Tratar a esos dos impostores de la misma forma

El domingo por la ma?ana, antes de salir desde el hotel hacia Roland Garros, habl¨¦ unos momentos con el equipo y con la madre de Dominic Thiem. Les dije en tono jocoso que no les deseaba suerte para aquel d¨ªa; que aplazaba mis buenos deseos para otra ocasi¨®n. La madre de Dominic, que acept¨® mi broma con su gran simpat¨ªa, me coment¨® que estaba muy nerviosa y dio por supuesto que Rafael, su equipo y familia no deb¨ªamos estarlo despu¨¦s de levantar tantos trofeos.

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Le expliqu¨¦ que no era as¨ª, que los nervios siempre te atrapan antes del momento crucial. Es verdad que s¨ª sab¨ªamos, y en ello confi¨¢bamos tambi¨¦n, que la experiencia y el haber pasado tantas veces por esta situaci¨®n pod¨ªa dar m¨¢s temple a mi sobrino.

Intentando anteponer siempre mi reflexi¨®n, s¨¦ de la importancia real, y por lo tanto relativa, de una victoria en la carrera de Rafael, como tambi¨¦n en su vida. Siempre he intentado rebajar la euforia de los triunfos y quitar dramatismo a las derrotas porque soy pudoroso para los aspavientos, y porque comulgo con los famosos versos del poema If de Rudyard Kipling, los que pueden leer los tenistas encima de la puerta que les lleva a la pista central en Wimbledon: ¡°Si puedes encontrarte con el ¨¦xito y el fracaso / Y tratar a esos dos impostores de la misma manera¡±.

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Nervios normales y justificados

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Llegamos al club en un d¨ªa que amaneci¨® espl¨¦ndido y, despu¨¦s de una sesi¨®n de entrenamiento muy buena, decidimos destensar nervios haciendo lo que en los ¨²ltimos a?os nos ha tenido acaloradamente entretenidos: jugar al parch¨ªs. Todo lo que abstraiga y permita no pensar demasiado en el partido, viene fenomenal.

Lo que pas¨® en la pista central, a continuaci¨®n, ha estado en las cr¨®nicas deportivas del d¨ªa de ayer. Pienso que Rafael volvi¨® a jugar un partido inteligente, teniendo en mente en todo momento, c¨®mo ten¨ªa que jugarle al austr¨ªaco. Rafael consigui¨® combinar buenos tiros desde el fondo con bolas altas al rev¨¦s de Dominic. Esto le obligaba a dar un paso atr¨¢s y a cederle unos metros m¨¢s a mi sobrino; era entonces cuando ¨¦l consegu¨ªa una posici¨®n favorable que le permit¨ªa, o bien atacar con el drive, subir a la red o hacer una sutil dejada.

Esta t¨¢ctica le permiti¨® tener el dominio del partido, un factor clave para acabar imponi¨¦ndose. ?l sab¨ªa que no deb¨ªa entrar en peloteos fuertes desde el fondo de la pista, desde donde la juventud y potencia de su rival hubiera complicado mucho m¨¢s el enfrentamiento.

No tuve ocasi¨®n de ver m¨¢s a la madre de Dominic antes de tomar mi vuelo de regreso a casa. Me habr¨ªa gustado despedirme de ella y decirle unas palabras con las que creo no equivocarme. Espero que no sea de forma inminente, por lo que afecta a mi sobrino, pero solo es cuesti¨®n de tiempo que su hijo se corone Mosquetero en la Philippe Chatrier.

Y solo es cuesti¨®n de tiempo, que ella pueda ver sus nervios felizmente compensados.