El oficio amansa a las fieras
El Shakhtar domina al Athletic, que nunca pudo superar la presi¨®n y la experiencia ucraniana
El f¨²tbol est¨¢ lleno de intangibles, ajenos a los estrictos detalles del juego. Est¨¢ el escenario, ayer magn¨ªfico, con todos los ingredientes que reclama un futbolista: calor, color, ruidos, c¨¢ntico, grito. Los buenos futbolistas ans¨ªan este tipo de estadios aunque act¨²en de visitantes, los malos los temen. Y est¨¢ el oficio, que es esa cualidad que te hace adormecer los nervios y elegir las mejores soluciones, por escasas que sean, para evitar da?os frontales y colaterales. Ya m¨¢s dentro del juego, est¨¢ la intensidad, esa manera de jugar que le obliga al rival a actuar mucho y pensar poco, a improvisar m¨¢s de lo que quisiera. De las tres cosas, se supon¨ªa que el Athletic ganaba dos a uno al Shakhtar: el valor del escenario y la intensidad se daban por seguros; el oficio era cuesti¨®n del equipo ucranio-brasile?o y lo ejerci¨® como un viejo artesano. El p¨²blico cumpli¨® con su papel, pero el Athletic suspendi¨® durante 45 minutos su examen de intensidad.
Athletic, 0-Shakhtar, 0
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpugui, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; Muniain (Aketxe, m. 76), Be?at (Susaeta, m. 65), Ibai; Adur¨ªz (Guillermo, m. 78). No utilizados: Mor¨¢n, San Jos¨¦, Iago y Iraola.
Shakhtar: Pyatov; Srna, Kucher, Rakitskiy, Marcio Azevedo; Fernando Lucas (Fred, m. 74), Stepanenko; Douglas Costa, Alex Teixeira, Taison (Marlos, m. 81); Luiz Adriano (Gladkiy, m. 91). No utilizados: Ilson; Bernard, Kanibolotsky y Kryvtsov.
?rbitro: Tasos Sidiropoulos (Grecia). Amonest¨® a Iturraspe, Susaeta y Adur¨ªz para el Athletic y a Taison, Kucher y Srna para el Shakhtar.
Estadio de San Mam¨¦s. Unos 53.000 espectadores
El Shakhtar amans¨® a la fiera con un vaiv¨¦n de pases bien trenzados, de esos que parecen insulsos pero que tienen un efecto placebo en el rival. Luego, con el enemigo semidormido, buscaban los espacios como fieras o en su defecto su referencia en ataque, Luiz Adriano, un nueve cl¨¢sico. En ese vaiv¨¦n se perdi¨® el Athletic como un novato asustadizo. Hilvanaba poco y mal y cuando consegu¨ªa llegar a las bandas, su destino natural, Ibai G¨®mez, el centrador oficial, no acababa de ajustar la bota. Y por el otro costado, cada centro de De Marcos se convert¨ªa en una contra peligrosa del Shakhtar. En esas condiciones sobraba Aduriz, obligado a cazar balones que ca¨ªan a plomo, de espaldas entre la envergadura de Kucher o Rakitskiy. Y aun as¨ª se cobr¨® algunas piezas.
La oportunidad de Rico a los dos minutos, mal resuelta, fue un espejismo, otro intangible, porque a partir de ah¨ª el Shakhtar bail¨® un par de valses en el centro del campo y decidi¨® que hab¨ªa llegado la hora de pasar al break dance. Fernando y Stepanenko ahogaban a Be?at, y, por las bandas, Douglas Costas y el lateral Azevedo decidieron subir el volumen del audio. San Mam¨¦s gritaba, pero lo que se escuchaba era la m¨²sica de los exteriores brasile?os, que ya miraban a menudo a los ojos de Iraizoz. A veces no llegaron por mil¨ªmetros, a veces el portero vasco sac¨® lo mejor de s¨ª.
La grada era del Athletic, pero el terreno de juego era del Shakhtar. Y el bal¨®n tambi¨¦n. Ten¨ªa mucho que remontar el Athletic en la segunda mitad: volver a empezar, asumir que el primer esfuerzo hab¨ªa sido bald¨ªo, pero los da?os m¨ªnimos, si acaso an¨ªmicos. Lucescu, el t¨¦cnico del Shakhtar era de otra opini¨®n: el esfuerzo era el adecuado, aunque el rendimiento, escaso.
Y el guion sigui¨® siendo el mismo. El Shakhtar atend¨ªa las indicaciones de Bob Dylan, llamando a las puertas del cielo, y el Athletic ofrec¨ªa un popurr¨ª, a veces animado, a veces ininteligible. La presi¨®n del Shakhtar era m¨¢s agobiante que el bochorno ambiental, una presi¨®n que no solo anulaba a Be?at, sino a Iturraspe, lo que resultaba m¨¢s preocupante. No es que la m¨²sica ucraniana fuera precisamente de baile, pero ten¨ªa buen comp¨¢s.
Y en esto, el director de orquesta rojiblanca, o sea Valverde, decidi¨® tirar por la calle de en medio. La entrada de Susaeta era una obligaci¨®n para variar la m¨²sica, pero los siguientes en entrar fueron Aketxe y Guillermo, dos muchachos de Lezama, tiernos en Primera y m¨¢s en Europa. Cierto que los dos veteranos estaban fundidos (Muniain) y aburridos (Aduriz), pero la apuesta fue tan insolente como bella.
El Shakhtar hab¨ªa dado un paso atr¨¢s, hac¨ªa lo mismo, pero desde m¨¢s lejos. Carreras alocadas y verticales buscando las debilidades de Gurpegui, pero el bandolero que fuera ya cabalgaba solo. Aun as¨ª provocaron un gol anulado por fuera de juego dudoso de Kucher en el centro y un posible penalti por mano de Laporte. Tambi¨¦n el Athletic reclam¨® lo suyo en el otro ¨¢rea. Pero el oficio no produc¨ªa ocasiones y la osad¨ªa (a la que apel¨® el Athletic al final), tampoco. ?Es eso un justo empate sin goles? Si no lo es, se le parece mucho.
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