El Am¨¦rica, entre el amor y el odio
El club m¨¢s controvertido de M¨¦xico ha escrito su historia con t¨ªtulos y haza?as ¨¦picas, pero tambi¨¦n al hacer suyo el papel del villano de la telenovela
Ca¨ªa un diluvio en el Estadio Azteca. El Cruz Azul ten¨ªa el t¨ªtulo en la bolsa. No lo hab¨ªa conseguido en 16 a?os. Minuto 92. Tiro de esquina. El portero Mois¨¦s Mu?oz se encontr¨® el bal¨®n dentro del ¨¢rea y se tendi¨® de palomita. La pelota cruz¨® un mar de piernas y se col¨® en la porter¨ªa, casi de milagro. El golpe hab¨ªa sido devastador para el rival y en los penales, Am¨¦rica arras¨® y se llev¨® el campeonato. La copa no era suficiente. No para el Am¨¦rica. Hab¨ªa que festejarlo, hab¨ªa que presumirlo, hab¨ªa que restregarlo. "Campe¨®n, ahora ¨®diame m¨¢s", desafiaban las playeras del nuevo rey del f¨²tbol mexicano. El "¨®diame m¨¢s" se convirti¨® en la bandera o en la ¨²ltima campa?a publicitaria (seg¨²n se quiera ver) del americanismo moderno. El cuento de amor entre el Am¨¦rica y el odio se remonta, sin embargo, a hace casi 60 a?os.
La historia del club est¨¢ llena de claroscuros. El Am¨¦rica naci¨® en 1916 como un equipo humilde que jugaba solo con estudiantes mexicanos. Fue el primero que derrot¨® a los gigantes extranjeros: el Germania Fussball Verein de la colonia alemana, el Asturias de los asturianos, el Aurrer¨¢ de los vascos y, sobre todo, el Real Espa?a de los espa?oles, que "ganaba siempre". Unas d¨¦cadas despu¨¦s se volvi¨® el cuadro millonario y el de los mejores extranjeros. Si no ten¨ªa los mejores jugadores, se los "robaba" a sus rivales. Las carreras de muchos jugadores prometedores se desvanec¨ªan ante la presi¨®n de vestir sus colores: "Se echaban a perder en el Am¨¦rica".
El gran arquitecto del americanismo televisivo fue Emilio Azc¨¢rraga Milmo, el hombre detr¨¢s del imperio de Televisa, la cadena de televisi¨®n m¨¢s grande de Hispanoam¨¦rica y probablemente la instituci¨®n no gubernamental m¨¢s importante en el M¨¦xico de la segunda mitad del siglo XX. Azc¨¢rraga Milmo, padre del actual director Emilio Azc¨¢rraga Jean, ten¨ªa claro su objetivo cuando tom¨® en febrero de 1960 a un equipo hundido en lo econ¨®mico y que no hab¨ªa ganado nada en cinco a?os.
"No quer¨ªa que el club fuera simplemente exitoso, sino que fuera amado u odiado por los aficionados", relataban sus bi¨®grafos Claudia Fern¨¢ndez y Andrew Paxman. "El Am¨¦rica es el club m¨¢s relevante de M¨¦xico tanto por su protagonismo y sus logros en la Liga como por el antagonismo que tiene con otros equipos", comenta Israel Solorio, fundador de la barra Ritual del Kaoz, sobre el equipo que ha ganado m¨¢s t¨ªtulos (12), un honor que comparte con el Guadalajara.
Hab¨ªa que construir ese antagonismo. De hecho, sus dos m¨¢ximos rivales son un reflejo inequ¨ªvoco de los primeros a?os del club, de recuerdos que hoy est¨¢n en la sombra: las Chivas del Guadalajara, que juegan solo con futbolistas mexicanos, y los Pumas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, el cuadro estudiantil por excelencia (y a quien enfrentar¨¢ este s¨¢bado en una nueva edici¨®n del derbi capitalino). Para Azc¨¢rraga, el f¨²tbol era un negocio y el Am¨¦rica y la selecci¨®n mexicana, sus dos principales productos. Algunos quer¨ªan verlo ganar y todos los dem¨¢s quer¨ªan verlo perder, pero el punto para Televisa es que todos lo vieran.
La cercan¨ªa de la empresa con la dictadura perfecta del Partido Revolucionario Institucional, que gobern¨® el pa¨ªs por m¨¢s de 70 a?os sin interrupci¨®n, aviv¨® la llama del antiamericanismo, parad¨®jicamente, el combustible de la nueva identidad del equipo. "El Am¨¦rica nunca fue un arma pol¨ªtica del PRI, otros equipos como el Guadalajara cumpl¨ªan m¨¢s ese papel, pero si se us¨® como distractor, para dar al pueblo pan y circo", afirma Carlos Calder¨®n, historiador y seguidor del equipo. "El f¨²tbol se ha utilizado para enajenar a la poblaci¨®n mexicana", concuerda Solorio.
