De sabios y de tontos
¡°Pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al????????? hombre; pero ya era imposible distinguir qui¨¦n era uno y qui¨¦n era otro¡±.
Rebeli¨®n en la granja, George Orwell.
Quiz¨¢ lo m¨¢s rescatable del circo de traspasos que presenciamos este verano, como todos los veranos, es constatar que los que supuestamente m¨¢s saben de f¨²tbol, no saben nada. O, al menos, no saben m¨¢s que nosotros, los futboleros de a pie. Tenemos v¨ªa libre para opinar cualquier cosa, decir cualquier barbaridad, ante la certeza de que todo vale, de que no hay ning¨²n ser superior que est¨¦ m¨¢s enterado que nosotros.
A un mes y pico del comienzo de la temporada ya poseemos datos suficientes para hacer una evaluaci¨®n inicial de las decisiones que tomaron los directivos, entrenadores y equipos t¨¦cnicos especializados respecto a los movimientos de jugadores entre los grandes clubes europeos. Tremendos los errores que cometen, pero tambi¨¦n, a veces, hay que reconocerlo, aciertan. No se sabe si por azar o por conocimientos, pero s¨ª, aciertan.
Como por ejemplo el Arsenal, que se lleva el premio al mejor fichaje del verano, Mesut ?zil, por 45 millones de euros, del Real Madrid. Su elegancia, su facilidad con el bal¨®n y su rapidez mental han inyectado una ansiada dosis de clase en el ¡ªpor lo dem¨¢s¡ª bastante primitivo f¨²tbol ingl¨¦s. Y el impacto de su llegada en el Arsenal, l¨ªder en solitario en la tabla, ha sido enorme.
Primero, porque sigue siendo lo que fue en el Madrid: el mejor proveedor de asistencias de gol de Europa. Demostr¨® su categor¨ªa en la Champions esta semana marcando un gol exquisito y creando otro en la victoria del Arsenal contra el N¨¢poles, vencedor del Borussia Dortmund un par de semanas antes. Pero el valor del fichaje de ?zil se ve tambi¨¦n en el impacto que ha tenido sobre la moral del equipo. Con ¨¦l a su lado el resto de los jugadores se sienten m¨¢s importantes y de repente, tras varios a?os grises, en el Emirates Stadium se respira confianza y optimismo. ?zil, adem¨¢s, cae bien. El contraste entre su timidez y su talento seduce a los ingleses. Gracias a ?zil, el Arsenal es hoy un club alegre.
Gracias a ?zil, el Arsenal es hoy un club alegre
Lo mismo no se puede decir del Real Madrid, cuya decisi¨®n de vender a ?zil resulta cada d¨ªa menos explicable. Si existe un jugador que corresponde a lo que m¨¢s necesita en este momento el club m¨¢s rico del mundo ¡ªes decir, un centrocampista creador¡ª ese jugador es ?zil. Tambi¨¦n cuesta comprender que el segundo club m¨¢s rico del mundo, aunque tuvo la oportunidad de ficharlo, no lo hiciera. ?zil es precisamente el tipo de jugador que el Manchester United, a ocho puntos del Arsenal ayer por la ma?ana, m¨¢s echa en falta. De Gareth Bale, el nuevo jugador del Real Madrid, sabemos dos cosas. Una, que es un crack pero haber pagado 100 millones de euros por ¨¦l fue un disparate. Dos, que al Madrid le hubiera venido mejor fichar a un goleador pele¨®n, entregado y m¨¢s barato como el uruguayo Luis Su¨¢rez para ocupar el puesto de Nicolas Anelka ¡ªperd¨®n, de Karim Benzema¡ª.
Otra prueba de que, por m¨¢s experiencia o t¨ªtulos que los profesionales del f¨²tbol hayan acumulado, toman decisiones de una sorprendente irracionalidad la ofrece el lauread¨ªsimo entrenador del Chelsea, Jos¨¦ Mourinho. Los aficionados del club est¨¢n perplejos. No entienden c¨®mo fue posible que dejara que Lukaku, el delantero centro belga que muchos comparan con el gran Didier Drogba, se fuese cedido al Everton. Y menos todav¨ªa teniendo a Fernando Torres como alternativa. Lukaku y el entrenador espa?ol Roberto Mart¨ªnez han sido los principales motivos por los cuales el Everton, que gan¨® al Chelsea hace tres semanas, ha tenido un gran arranque de temporada.
Por ¨²ltimo, tampoco es comprensible que el Barcelona no fichara a un central en el verano cuando, como es bien sabido, dentro del club se tiraban de los pelos al final de la temporada pasada ante las deficiencias que el equipo demostraba ante el Real Madrid, el Bayern Munich y otros en esa posici¨®n.
Todo lo cual, y mucho m¨¢s, alimenta la feliz conclusi¨®n de que todos podemos ofrecer los an¨¢lisis (si esa es la palabra) que nos den la santa gana con la confianza de saber que a la hora de medir el valor de un futbolista la diferencia entre los sabios y los tontos, los profesionales y los aficionados es inexistente.
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