Funambulista Bartomeu
El presidente del Bar?a no fue consecuente con la obra de gobierno de la junta ni con la historia del club
No funciona el Bar?a como una empresa de referencia ni responde tampoco a la condici¨®n de no ser un club convencional desde la llegada a la presidencia de Rosell y posteriormente de Bartomeu. A ambos les ha preocupado sobre todo el negocio y en la mayor¨ªa de ocasiones se han dejado llevar por la corriente cuando las instituciones les han preguntado por el pa¨ªs, hasta el punto de que el FC Barcelona es hoy un h¨ªbrido dif¨ªcil de encajar en Catalu?a, sobre todo en momentos como el del 1-O. Los contratos con Qatar y Telef¨®nica, por ejemplo, pueden haber sido muy rentables econ¨®micamente y en cambio le han penalizado en decisiones estrat¨¦gicas, propias de una entidad tan compleja como el Bar?a. Quiz¨¢ si hubiera sabido tejer las complicidades necesarias en su h¨¢bitat, o simplemente hubiera tenido m¨¢s poder y se hubiera hecho respetar, le habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil negociar el cambio de fecha del partido contra Las Palmas y ahorrarse el escarnio vivido el domingo en el Camp Nou.
El mandato de Rosell qued¨® manchado por su voto en blanco cuando pidi¨® a la asamblea que se pronunciara sobre la que calific¨® como la decisi¨®n m¨¢s importante de la historia social del Barcelona: la acci¨®n de responsabilidad contra la junta de Laporta. Bartomeu utiliz¨® la misma definici¨®n grandilocuente y tom¨® tambi¨¦n el camino de en medio para resolver que el partido contra Las Palmas se jugar¨ªa a puerta cerrada en el Camp Nou. El presidente no supo buscar la colaboraci¨®n de la Liga ni de la Federaci¨®n para aplazar el encuentro, tampoco convenci¨® a los Mossos d'Esquadra para argumentar que la seguridad no estaba garantizada y asumi¨® que la plantilla quisiera jugar por una cuesti¨®n meramente deportiva, reflejada en la defensa del liderato y de seis puntos ¡ªlos tres en juego y los tres de sanci¨®n¡ª, en contra del criterio de la comisi¨®n delegada, s¨ªntoma del poder que tiene el equipo de Messi sobre la junta de Bartomeu.
Antes de que el presidente fuera sumiso con los futbolistas, el consejo hab¨ªa acordado suspender el partido y despu¨¦s no se avino a que se celebrara en condiciones normales, como pretend¨ªan algunas entidades, a fin de que el estadio expresara la indignaci¨®n vivida por muchos aficionados por las cargas policiales sufridas en Catalu?a. Acusado de comportarse como Rajoy, Bartomeu no quiso jugar a ser un l¨ªder independentista de la talla de Puigdemont y desafiar a LaLiga cuando la afici¨®n espa?ola se pregunta en qu¨¦ campeonato jugar¨ªa el Barcelona.
Falta de autoridad
Hay situaciones que demandan respuestas inequ¨ªvocas y al presidente a veces le falta autoridad, en ocasiones se le reprocha que no tenga liderazgo y se sabe tambi¨¦n que dif¨ªcilmente toma la iniciativa, de manera que no es extra?o que salga por peteneras o no se sepa muy bien c¨®mo interpretar posiciones como la que adopt¨® el domingo en el Camp Nou.
El proceder de Bartomeu, en cualquier caso, no fue consecuente con las decisiones que hab¨ªa tomado previamente la directiva, como las de adherirse al Paco Nacional por el Derecho a Decidir y al del Refer¨¦ndum, ni tampoco respondi¨® al guion de la historia azulgrana ni a las dos divisas de las que presume: esport i ciutadania y m¨¦s que un club, ambas decisivas para sanear las cuentas del Bar?a. No alcanza con grabar el lema en la grada del Camp Nou sino que se exige su cumplimiento en momentos decisivos como el del domingo ante el Las Palmas.
Las dudas del presidente contrastaron con la determinaci¨®n de Piqu¨¦, que ejerci¨® como ciudadano cuando fue a votar y despu¨¦s asumi¨® su condici¨®n de jugador de equipo y se aline¨® como mandaba el entrenador, a pesar de que no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en jugar el partido de Liga. El comportamiento que tuvo el central azulgrana deber¨ªa servir de pauta para analizar su condici¨®n tambi¨¦n de internacional con Espa?a.
Piqu¨¦ funciona como referente en una diversa sociedad catalana por la misma raz¨®n que muchos espa?oles se sienten identificados con Sergio Ramos. Aunque antag¨®nicos y apremiados por la prensa de los dos clubes, los dos han sabido convivir hasta ahora con La Roja. El desgarro de Piqu¨¦, despu¨¦s de una humillante jornada, fue tan comprensible como indescifrable result¨® el funambulismo de Bartomeu, encadenado a los resultados econ¨®micos y deportivos, equidistante m¨¢s que neutral en una jornada nada futbolera en Catalu?a.
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