Las contradicciones en la identidad americanista no acaban ah¨ª. Los millonarios azulcremas son un equipo del pueblo. Su afici¨®n atraviesa todas las clases de la sociedad mexicana. Por su tribuna han desfilado aficionados con esmoquin, sombrero de copa y fajos de dinero (lo que les gan¨® el apodo de los millonetas en la d¨¦cada de los sesentas), pero tambi¨¦n chicos banda de Neza, Tepito, Iztapalapa y otras zonas populares de la capital.
Eso se explica en gran medida por su arrastre. El Am¨¦rica es el equipo que tiene m¨¢s aficionados, un 24,4%, y es por mucho el m¨¢s odiado, con un 39,7%, se?ala una encuesta de este a?o de Consulta Mitofsky. Existe tambi¨¦n la hip¨®tesis de que para algunos aficionados hay un componente aspiracional, de acuerdo con Calder¨®n. "Es como en las telenovelas, la cl¨¢sica historia de la cenicienta que se casa con el pr¨ªncipe millonario, en este caso, del aficionado de clase baja que pertenece al equipo rico", explica. Precisamente, nadie en M¨¦xico conoce el arte de las telenovelas como Televisa.
El poder detr¨¢s del club ha hecho que los americanistas tuvieran que vivir con el estigma de ser un equipo favorecido por el arbitraje. "Ese ¨¢rbitro no cobra en la Federaci¨®n, le pagan en Chapultepec 18 (las oficinas de Televisa)", se dec¨ªa sobre Joaqu¨ªn Urrea, el colegiado de la final de la temporada 1984-1985, que se decidi¨® por un penal que se marc¨® a favor del Am¨¦rica y uno que no se pit¨® a favor de los Pumas. Urrea asumi¨® el error, neg¨® cualquier irregularidad y asegur¨® que no se arrepiente de nada a?os despu¨¦s. La pol¨¦mica del Am¨¦rica y el arbitraje se renueva cada torneo y se han escrito, incluso, trabajos acad¨¦micos con seguimiento estad¨ªstico para probarlo o desmentirlo.
No hay medias tintas. "El que es hincha del Am¨¦rica es solo hincha del Am¨¦rica y no tiene un segundo equipo. El Am¨¦rica no es segundo equipo de nadie. Es amado por sus hinchas y odiado por todos los hinchas de los equipos rivales", explica Daniel Brailovsky, uno de los ¨ªdolos del club en la ¨¦poca de los ochenta.
No todos los aficionados est¨¢n de acuerdo con que Televisa controle los hilos del club. "El pueblo es del Am¨¦rica, aunque el Am¨¦rica no sea del pueblo", reclamaba una manta de Ritual del Kaoz. Solorio y otros seguidores rompieron con la Monumental, la barra oficial del club, por el modelo de organizaci¨®n y la injerencia de la directiva y fundaron otro grupo de animaci¨®n con la bandera de un americanismo alternativo: anti-Televisa, horizontal y contestatario.
Solorio, que estuvo en la barra siete a?os y lo dej¨® definitivamente hace un par, ha tenido que explicar durante toda su vida c¨®mo es posible ser progresista y ser del Am¨¦rica o por qu¨¦ quiere que le vaya bien al Am¨¦rica y no a Televisa (cuando las finanzas de ambos van de la mano). "Mucha gente me pregunta por qu¨¦ no me cambio de club, pero yo amo al Am¨¦rica y no cambio esta camiseta", afirma: "El amor al Am¨¦rica es dif¨ªcil de entender".
El mito del americanismo y el antiamericanismo ha menguado en los ¨²ltimos a?os. El heredero Azc¨¢rraga Jean ha apostado por una gesti¨®n m¨¢s austera y los d¨ªas del Am¨¦rica millonario y todopoderoso han quedado atr¨¢s. Hoy es la sexta plantilla m¨¢s cara de la Liga MX, seg¨²n Transfermarkt. En lo estrictamente futbol¨ªstico, la cantera ha perdido preponderancia y desde el retiro de Cuauht¨¦moc Blanco, ning¨²n jugador ha tomado el relevo como ¨ªdolo americanista e ¨ªdolo de masas.
Un a?o despu¨¦s de festejar su centenario, el club sigue explorando y explotando sus contradicciones. Ganador y perdedor. Millonario y humilde. Nacionalista y xen¨®filo. Pasi¨®n y producto. Para algunos el m¨¢s grande, para otros el m¨¢s nefasto. Definitivamente, el villano telenovelesco m¨¢s amado y odiado de la liga: un honor que no comparte con ning¨²n otro equipo en M¨¦xico.
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