El chasco de Brasil
Abatido Neymar, se acab¨® el ingenio de la Canarinha, falta igualmente de rebeld¨ªa, incluso de entusiasmo
M¨¢s que como favorito, Brasil quiso jugar como un campe¨®n y no supo ganar a Suiza. Qued¨® petrificado con el gol de Zuber despu¨¦s de protagonizar unos interesantes minutos iniciales que culmin¨® Coutinho. Hasta el 1-0, tuvo un plan colectivo definido y aprendido al servicio del desequilibrio individual, cosa muy sabida desde que le entrena Tite. Hay hasta cuatro jugadores capaces de llegar y marcar un gol porque regatean y chutan. El m¨¢s cualificado es sin duda Neymar. El delantero del PSG atrae a tantos rivales que permite las apariciones decisivas de atacantes como Coutinho. El azulgrana se arranca siempre desde la izquierda, arma el tiro con facilidad desde el v¨¦rtice del ¨¢rea y coloca la pelota de rosca al poste izquierdo, imposible para cualquier portero, tambi¨¦n para Sommer. Ya son 22 los goles que ha marcado esta temporada Coutinho si se incluyen los del Liverpool.
Brasil no tiene centrocampistas que generen juego pero tiene delanteros que meten goles como ya viene siendo una costumbre desde hace tiempo en la Copa del Mundo. Hab¨ªa la sensaci¨®n tambi¨¦n de que era un equipo imposible de sorprender si tomaba un gol de ventaja, o al menos as¨ª se lo ten¨ªa cre¨ªdo, siempre dispuesto a sacrificar a los interiores en favor de pivotes defensivos o jugadores m¨¢s f¨ªsicos, como Paulinho y Casemiro: 17 victorias, 3 empates y una sola derrota avalaban su competitividad ante quienes le reclamaban m¨¢s creatividad. Pero Suiza acab¨® con su presuntuosidad en un saque de esquina mal defendido por el portero y por Miranda aunque el ¨¢rbitro pudo pitar falta de Zuber. El tanto dej¨® aturdido a Brasil y ya no se levant¨® hasta el ¨²ltimo tramo del partido cuando volvi¨® a cercar el ¨¢rea de Sommer. La respuesta, en cualquier caso, no fue la de un equipo ambicioso ni con ganas de revancha.
Los cambios de Tite fueron demasiado conservadores y el mensaje del equipo fue muy plano, limitado por la banda derecha, que extra?a sobre todo a Alves. No encontr¨® ninguna soluci¨®n al partido ni siquiera a partir de Neymar, reducido con hasta nueve faltas, una cifra r¨¦cord. El delantero todav¨ªa no est¨¢ fino despu¨¦s de muchos meses de inactividad, tiene dificultades para irse de la marca y para asociarse, de manera que los defensores de Suiza y especialmente Behrami se emplearon en que no alcanzara la zona de peligro. Abatido Neymar, se acab¨® el ingenio de Brasil, falto igualmente de rebeld¨ªa, incluso de entusiasmo, cosa sorprendente en una selecci¨®n montada expresamente para vengar el 7-1 del ¨²ltimo Mundial disputado en su pa¨ªs. No vale especular cuando se presume haber creado una m¨¢quina de matar.
El equipo de Tite especul¨® y se evapor¨® seguramente porque estaba convencido de que el partido se hab¨ªa acabado con el 1-0. Un chasco en la l¨ªnea de la mayor¨ªa de los aspirantes en el estreno del Mundial. El protagonismo recae ahora en las selecciones menos favoritas mientras los candidatos administran goles y puntos en busca de los emparejamientos de cuartos. A Brasil, sin embargo, se la supon¨ªa tan dolida desde su Mundial que iba a convertir cada partido de Rusia en un alegato para que le dieran ya mismo el t¨ªtulo, tal que fuera la campeona. El problema es que para empezar Suiza siempre fue un mal enemigo para los candidatos; alcanza con recordar lo que le pas¨® a Espa?a, luego campeona en Sud¨¢frica despu¨¦s de jugar repetidamente al 1-0.
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