Ante Asensio, no basta con ser Bale
La cruz del gal¨¦s ya no solo es su precio, sino la cara del balear, que va como un tiro
Un trueque de papeles comienza a imponerse en el Real Madrid. Asensio, de puntillas y con aire de monaguillo, ha llegado antes de lo esperado. A Bale, pese a tantas pompas, a¨²n se le espera como una supuesta celebridad. Un problema de etiquetado en su origen. Lo mismo que el balear es mucho m¨¢s jugador de lo que se presum¨ªa, el gal¨¦s, gran futbolista, no es el otro CR. Tras cuatro temporadas espasm¨®dicas, con buenos apuntes, pero sin constancia, sobre Bale no solo pesa la centenaria millonada de su coste. Su losa es Asensio, un seductor de impacto casi tan inmediato como en su d¨ªa tuvieron Butrague?o y Ra¨²l. Hay algo de la chistera del Buitre en Asensio y nada del colmillo de Ra¨²l en Bale.
A sus 21 a?os, el espa?ol tiene algo hipn¨®tico, primaveral, y a la gente le fascina. La hinchada se resiste a verle como el gregario que fue el curso pasado. Al tiempo, el brit¨¢nico no acaba de cuajar del todo, solo de vez en cuando, y el madridismo no le percibe como un intocable. Por ahora, en su testamento como madridista solo hay algunos buenos ratos, pero lejos de un jugador de ¨¦poca. Es un problema conceptual: Bale es Bale, jugador enorme, no un futbolista tot¨¦mico.
Al brit¨¢nico, con unas virtudes extraordinarias, le ir¨ªa bien interiorizar la competencia como est¨ªmulo
En ausencia de CR, en el crudo duelo con el Valencia la actuaci¨®n de Bale result¨® decepcionante. Sin el luso mediante, una vez m¨¢s no fue el arma nuclear que, por ejemplo, s¨ª fue Neymar en el Bar?a cuando Messi tuvo un par¨®n la temporada anterior, como en el 0-4 en Chamart¨ªn. Con su aire apocado cuesta un mundo adivinar un Bale sublevado, con un do de pecho, con acierto o sin ¨¦l, pero dispuesto a cargar con la mochila. Todo lo contrario que Asensio, su gran competidor. No solo abri¨® el marcador con un gol de larga distancia en el que m¨¢s que reventar la pelota le cant¨® una nana, sino que en el tramo final toc¨® la corneta como nadie. Asensio, aun con el empate, se fue del Bernab¨¦u a hombros mientras Bale, que no es precisamente un motor de emociones, recibi¨® una descarga desde las gradas. Tambi¨¦n Benzema, con la diferencia de que el galo, pese a estar fall¨®n, asumi¨® la sobrecarga de CR de la que se desentendi¨® el gal¨¦s. Y no fue su primer mal d¨ªa en la oficina. El suplicio de Bale no fue el duelo con el Valencia, uno de esos en los que apenas deja migas. Su cruz es la nueva cara del Madrid: Asensio.
Por sus muchas y extraordinarias virtudes, Bale se reactivar¨¢ cualquier d¨ªa y tendr¨¢ focos. El dilema es que Asensio, que compite en el mismo sector del juego que el de Cardiff, no parece tener freno. Carece del m¨¢s m¨ªnimo mal de altura y est¨¢ en la pole de los titular¨ªsimos. A Bale ya no le vale con ser Bale, por m¨¢s que todav¨ªa lo sea a ojos del palco y de Zidane, con un deber con la objetividad por encima de todo. Y hoy Asensio tiene a rebufo a Bale, en el campo y en el coraz¨®n del p¨²blico. A Zidane y sus rectores, nada les convendr¨ªa m¨¢s que el propio Bale lo interiorizara como un est¨ªmulo. Ni siquiera ¨¦l puede vivir de la pirotecnia de un traspaso. Del Madrid han ca¨ªdo estatuas mayores. Asensio es el despertador y es hora de que Bale madrugue a diario. Condiciones no le faltan, desde luego. Pero no basta con la presunci¨®n. El problema ya no es suceder a CR, que tan lejos le queda, sino que Asensio va como un tiro.
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