El dolor derrota a Nadal y le aparta del Masters
Bloqueado por una tendinitis, el balear pierde contra Goffin en su estreno (7-6, 6-7 y 6-4, en 2h 36m) y decide poner fin a la temporada: ¡°Ahora no puedo competir al m¨¢ximo nivel¡±. Le reemplaza Carre?o
Despu¨¦s de estrellar un rev¨¦s en la red y entregar el primer parcial, Rafael Nadal se dirigi¨® taciturno hacia la banqueta. Removi¨® su bolso con poca fe y despu¨¦s de dar con una camiseta se dej¨® caer sobre el asiento. Su cuerpo cay¨® a plomo, como si la gravedad de repente se hubiese multiplicado por mil y no pudiera m¨¢s con la tremenda carga. All¨ª, sinti¨¦ndose ya derrotado, vueltas y m¨¢s vueltas a la cabeza. Comentaba el n¨²mero uno en los d¨ªas previos que necesitaba una prueba para verificar su estado real y la pista del O2 actu¨® como la prueba del algod¨®n: Nadal no estaba. Sencillamente, no era Nadal. Y el mallorqu¨ªn, atormentado por una tendinitis en la rodilla derecha, perdi¨®.
Perdi¨® en su estreno de la Copa de Maestros (7-6, 6-7 y 6-4, en 2h 36m) frente a David Goffin, en una noche muy ¨¢spera, y se fue. Le reemplazar¨¢ el asturiano Pablo Carre?o, el primer suplente del torneo. ¡°Estoy fuera, mi temporada se ha terminado¡±, sentenci¨® nada m¨¢s entrar en la sala de conferencias, donde al subir los tres escalones que preced¨ªan al micr¨®fono se pod¨ªa atestiguar una cojera importante. ¡°Se hizo lo que se pudo. Par¨¦ en Par¨ªs-Bercy, hice la rehabilitaci¨®n que deb¨ªa y llegu¨¦ aqu¨ª con tiempo; el tratamiento fue un poco a la desesperada, pero se intent¨®. Lo he intentado, pero simplemente no ha sido suficiente¡±, expuso a continuaci¨®n.
Nadal quer¨ªa, pero su articulaci¨®n no le deja y el primer compromiso en el torneo que tanto ans¨ªa conquistar dej¨® una imagen desnaturalizada del espa?ol y est¨®magos encogidos. Podr¨¢ ganar o perder, estar m¨¢s o menos fino, pero desde luego no es nada com¨²n verle en ese abatimiento, porque el f¨ªsico no correspond¨ªa al deseo y se destap¨® la realidad cruel, la de un Nadal demasiado vulnerable.
¡°Sab¨ªa que no se iba a arreglar de un d¨ªa para otro, pero siempre cabe la posibilidad de mejorar. Estoy acostumbrado a jugar con dolor, pero a veces el dolor es superior a lo que uno puede aguantar, a veces te puede¡±, admiti¨® el de Manacor, de 31 a?os; ¡°ten¨ªa el compromiso conmigo mismo de intentarlo y tambi¨¦n con los seguidores de Londres. Lo intent¨¦ durante todo el partido, pero la situaci¨®n era complicada y aqu¨ª estamos jugando contra los mejores del mundo... Ahora voy a descansar y a hacer lo que tengo que hacer, el tratamiento m¨¢s adecuado¡±.
Un sufrimiento de 2h 36m
Consideraba el balear que merec¨ªa darse una oportunidad, saltar al menos a la pista para testear la rodilla e intentar agarrarse a un torneo que se le ha negado tantas veces. Sin embargo, nada m¨¢s hacerlo encontr¨® la respuesta feroz de su lesi¨®n. Se sostuvo con dignidad, pero la dolencia hizo que la velada se le hiciese tortuosa. Fall¨® golpes (42 errores no forzados) que en circunstancias normales nunca hubiera fallado, bolas muy francas que se perd¨ªan muy lejos de las l¨ªneas sin alguna explicaci¨®n. No era Nadal, no el aut¨¦ntico. Agarrotado y dolorido, no pod¨ªa desplazarse bien y siempre llegaba un segundo tarde e inc¨®modo a la bola.
¡°He pasado momentos malos durante el partido. No me pod¨ªa mover bien y la rodilla no aguantaba como para apoyar, salir y cambiar de direcciones¡±, detall¨®. Guerre¨® todo el rato con el temor a hacer el apoyo y, en consecuencia, en una posici¨®n tard¨ªa y forzada, por lo que no conectaba bien el golpe. A la hora de sacar, la negatividad tambi¨¦n se hac¨ªa visible. Intentaba disimular la cojera y se sostuvo a base de esp¨ªritu, pero esta vez no hubo heroicidad, m¨¢s all¨¢ de ponerlo todo sobre la mesa y aceptar el litigio cuando muchos otros se hubieran ahorrado el engorro de antemano. Con Nadal, sea cual sea la circunstancia, por muy hostil que se presente, no cabe la rendici¨®n.
Goffin (26) se encontr¨® con la inmejorable alianza del sufrimiento ajeno. Sin hacer nada extraordinario, el belga fue advirtiendo la devaluaci¨®n an¨ªmica del espa?ol y se limit¨® a remar a un ritmo intermedio para ir ganando rentas, aunque permanentemente trastabillado; se adjudic¨® el primer set, pero lo rubric¨® con un nivel que en otro momento no le hubiera otorgado posiblemente m¨¢s de un juego contra un Nadal en plenas condiciones. Aun estando as¨ª de mermado, el n¨²mero uno le dio alg¨²n que otro revolc¨®n y puso el puntito de ¨¦pica. La historia, de no haber tendinopat¨ªa de por medio, hubiese sido completamente distinta.
¡°Me voy feliz a casa, ning¨²n drama¡±
El Nadal corajudo reaccion¨® para levantarle la segunda manga, pero la desdicha ya estaba escrita. Bloqueado de forma definitiva, la resistencia del espa?ol fue diluy¨¦ndose y Goffin, fortuna la suya, bati¨® por primera vez al de Manacor y lleg¨® a buen puerto. Las sospechas de que no hab¨ªa llegado en buen estado a Londres se corroboraron. La prueba con el belga dej¨® una ecograf¨ªa reveladora y la inc¨®gnita se despej¨®: ese rotuliano ped¨ªa a gritos una tregua inmediata.
¡°Hoy d¨ªa no estoy preparado para competir al m¨¢ximo nivel, pero a¨²n as¨ª he dado una imagen, si no buena, al menos digna. Acepto el momento con la satisfacci¨®n de haber hecho una buena temporada. Uno siempre puede estar frustrado, pero yo no soy de esos. Ning¨²n drama. La temporada ha sido so?ada. Hubiera pagado mucho dinero por completar el a?o que he hecho. No me gusta terminar as¨ª e interiormente creo que merec¨ªa un final mejor, pero el deporte no debe nada a nadie. Uno, al final, tiene lo que tiene. Darse pena y dramatizar... Me voy a casa feliz e intentar¨¦ descansar. Ha sido un a?o inolvidable¡±, resolvi¨® Nadal, al que le toca parar.
Lo intent¨®, pero esta vez el que gan¨® fue el dolor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.