Espa?a gana el Mundial sub-17 de f¨²tbol femenino
Las chicas de To?a Is derrotan a M¨¦xico en la final (2-1) y se convierten en el primer combinado femenino espa?ol campe¨®n del mundo
Al f¨²tbol femenino espa?ol le faltaba un Mundial, y las chicas de la selecci¨®n sub-17 entrenadas por To?a Is lo lograron este s¨¢bado ante M¨¦xico en la final en Montevideo (2-1). Espa?a solo tiene otras dos Copas del Mundo, ambas en categor¨ªa masculina: la lograda por la sub-20 en Nigeria en 1999 y la que lleg¨® en 2010 en Sud¨¢frica por algunos de aquellos jugadores que ya no pensaban en el fallo de Carde?osa, en el codazo de Tassotti ni en el resto de maldiciones. Si algo demostraron las jugadoras de Is durante este Mundial sub-17 y especialmente durante la final es que participan tambi¨¦n de ese estado de ¨¢nimo: como los grandes equipos, juegan con la alegr¨ªa de saber que no deben nada a nadie y con la intrepidez que exige abrir camino. Las se?ales que emiten permiten imaginarlas disputando el cetro mundial a equipos que hasta ahora parec¨ªan inalcanzables como Alemania o Estados Unidos.
ESPA?A, 2; M?XICO, 1
Espa?a: Cata Coll; Jana Fern¨¢ndez, Eva M¨¦ndez, Nevado; Irene L¨®pez (Pe?a, m. 76), Eva Alonso, Paola Hern¨¢ndez (Arana, m. 89); Eva Navarro, Claudia Pina, Paralluelo (Salvador, m. 66). No utilizadas: P. Su¨¢rez, M¨¦rida, Pala, Okoye, Uriarte, Arana, M. L¨®pez, Ainhoa Mar¨ªn (lesionada).
M¨¦xico: Guti¨¦rrez; Reyes, Carreto, Soto, R¨ªos; Maule¨®n, Flores, P¨¦rez, V¨¢zquez (D¨ªaz, m. 46); Castro (Avilez, m. 67), Alison (Arellano, m. 77). No utilizadas: Melany, G¨®mez, Granados, Buso, Peralta, Escobar, ?lvarez.
Goles: 1-0. M. 16. Claudia Pina. 2-0. M. 26. Claudia Pina. 2-1. M. Castro.
?rbitra: M. Beaudoin (Can). Amonest¨® a Reyes, Nevado y Tejada.
Estadio Charr¨²a de Montevideo (Uruguay), unos 11.000 espectadores.
Cuando haya que explicar por qu¨¦ el f¨²tbol se ha convertido entre las j¨®venes en un deporte tan popular como lo han sido en las ¨²ltimas d¨¦cadas el baloncesto o el voleibol, habr¨¢ que rodear 2018 en rojo. Mientras el miedo y la apat¨ªa han atenazado a la selecci¨®n de f¨²tbol masculina, las mujeres han sido, solo este a?o, campeonas de Europa sub-17 y sub-19 y subcampeonas del mundo sub-20. Prudentemente, To?a Is coment¨® por tel¨¦fono un d¨ªa antes de la final: ¡°No quiero hacerme ilusiones. En Francia me las hice y pas¨® lo que pas¨®¡±. Los hechos demostraron que no hab¨ªa motivo para tantas reservas, aunque el resultado fue incierto hasta los ¨²ltimos minutos.
Espa?a demostr¨® pronto que no solo quer¨ªa ganar la final del Mundial, sino tambi¨¦n merecerlo. No se hab¨ªa cumplido ni un minuto de partido cuando las mexicanas, que llegaron a la final con un estilo basado en la posesi¨®n de bal¨®n parecido al que practica La Roja, se vieron obligadas a recluirse en su campo. El bal¨®n circul¨® con velocidad, las espa?olas se movieron con dinamismo y Eva Navarro y Salma Paralluelo eran dos pu?ales. La velocidad de ambas justific¨® el cambio de sistema de Is al principio del torneo: la asturiana quer¨ªa que las centrocampistas y Claudia Pina se perfilaran al recibir para buscar r¨¢pido la banda. En el d¨ªa clave funcionaron mejor que nunca.
Espa?a hizo da?o por fuera, pero el primer gol se lo guis¨® y se lo comi¨® sola Claudia Pina en el ¨¢rea. La catalana de 17 a?os control¨®, regate¨® y marc¨®, y demostr¨® una vez m¨¢s por qu¨¦ es la jugadora m¨¢s joven en debutar en el Barcelona, un club con especial ojo para el talento. El segundo gol encontr¨® a Pina, una de las m¨¢ximas goleadoras del torneo con siete goles, donde est¨¢n los nueves: en el centro del ¨¢rea. Antes, Eva Navarro sac¨® la cadena a su par con la misma bicicleta que lleva haciendo todo el torneo. Como siempre ha sucedido con los grandes extremos, a los rivales saber el regate que va a hacer no les ayuda a impedirlo.
Cuando el fantasma de la goleada planeaba sobre el Estadio Charr¨²a, las mexicanas, superadas durante toda la primera parte, recortaron distancias en un ejercicio de entereza y fe. Denise Castro aprovech¨® las dudas en la defensa espa?ola en un bal¨®n a¨¦reo y anot¨® casi sin querer. Con todo, Espa?a se fue al descanso con la impresi¨®n de haber podido marcar dos o tres goles m¨¢s, sobre todo merced a la sangr¨ªa de centros y pases que entraban desde la banda de la imparable Navarro.
Las norteamericanas empezaron la segunda parte con la idea de llevar la iniciativa: Nayeli D¨ªas, incombustible, intent¨® abrir el juego mexicano por la derecha, pero Espa?a no se descompuso. De vez en cuando, a modo de advertencia, Cata Coll saltaba l¨ªneas con alg¨²n bal¨®n largo a la espalda de las mexicanas, que adelantaron las l¨ªneas en busca del segundo gol.
Poco a poco los nervios atraparon a las espa?olas, que olvidaron que una de las mayores fortalezas de M¨¦xico es el bal¨®n parado. Las de M¨®nica Vergara empezaron a pisar campo espa?ol y a lanzar faltas y c¨®rners con frecuencia. Is respondi¨® con valent¨ªa: en vez de mandar replegar, apuntal¨® el mediocampo al retirar a Irene L¨®pez, muy fatigada, para dar entrada a Leire Pe?a y presionar la salida de bal¨®n de las mexicanas.
Pero las de Vergara estaban decididas a dar la batalla hasta el final. Avilez, que ten¨ªa las botas cargadas de peligro, gener¨® el p¨¢nico en la porter¨ªa de Cata Coll con el t¨ªpico disparo con par¨¢bola que busca el espacio entre el larguero y unas porteras que a esa edad andan a¨²n algo cortas de altura. Pero el bombardeo mexicano solo fue el preludio de un final feliz. Tras el chasco de Francia, Is, por fin, llor¨® de alegr¨ªa, y sus jugadoras se abrazaron no para consolarse, sino para bailar.
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