Isco se hace imprescindible
Las bajas de Modric y James convierten al malague?o en el ¨²nico volante capaz de sorprender
Solo Fernando Hierro sabe si tiene madera de entrenador. Lo que es seguro, y en esto coinciden multitud de compa?eros de fatigas en secretar¨ªas t¨¦cnicas y vestuarios, es que el hombre tiene ojo cl¨ªnico para el f¨²tbol. Posee el don de distinguir lo bueno de lo excepcional. Y a veces hasta se maravilla cuando descubre el verdadero talento. Como Isco Alarc¨®n, a quien conoci¨® siendo director deportivo de la federaci¨®n espa?ola y luego, en su etapa de m¨¢nager del M¨¢laga, fich¨® en 2011. Cuentan en la federaci¨®n que cuando el muchacho iba convocado a las distintas selecciones, Hierro llamaba a los responsables de la expedici¨®n, m¨¦dicos, preparadores y entrenadores, para interesarse por su pupilo:
¡ª?Cuidadme a mi gordito!
Isco era por entonces un adolescente que luchaba por ganarse el respeto de los profesionales. Cuatro a?os despu¨¦s ha vuelto a encontrarse con Hierro, que ejerce de ayudante de Ancelotti en el Madrid. Las circunstancias son trascendentales para el jugador. Desde agosto, Isco ha pasado de ser el cuarto o el quinto centrocampista de la plantilla a situarse en el mismo plano que Kroos.
Ancelotti le advirti¨® que tendr¨ªa una oportunidad inmejorable de consagrarse tras la lesi¨®n del croata
¡°Si tengo que compararlo con el principio de temporada seguramente ha ganado muchas posiciones en la idea que yo ten¨ªa¡±, dijo ayer Ancelotti. ¡°?l lo sabe muy bien. Tambi¨¦n sabe muy bien lo que ha hecho para elevar su posici¨®n dentro de la plantilla: trabaja mucho m¨¢s, hace mucho m¨¢s trabajo defensivo, busca lo mejor para el equipo¡ Entonces es verdad que en este momento es un jugador indispensable¡±.
Durante a?os, la presencia f¨ªsica de Isco, paticorto, de centro de gravedad bajo y piernas arqueadas, invit¨® al prejuicio. Era natural sospechar de las condiciones de un futbolista sin cuerpo de atleta que en las pruebas de resistencia jam¨¢s aparec¨ªa entre los destacados. En M¨¢laga no todos le ve¨ªan con los ojos admirados de Hierro. Los m¨¢s esc¨¦pticos le llamaban El Cul¨®n. La imagen conectaba con el mito del futbolista de arabescos, bueno para dejar detalles memorables pero irrelevante para el juego del equipo. El debate se extendi¨®. De lo que no cab¨ªan dudas entre los t¨¦cnicos era de su posici¨®n en el campo: le pon¨ªan por detr¨¢s del punta en un 4-2-3-1 o tirado al costado en el carril del diez, generalmente arm¨¢ndole esquemas t¨¢cticos para que se sintiera c¨®modo.
Cuando Ancelotti le descubri¨®, en el verano de 2013, vislumbr¨® un problema. Si le confeccionaba un m¨®dulo acorde con sus dones perjudicar¨ªa a las estrellas del equipo. Imagin¨® que con tres futbolistas tan verticales como Bale, Benzema y Cristiano por delante, el mediocampo se convertir¨ªa en un lugar demasiado amplio y demasiado dif¨ªcil de cubrir para un futbolista sin cualidades atl¨¦ticas de ninguna clase. Inmediatamente le record¨® a un mediapunta que se hab¨ªa transformado en volante: Seedorf. Pero Seedorf ten¨ªa una potencia, una fuerza, propia de un corredor de 400 metros.
El malague?o ha simplificado su f¨²tbol y se ha enflaquecido de tanto correr y sudar
Ancelotti no debi¨® convencer a Isco de que ten¨ªa que correr para el equipo, aprender a darle continuidad a las jugadas, tocar m¨¢s, y m¨¢s r¨¢pido, y trasladar menos. Le bast¨® con se?alarle la evidencia. Le dijo que sin Modric, lesionado hasta marzo, tendr¨ªa la oportunidad de convertirse en un jugador realmente importante. La metamorfosis fue autom¨¢tica. Y no solo porque Isco ya roba m¨¢s balones que Khedira (once contra dos, sumados los partidos contra el C¨®rdoba y el Sevilla) y se muestra hasta m¨¢s estilizado, seco como un fondista, de tanto sudar. Isco se hizo imprescindible por la sabidur¨ªa con que se manej¨® en el campo. Sin James y sin Modric comienzan a escasear los futbolistas creativos.
Esta tarde en el Calder¨®n, Isco ser¨¢, junto con Benzema, el ¨²nico capaz de sorprender al rival con algo m¨¢s que carreras al espacio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.