Tres d¨ªas en el tablero armenio
La gran importancia del ajedrez en el pa¨ªs cauc¨¢sico incluye el ¨¢mbito cient¨ªfico y universitario
La vida de la mayor¨ªa de los armenios est¨¢ impregnada de ajedrez, de una forma u otra. No solo es el deporte nacional por excelencia -m¨¢s popular que el f¨²tbol- y asignatura obligatoria para los ni?os de 7 a 9 a?os, como expliqu¨¦ en un reciente reportaje. Al menos quince cient¨ªficos investigan sus aplicaciones educativas, sociales y terap¨¦uticas. Y se fomenta su conexi¨®n con la imagen internacional del pa¨ªs. Este es un resumen de tres d¨ªas muy intensos en el para¨ªso del ajedrez.
¡°Ya hemos llegado. Esta es la Academia de Ajedrez¡±, me dice Araik, el ch¨®fer que me ha tra¨ªdo desde el aeropuerto, se?alando un edificio enorme de cuatro plantas (luego me dijeron que tiene 3.418 metros cuadrados). Le pregunto si ya tengo alguna reuni¨®n prevista antes de ir al hotel. Y me aclara: ¡°Es que su hotel es este, lo alojaremos en una de las habitaciones de la tercera planta¡±. Para que los entrenadores, directivos e invitados puedan aprovechar su tiempo al m¨¢ximo, la academia incluye hospedaje (muy c¨®modo) y restaurante, adem¨¢s de oficinas, varias salas grandes de competici¨®n y otras de entrenamiento o reuniones.
Las siguientes sorpresas surgen nada m¨¢s reunirme con el hombre clave del ajedrez armenio, Smbat Lputi¨¢n, gran maestro y vicepresidente de la Federaci¨®n Armenia (el presidente es el expresidente y ex primer ministro del pa¨ªs, Serzh Sargsi¨¢n, quien dimiti¨® de estos cargos el pasado abril), y su mano derecha, N¨®rik Kalantari¨¢n. Me dejan estupefactos con diversos datos: la Academia tiene 52 sucursales extendidas por las once provincias de un pa¨ªs de 30.000 kil¨®metros cuadrados (un poco m¨¢s peque?o que Catalu?a; casi seis veces m¨¢s peque?o que Uruguay); adem¨¢s de los 400 ni?os seleccionados por su especial talento que se entrenan diariamente en la Academia, hay otros 3.000 solo en las escuelas de ajedrez p¨²blicas extendidas por los doce distritos de Yerev¨¢n, la capital; el presidente de la Federaci¨®n de Yerev¨¢n (provincial) es el alcalde de la ciudad; la asignatura obligatoria, con 1.800 maestros de ajedrez extendidos por todo el pa¨ªs, empez¨® en 2011, y abarca a 40.000 nuevos alumnos cada curso, lo que ya acumula 320.000 alfabetizados en ajedrez; de ellos, quienes desean competir pasan al ajedrez deportivo, y los mayores talentos detectados reciben un entrenamiento especial desde los 6 a?os.
Unas horas despu¨¦s casi me emociono cuando me llevan a la Escuela de Ajedrez que tiene el nombre de su fundador y director, Rafael Vagani¨¢n, una de las grandes glorias del ajedrez armenio, a quien conoc¨ª durante sus a?os de gloria deportiva. Una de las ¨²ltimas cosas que hice en Madrid antes de volar a Yerev¨¢n fue grabar el v¨ªdeo -que se publicar¨¢ muy pronto en la serie El Rinc¨®n de los Inmortales- de la famosa partida Reshevsky-Vagani¨¢n, una obra de arte. El gran maestro tambi¨¦n siente nostalgia al verme, y me muestra otras dos partidas suyas que incluir¨¦ pronto en El Rinc¨®n de los Inmortales.
