En ausencia de f¨²tbol
Dos semanas no son nada pero, cuando est¨¢s esperando el Mundial desde la noche que Alemania gan¨® el de Brasil, dos semanas son una eternidad
Las competiciones de clubes finalizaron, y ni siquiera se distinguen por el retrovisor. No quiero ofender, pero parece que la final de Champions fue hace diez d¨ªas. La velocidad del mundo actual le proporcion¨® a los d¨ªas aspecto de meses. En cambio, para el comienzo del Mundial restan dos semanas. ?Es poco o mucho? Dos semanas, comparadas con cuatro a?os, no son nada, pero cuando est¨¢s esperando desde la noche misma que Alemania gan¨® el Mundial de Brasil, dos semanas son una eternidad. No transcurren as¨ª como as¨ª. Equivalen al insomnio, a cualquier insomnio, incluso a aquel que sufr¨ªa el pato Donald, primero porque el colch¨®n era inc¨®modo y despu¨¦s porque hab¨ªa en casa un grifo que no dejaba de gotear.
Habr¨¢ aficionados que se pregunten qu¨¦ se puede esperar de todos estos d¨ªas que hay por el medio hasta el Rusia-Arabia Saud¨ª inaugural. ?D¨®nde posar la vista para matar el tiempo? Las noticias sobre f¨²tbol, insulsas sin partidos, salvo los amistosos que saben a chicle masticado, se te van apareciendo como si estuvieses ante una m¨¢quina tragaperras. Si el mundial, producto de la ansiedad, nos parece un presente lejano, todo lo que se nos cuente del adi¨®s de Zidane, el destino de Cristiano Ronaldo o los planes del Bar?a para darle por fin otra Champions a Messi, se nos antoja un futuro en el que muchos quiz¨¢ estemos muertos, como cuando nos hablan del a?o 2666.
En un movimiento desesperado, podemos hacer como que durante unos d¨ªas el f¨²tbol es un deporte que se juega en tierra batida, con raqueta, o en ¨²ltimo caso, encestando el bal¨®n, en lo que se llama f¨²tbol de manos. Un enfermero con el que coincid¨ª en el centro de salud me cont¨® que hace unas semanas empez¨® a comprar cromos para rellenar el ¨¢lbum del Mundial, a raz¨®n de 90 c¨¦ntimos el sobre. Idea genial, pens¨¦. Al principio todo fue de maravilla, dijo. El ¨¢lbum flu¨ªa. En el cuarto sobre incluso le sali¨® el cromo de Messi, y al poco los de Neymar y Cristiano.
Ahora la heroicidad estaba resultando cubrir los huecos de Renato Augusto, Randall Azofeifa o casi toda la selecci¨®n de Uruguay. Por alguna raz¨®n, hab¨ªa cubierto la plantilla de Senegal. En la ¨²ltima semana, me confes¨®, vivi¨® una racha mal¨ªsima, simbolizada en el mi¨¦rcoles, cuando compr¨® once sobres, y de los cincuenta y cinco cromos, cuarenta y tres eran repetidos. Supongo que empezaba a salirle car¨ªsimo el plan para olvidarse de que ya no hab¨ªa Champions, ni Liga, y que del Mundial de Rusia todav¨ªa no se distingu¨ªa el skyline. Entonces dedujo que la v¨ªa para salir del atolladero quiz¨¢s pasase por acercarse a la puerta de un colegio y entrar en el mercado de cambio de cromos con chavales que pod¨ªan ser sus hijos. A punto de salir hacia Salesianos, calcul¨® que los padres de esos chavales podr¨ªan confundirlo con un camello, y se dio por vencido. Hay semanas que son desiertos.
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