Modric y las edades doradas
?Alguien duda que Modric merezca el Bal¨®n de Oro? El f¨²tbol y sus glorias han pasado demasiado tiempo olvidando a jugadores maravillosos
Es una sensaci¨®n agradable estar en la cima. Parecer¨ªa natural que Luka Modric, a punto de conseguir el Bal¨®n de Oro, tuviese ahora mismo la certeza de que todo es perfecto, de que atraviesa la mejor ¨¦poca de su vida, de que a su alrededor, aunque hoy el Madrid no funcione bien, todo est¨¢ afinado y que, cuando ya no cuentas con ello, la vida te concede el ¨¦xito y la felicidad con un solo gesto. Modric fue un jugador, durante algunos a?os, maravillosamente normal, como solo lo son ciertos jugadores llamados a convertirse, al poco tiempo, en jugadores indescriptiblemente buenos. Nos llev¨® su tiempo advertir, siempre rodeado de futbolistas esplendorosos, ricos y guapos, que el esplendor era ¨¦l. A los 33 a?os hace del esmero en el centro del campo una idea moral. Cualquiera que no entienda de f¨²tbol bien podr¨ªa una tarde ir a verlo a un estadio y decir, despu¨¦s de apretar los labios: ¡°Este chico que vale. Tiene estilo¡±.
Alcanza el Bal¨®n de Oro como esos tipos sencillos y amables, que se cortan el pelo una vez al a?o, pero irreducibles, adustos por dentro, que se abren paso a fuerza de no dejarse impresionar f¨¢cilmente por lo bueno que resultan sus rivales, incluso sus compa?eros. Es como si hubiese futbolistas para ser los mejores en p¨²blico, en boca de todos, y futbolistas para ser igual de buenos en secreto. No invaden el ¨¢rea, no copan los titulares, no ejercen de iconos globales, pero mueven los hilos. Cuando el juego pasa por Modric la atm¨®sfera cambia, el aire se acelera, los p¨¢jaros emprenden la huida, se despeja el frente enemigo, y, sin venir a cuento casi, los a?os acumulan logros indecibles en su palmar¨¦s. En una carrera llena de pasos peque?os, cada uno fue un pelda?o.
Nadie niega que Messi est¨¢ m¨¢s all¨¢ de las comparaciones. Obvio. Pero ?vamos a pasarnos la vida diciendo lo bueno que es, jugando a los adjetivos? ?Cu¨¢nto tiempo puedes tararear una canci¨®n sin cansarte? El f¨²tbol es una trama compleja, en la que a veces las estrellas, o la industria, nos hacen creer que sin ellas no hay relato posible. Es cuestionable, y quiz¨¢s Modric sea el desmentido perfecto. Reh¨²ye el estrellato casi como aquella chica de un cuento de Scott Fitzgerald elud¨ªa a cada imb¨¦cil que le aseguraba que ¡°era su mujer ideal¡±.
?O alguien duda que Modric merezca el Bal¨®n de Oro? El f¨²tbol y sus glorias han pasado demasiado tiempo olvidando a jugadores maravillosos. No deber¨ªamos repetir eso con Modric, que posee, adem¨¢s, la virtud de la satisfacci¨®n. Est¨¢ contento con lo que tiene, o eso trasmite, e insinuarlo no lo hace menos ambicioso. Cae en la categor¨ªa de las personas capaces de advertir la felicidad cuando son felices. Aunque esta sea una de esas ¨¦pocas en las que tienes la sensaci¨®n de que a tu alrededor todo irradia una claridad y un esplendor que tal vez jam¨¢s vuelvas a conocer. Entran ganas de ser Modric, quedarte en silencio, suspirar, y decir: ¡°Ah, no me digas que esto no es fant¨¢stico¡±.
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