La enciclopedia de Messi
En el Bar?a llega puntual a todos los balones. En la selecci¨®n o llega antes, o llega despu¨¦s o no sabe d¨®nde llegar. Un genio desconcertado
Los l¨ªmites de la academia
Alemania modifica el rumbo en la victoria y busca razones en la derrota. Protagoniz¨® una revoluci¨®n espa?olizando su estilo y atenuando lo eminentemente alem¨¢n: acento en lo f¨ªsico, disciplina franciscana, estilo mec¨¢nico, insistencia tenaz y tediosa¡ La nueva ola, pacientemente trabajada en las escuelas de f¨²tbol y bendecida con el Mundial de Brasil, le agreg¨® variantes y atractivo a su juego. Pero el fracaso de Rusia les hizo pensar en los excesos que afectan al f¨²tbol actual y que solo ellos saben diagnosticar. Oliver Bierhoff, m¨¢nager de la selecci¨®n, lo dijo as¨ª: ¡°El entrenamiento se ha formalizado demasiado. Necesitamos espacio para los individualistas. Incorporar el f¨²tbol callejero y, con ¨¦l, la creatividad y el disfrute de nuestros jugadores¡±. Que un alem¨¢n hable del disfrute en la formaci¨®n me parece extraordinario. Y una raz¨®n para hacer pensar al f¨²tbol latino, antes de que nos quiten la bandera de la creatividad que tambi¨¦n dejamos olvidada en la calle.
Messi: secci¨®n de tiros
Hablando de formaci¨®n, Messi es una escuela andante. Tiene una calidad tan consistente que cada partido es una exhibici¨®n art¨ªstica que impacta en el resultado. Como su talento no cabe ni en una enciclopedia, hay que trocearlo. Frente al Betis decidi¨® hablarnos del tiro y, como es muy gr¨¢fico, todos terminaron en gol. El primero fue un misil tierra ¨¢ngulo. El disparo fue tan potente que el portero lo vio, pero no tuvo tiempo para avisarle al cuerpo. El segundo fue un mano a mano resuelto con el exterior del pie con tanta seguridad que pareci¨® gol antes de ser gol. Y en el tercero confirm¨® que ese pie tiene incorporado todos los palos de golf y que elige el mejor para cada golpe. En esta ocasi¨®n, para que el bal¨®n hiciera una par¨¢bola burlona y a c¨¢mara lenta. Hasta la pr¨®xima lecci¨®n.
Messi en los dos mundos
Messi es un genio picardeado en la calle hasta los 13 a?os y sofisticado en la academia desde los 13 a los 17. La Masia es una escuela con un estilo tan definido que cualquier jugador que llega al Bar?a parece un cuerpo extra?o. Y cualquiera que se haya formado en la Masia sufre cuando llega a un equipo en el que el f¨²tbol tiene otras claves. El Bar?a formate¨® el f¨²tbol de Messi con su singular m¨¦todo porque los h¨¢bitos condicionan a todo el mundo, incluido a los genios. Las rutinas del Bar?a le encontraron una funci¨®n a su descomunal talento, una complicidad con sus compa?eros y hasta un modo de ser a su f¨²tbol. En el Bar?a, el juego de Messi fluye porque todo el equipo sabe potenciarlo. En la selecci¨®n argentina el contexto es otro. Demostrando una evidencia: es mentira que jugar al lado de un genio sea f¨¢cil.
Volver a intentarlo
Messi vuelve a la selecci¨®n y su juego padecer¨¢ la nostalgia del estilo en el que se form¨®, de los espacios que en el Bar?a le pertenecen como si fuera su propietario, del ritmo que conoce como una m¨²sica que lleva a?os tarareando, de la confianza que da la familiaridad de sentirse en casa¡ Esa bolsa llena de recursos que es el instinto necesita sosiego para expresar su poder¨ªo, y la paz instintiva que Messi disfruta en Barcelona no la encuentra en la selecci¨®n. Tiene amigos, el deseo de pagar la deuda del exiliado, la presi¨®n de ser el n¨²mero uno, pero ninguna de las condiciones futbol¨ªsticas y sociales que le consagraron. En el Bar?a llega puntual a todos los balones. En la selecci¨®n o llega antes, o llega despu¨¦s o no sabe d¨®nde llegar. Un genio desconcertado. Un entorno hostil. Un desperdicio descomunal.
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