Los s¨²bitos recelos de Espa?a
Los malos partidos de la Roja ante Suiza y T¨²nez han revelado defectos imprevistos que obligan a Lopetegui y los suyos a redoblar la guardia
En su corta estancia en Rusia nadie de la expedici¨®n espa?ola ha dado en la diana como Iago Aspas. Sobre el campo, puntual con su gol para descorchar el ulceroso partido contra T¨²nez. Y ante los micros, bizarro para no despejar la realidad de un puntapi¨¦: ¡°Ten¨ªamos mejores sensaciones antes de los dos ¨²ltimos amistosos¡±. Una declaraci¨®n ante la que el seleccionador, Julen Lopetegui, intent¨® sin ¨¦xito matizar lo que no era matizable: los s¨²bitos recelos de Espa?a. Con ese aire canchero que le distingue, Aspas, en su primera gran cita internacional a sus casi 31 a?os (los cumple el 1 de agosto), hizo de sonajero. El celti?a vino a expresar con toda su llaneza que el equipo debe estar a¨²n m¨¢s en alerta de lo que preve¨ªa. Lopetegui incluido, si es que para sus adentros no lo est¨¢ ya.
A la espera de visualizar en qu¨¦ medida se ha visto afectada la autoconfianza de un equipo que hasta hace una semana iba como un tiro, al seleccionador y sus reclutas solo les queda corregirse a partir de las recientes evidencias. Y sin ortopedias. De repente, quiz¨¢ solo circunstancialmente, algo se ha roto. Puede que solo haya sido un espejismo, pero ante Suiza y T¨²nez ¡ªrivales elegidos por sus semejanzas con Portugal y Marruecos, adversarios en el Mundial¡ª nada fue lo que parec¨ªa. Una Espa?a tan chispeante en los dos ¨²ltimos a?os no tuvo ninguna gracia.
Cabe pensar que el propio t¨¦cnico guipuzcoano est¨¦ contrariado tras los decepcionantes duelos con suizos y tunecinos. Una situaci¨®n inopinada para un t¨¦cnico que solo ha merecido elogios tras 20 partidos sin derrotas, y algunos de ellos centelleantes. Por ejemplo, los disputados inmediatamente antes de esos dos amistosos tan pe?azos. Hace apenas dos meses, la Roja dej¨® en la lona a Argentina (6-1) y se elev¨® sobre Alemania en D¨¹sseldorf (1-1).
Hoy, en la pole del Mundial que arranca el viernes para Espa?a, Aspas no es el ¨²nico con inquietas sensaciones. Nada alarmante a¨²n si Lopetegui, en su estreno en la gran pasarela, sabe discernir si esos dos envites de garraf¨®n han sido solo un par¨¦ntesis o el equipo precisa alg¨²n tipo de cirug¨ªa preventiva. El entrenador y los jugadores tienen un viento a favor. Esta ya no es aquella Espa?a futbol¨ªstica de cutrer¨ªo, furia y caspa. Hoy, por suerte para ellos, tienen otro cr¨¦dito. En tiempos no tan remotos, encuentros como los de Suiza y T¨²nez hubieran desatado un apocalipsis nuclear.
Hace una d¨¦cada que la Roja se sacudi¨® ese pesimismo cr¨®nico que generaci¨®n tras generaci¨®n metaboliz¨® hasta el hueso. La selecci¨®n, vertebrada en torno al pensamiento propio que incub¨® del cruyffismo, explor¨® un rasgo diferenciador y dej¨® un testamento para los archivos del tesoro del f¨²tbol espa?ol (Eurocopa-Mundial-Eurocopa). No hay que olvidar los truenos previos al campeonato europeo de 2008, con derrotas ante Irlanda del Norte y Suecia y la brecha abierta por Luis Aragon¨¦s al exiliar a Ra¨²l. Tambi¨¦n hay memoria de aquella derrota con Suiza en el estreno de Sud¨¢frica 2010 que desat¨® a los corifeos piquetes contra Del Bosque y sus chicos. Entonces, tanto en el cuartel general de Neustift (Austria) como en el de Potchefstroom (Sud¨¢frica) los seleccionadores de turno sofocaron las fogatas.
Por supuesto, el caso de Lopetegui a¨²n no ha llegado a aquellos extremos. El vasco se ha ganado la autoridad con creces. M¨¢s all¨¢ de leer sus resultados, el equipo ha tenido cuajo y brillantez. Ha evolucionado sin estridencias con una eficaz aleaci¨®n entre pretorianos y noveles. Ocurre que hasta ahora se ha visto a un Lopetegui con el soplo de cola. Estos d¨ªas habr¨¢ que calibrarle tras las primeras adversidades. No solo se acaba de exponer la Espa?a m¨¢s chata de su mandato. Ante Suiza y T¨²nez se han dado reveses mancomunados de lo m¨¢s imprevistos. El primer gran error del reputado De Gea (ante los helv¨¦ticos). Las penurias defensivas del pujante Odriozola frente a los tunecinos tras su golazo a los suizos. La vacuidad del fenomenal Silva, los enredos del sobresaliente Isco, la dispersi¨®n del estilista Thiago, los apuros del categ¨®rico Busquets¡
Resulta chocante que gran parte de los deslices se conjugaran en el medio campo, donde el equipo tiene a su gabinete ministerial. Y queda pendiente ventilar el nomadismo en la delantera, asunto arrastrado desde que Villa cambi¨® de planeta futbol¨ªstico. El carrete de Lopetegui parece apuntar a Diego Costa, al que m¨¢s minutos ha concedido. Los n¨²meros enfocan a Iago Aspas (cinco goles en 10 partidos, y todos los tantos despegando desde la reserva). Y tambi¨¦n tendr¨ªa pista el gallego a tenor de su mayor encuadre con el peculiar estilo espa?ol, por su capacidad para escudri?ar espacios, caer a banda, dar hilo al juego de toque. Encima, Aspas, el que m¨¢s ha dado en el clavo en lo que va de asentamiento en Krasnodar, se ha convertido en un optimista del gol.
El asunto est¨¢ en la tiza de Lopetegui y nada debiera condicionarle salvo su propio criterio. Faltar¨ªa m¨¢s, para eso est¨¢ y hasta la fecha no ha estado de cualquier manera. Pero de sus conclusiones de los dos ¨²ltimos partidos depender¨¢ el devenir espa?ol cuando se abra el tel¨®n ante Cristiano. La ¨²ltima realidad no tiene por qu¨¦ ser la escoria de la ilusi¨®n. Pero no hay que perderla de vista. La historia dicta lo convenientes que son los diagn¨®sticos a tiempo. La Roja asumi¨® la necesaria mutaci¨®n tras el traspi¨¦ madrugador en Sud¨¢frica con Suiza (0-1). Pero no supo ver venir el varapalo descomunal con Holanda en Brasil 2014 (1-5) y ya no tuvo remedio. Pistas para Lopetegui. Aspas ya se las dio.
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