trecho que el que separa el pasillo de los vestuarios. M¨¢s que la Real le espole¨® la urgencia. Nolito fue el hombre libre, el que mejor enga?¨® a la Real, el que le busc¨® las cosquillas y el que le mir¨® a los ojos a Claudio Bravo para hacerle sudar en la segunda parte. Al menos, el Granada consigui¨® romper el partido, restablecer el equilibrio entre el miedo al abismo (el descenso) y el placer del ¨¦xito (la Champions). Sensaciones distintas que confluyen en la misma actitud. Bravo fren¨® a Nolito y el poste derecho fren¨® a la Real cuando Agirretxe y Vela le golpearon con sa?a. Buenanotte desarm¨® a la Real, que con el dep¨®sito vac¨ªo, seca como la mojama, asumi¨® el sufrimiento. Con la puerta de Europa abierta (para la Liga Europa), eligi¨® el port¨®n de la Champions, el m¨¢s grande, mientras el Granada echaba la ¨²ltima gota de sudor en la lucha por mantenerse en la clase alta espa?ola. Y le premi¨® el destino con el gol de las diez de ¨²ltimas, el de Recio, tras un rebote, tras mucho agobio, tras mucho esfuerzo, tras mucho m¨¦rito. Y la Real, con un palmo de narices. Lo l¨®gico en un partido de pecho y oreja.
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