La siguiente visita tambi¨¦n es sorprendente: el ajedrez (junto a la lengua, historia y cultura) forma parte de los cursos impartidos por la Universidad Virtual Armenia, que sirve en siete lenguas a trav¨¦s de Internet a los 7,5 millones de armenios en la di¨¢spora (tres millones viven en el pa¨ªs). El objetivo, me explica una de las directivas del centro, Hasmik Khalaphy¨¢n, es que no pierdan sus ra¨ªces culturales; el ajedrez est¨¢ sin duda incluido en ellas, y de este modo virtual forma parte adem¨¢s de la imagen internacional del pa¨ªs.
Por si tuviera alguna duda sobre la popularidad del ajedrez en Armenia, en el camino de regreso a mi peculiar alojamiento veo enormes carteles que anuncian torneos colgados de los sem¨¢foros. En uno de ellos, el taxista pregunta por la ventanilla a un colega d¨®nde est¨¢ la Academia de Ajedrez, y recibe la contestaci¨®n al instante, como si hubiera pedido la direcci¨®n del Ayuntamiento.
En todos los pa¨ªses que he visitado donde son monitores de ajedrez quienes lo imparten como asignatura en horario lectivo, los maestros de escuela suelen mostrarse reticentes sobre su eficacia pedag¨®gica. Tambi¨¦n me ocurri¨® en los dos centros de primaria que visit¨¦ en Yerev¨¢n -v¨¦ase el reportaje sobre ello-, pero claramente en menor medida porque, tras siete a?os de experiencia, reconocen las virtudes pedag¨®gicas del deporte mental.
La sucesi¨®n de sorpresas continu¨® con una reuni¨®n en el Instituto de Investigaci¨®n de Ajedrez de la Universidad de Yerev¨¢n. La quincena de cient¨ªficos que me acompa?aba, casi todos mujeres, psic¨®logas o soci¨®logas, ha realizado ya unos cien trabajos de investigaci¨®n sobre ajedrez educativo, social y terap¨¦utico. Pero tienen claro que a¨²n necesitan unos a?os m¨¢s para obtener conclusiones s¨®lidas. Uno de sus grandes problemas metodol¨®gicos es que carecen de un grupo control (ni?os que no jueguen al ajedrez), dado que es asignatura obligatoria para el 100% de los alumnos de 2? a 4? grado. Y eso dificulta mucho las comparaciones. Ello no obstante, el hecho de que los alumnos de 3? ya muestren mejoras considerables en creatividad y pensamiento lateral les parece muy significativo, porque lo atribuyen al ajedrez.
Nunca hubiera imaginado que iba a entrevistar al expresidente y ex primer ministro de un pa¨ªs por su pasi¨®n ajedrec¨ªstica. Sargsi¨¢n no ha concedido ninguna entrevista pol¨ªtica desde que dimiti¨®, hace cinco meses, pero me recibi¨® en su elegante despacho de presidente del Partido Republicano. Sus profundas reflexiones sobre la utilidad del ajedrez para tomar decisiones correctas y otros muchos valores transferibles a la vida normal me reafirman en que conoce el juego a fondo, y que no exagera cuando me dice: ¡°Tanto en mi ¨¦poca de ministro de Defensa como cuando era presidente del pa¨ªs, segu¨ªa los torneos internacionales m¨¢s importantes en directo por Internet. Mis ayudantes deb¨ªan interrumpirme si hab¨ªa razones para ello, pero solo si se trataba de algo realmente urgente, que no pudiera esperar hasta el final de las partidas¡±.
Mientras Araik me lleva de regreso al aeropuerto, recuerdo mi primera visita a Armenia, en 1996, cuando de pronto tuve que convertirme en algo parecido a corresponsal de guerra, aunque el motivo de mi visita era la Olimpiada de Ajedrez en Yerev¨¢n. Este viaje de ahora no ha podido ser m¨¢s distinto, sin sobresalto negativo alguno, y con muchos positivos. El ¨²ltimo me lo da el polic¨ªa del control de pasaportes. Me pregunta cu¨¢l ha sido el motivo de mi visita, se lo explico, y me responde inmediatamente, con una sonrisa: ¡°?Muy bien! Estoy seguro de que sus art¨ªculos dar¨¢n una imagen muy positiva de nuestro pa¨ªs. Muchas gracias, y buen viaje de regreso¡±.
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