Boca y River definen la Supercopa con el regreso del f¨²tbol con dos hinchadas
El Supercl¨¢sico sirve de term¨®metro para terminar con la prohibici¨®n de p¨²blico visitante en los estadios
El Supercl¨¢sico entre River y Boca de este mi¨¦rcoles es, ¡°para la Superliga, para la AFA, para la seguridad, para el gobierno, para todos¡±, una prueba de fuego en el af¨¢n de que vuelva el p¨²blico visitante a los estadios. As¨ª lo defini¨® alguien que circula los pasillos de la Superliga, el ente que organiza la liga argentina, pero que nada tiene que ver con la Supercopa que enfrenta este mi¨¦rcoles a los dos equipos -e hinchadas- m¨¢s importantes del pa¨ªs. Una copa inventada hace poco y que a pocos importar¨ªa si no cruzara a los dos tanques del f¨²tbol argentino. Por un lado, Boca, el campe¨®n de la regularidad, por el otro, River, un especialista de los ¡®mata mata¡¯ o partidos de eliminaci¨®n directa. La cita es desde las 21 (hora argentina), en Mendoza, al pie de la cordillera de Los Andes a 1.000 kil¨®metros de Buenos Aires. Las carreteras, esta vez, estuvieron muy vigiladas.
La movilizaci¨®n de personas hacia la cuarta ciudad m¨¢s importante de Argentina se ha convertido en una cuesti¨®n de Estado. Desde el viernes pasado hay gente del ministerio de Seguridad dispuesta en Mendoza. El organismo centraliza un trabajo que involucra a 1.500 polic¨ªas, en conjunto con cinco provincias, para controlar las rutas que unen a la tierra ¡°del buen sol y del buen vino¡± (como se le llama a Mendoza) con Buenos Aires. As¨ª, los retenes dispuestos tanto en la ruta nacional 7 -para la parcialidad de Boca- y las 5, 226, 188, 143 y 40 -para los de River- ya se toparon con algunas sorpresas.
Un ret¨¦n en Realic¨®, provincia de La Pampa, control¨® 42 buses con hinchas de River. El resultado fue la captura de un hombre que ten¨ªa una causa abierta por cohecho y seis personas con prohibici¨®n de asistir a los estadios por tener antecedentes. Adem¨¢s, se incaut¨® armas corto punzantes, entre ellas, un hacha m¨¢s propia de un ataque de playa vikingo que de un partido de f¨²tbol. ¡°Cuando veamos un micro con hinchas de River que vengan por la ruta de Boca, y viceversa, los acompa?aremos con Gendarmer¨ªa hacia la ruta correspondiente. En principio tratamos de tener a las parcialidades separadas en tiempo y espacio¡±, explic¨® a EL PA?S Guillermo Madero, director del ¨¢rea de espect¨¢culos deportivos del ministerio de Seguridad. El cargo tambi¨¦n explic¨® que se dispusieron refuerzos de polic¨ªas locales en estaciones de servicio y paradores.
El flujo de gente se notaba desde la semana previa. Los buses mezclaron a los lobos solitarios de uno y otro equipo que, sin problemas, compartieron cervezas y cargadas. Las compa?¨ªas a¨¦reas liquidaron sus boletos y un a¨¦reo que en ¨¦poca normal cuesta entre 2.500 y 4.000 pesos (unos 150 d¨®lares) se dispar¨® a 10.000 pesos (casi 500 d¨®lares), el mismo valor que un vuelo a Colombia, o dos a R¨ªo de Janeiro. Incluso, los pocos asientos disponibles se vend¨ªan con escala en Santiago de Chile y unas 12 horas de espera. Sin embargo, Mendoza se visti¨® de los colores m¨¢s populares de Argentina y desde el lunes, los grupos de hinchas se cruzaban en las calles cantando y carg¨¢ndose, armando una permanente bomba de tiempo desactivada con la fuerte presencia de familias enteras que tomaron el partido como un paseo.
Dos hinchadas
Pasaron muchos a?os desde el ¨²ltimo Supercl¨¢sico oficial a dos tribunas, una vieja costumbre que le da al f¨²tbol argentino un color muy atractivo. Muchas veces, superior a la calidad de los partidos. La necesidad de anunciantes hace que los directivos de la Superliga presionen al gobierno y las fuerzas de seguridad para el retorno del f¨²tbol con visitantes. El Supercl¨¢sico de Mendoza marca el debut del programa Tribuna Segura 2.0, aprovechando que por primera vez en la historia -s¨ª, reci¨¦n en 2018- todo el estadio tendr¨¢ una red de wifi, especialmente contratada por la firma Torneos, que organiza el evento. As¨ª, el ministerio de Seguridad implementar¨¢ el reconocimiento facial de los asistentes, que se suma al control por DNI que en m¨¢s de un a?o ya restringi¨® el ingreso a 1.141violentos y encarcel¨® a 286 procesados en 531 operativos.
¡°Superliga est¨¢ trabajando para tener otro tipo de espectador, no el que ir¨¢ en este partido y el modelo de visitantes que tenemos nosotros en la cabeza es otro, no es este¡±, advirti¨® el propio Madero. ¡°Queremos un espectador controlado desde que compra el ticket, cuando ingresa y se controla la identidad y dentro de su tribuna, con un estadio seguro y donde est¨¦n sentados. Es un trabajo progresivo¡±, remarc¨®, y recomend¨®: ¡°La organizaci¨®n del f¨²tbol tiene que tener mayor inversi¨®n en seguridad¡±. No obstante, no caben dudas de que un ¨¦xito en cuanto a la seguridad en este partido acelerar¨ªa los procesos.
El F¨²tbol
Para ambos equipos el partido es una piedra en el camino. Boca, puntero desde hace m¨¢s de 500 d¨ªas, es el campe¨®n de la regularidad. Un plantel donde los suplentes empujan con fuerza por prestigio y rendimiento, le da al entrenador Guillermo Barros Schelotto?la posibilidad de alistar siempre un once de calidad. Es por eso, y por algunas concesiones arbitrales, que se encamina al bicampeonato de liga.
River, en cambio, se ha convertido en un equipo ap¨¢tico, pero que puede despertar cuando algo motiva a sus jugadores, muchos de ellos sobrevivientes de aquella final en Jap¨®n contra el FC Barcelona. Marcel Gallardo, quien acept¨® quedarse en el cargo un a?o m¨¢s, administra un plantel en pleno recambio generacional. Por un lado, cuenta con hombres probos, por el otro, con juveniles a prueba. Y sabe que una victoria en tierras cuyanas, ante el rival que ya elimin¨® en los ¡®mata mata¡¯ de la Sudamericana 2014 y la Libertadores 2015, le dar¨ªa a los suyos un gran empuje an¨ªmico para el torneo continental de este a?o. El gran objetivo de ambos. Claro que, en suma, el ganador levantar¨ªa otra copa. Una de esas que antes de jugarla, no le importa a nadie, pero que ser¨¢ motivo de burla desde el silbatazo final y hasta la eternidad.
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