Rodrigo y un tanto de izquierdas
El delantero valencianista lidera el asedio espa?ol (27 remates) y abre la lata con un tanto fabricado entre Asensio y Alba
Cuando la selecci¨®n espa?ola rompi¨® filas tras el himno, Jes¨²s Navas esprint¨® hacia el fondo situado junto a la porter¨ªa de De Gea. La hinchada, en calma chicha y a¨²n distra¨ªda, core¨® su carrera cuando el menudo lateral sevillista se aproxim¨®. Ramos repiti¨® el ejercicio de Navas en el otro costado y el grader¨ªo tambi¨¦n estall¨®. Mientras, en el centro del campo Morata y Rodrigo llegaban a un acuerdo sobre los movimientos a ejecutar ante un rival que se dispon¨ªa a desplegar un 4-4-2 cartesiano en el que la altura y el f¨ªsico de los noruegos anticipaban un duelo de pocos espacios alrededor del ¨¢rea de Jarstein. Aunque venida a menos por los ¨²ltimos batacazos en las grandes competiciones, los rivales a¨²n respetan mucho a La Roja.
La entente entre los dos delanteros que escogi¨® Luis Enrique fue que cuando uno ca¨ªa por dentro, el otro deb¨ªa ir por afuera. A esa combinaci¨®n tambi¨¦n se sum¨® Asensio, que en ocasiones ocupaba el centro del ataque como nueve mentiroso. Volaba Espa?a de inicio por el costado de Navas, autoritaria por la voracidad con la que se empleaba en recuperar la pelota. El paisaje describ¨ªa un encuentro que se resolver¨ªa en cuanto Espa?a hiciera el primer gol. Lujosa y r¨¢pida en el toque, el tanto que hizo saltar el ordenado sistema defensivo noruego respondi¨® a un cl¨¢sico enga?o estrat¨¦gico. Inclinado a la derecha del ataque, Ceballos hizo un cambio de orientaci¨®n a Asensio. Hil¨® el madridista con un pase al hueco a Jordi Alba y el centro de este lo vole¨® Rodrigo. Un gol de tres zurdos, articulado en un costado, la zona que preve¨ªa Luis Enrique en la que estar¨ªa la soluci¨®n del partido. El paso atr¨¢s de Rodrigo en la frontal del ¨¢rea peque?a para enganchar el remate y sumar su quinto gol como internacional fue de manual.
Titular en todos los partidos de la era Luis Enrique, el delantero valencianista comenz¨® una exhibici¨®n de maniobras que describen a un jugador en plena madurez por su destreza para elegir sus intervenciones. Un centro de Navas estuvo a punto de embocarlo de espaldas dejando que la pelota corriera por su empeine. Jarstein tuvo reflejos para adivinarle la treta. Lo siguiente fue un culebreo por el medio para limpiarse a varios defensas y habilitar a Morata. Encendido, no pudo culminar una jugada de orfebrer¨ªa ligada entre un pase filtrado de Asensio y un doble taconazo de Parejo y Morata. Esa jugada reflej¨® la explicaci¨®n del encuentro. Espa?a jugaba mucho y bien, pero le costaba encontrar el gol. El torrente ofensivo depar¨® una estad¨ªstica abrumadora: 27 remates, 10 de ellos a puerta.
En el segundo tiempo, de nuevo, otra incursi¨®n de Rodrigo aprovechando su pierna buena para meterse hacia adentro dej¨® a Morata solo ante Jarstein, que intuy¨® su remate por abajo. El delantero del Atl¨¦tico tuvo una de esas noches negadas en el remate. Al menos tuvo cuatro cabezazos francos para acabar con la intranquilidad en el marcador. Mientras, Rodrigo dej¨® otro gran detalle: una espaldinha, para una dejada de seda a Parejo que este no aprovech¨® en la frontal.
La falta de punter¨ªa termin¨® por castigar a Espa?a en un penalti discutible de ??igo Mart¨ªnez. Metida en un problema por esa falta de punter¨ªa con el tanto del empate, Morata pudo resarcirse de tanto fallo meridiano al perseguir un centro atr¨¢s sobre Jarstein, que le derrib¨®. Ni Rodrigo, ni Parejo, los dos especialista del Valencia, le discutieron a Ramos el lanzamiento. El capit¨¢n se jug¨® un lanzamiento a lo Panenka, pero m¨¢s tenso de lo habitual.
Con el 2-1, Luis Enrique meti¨® a Rodrigo por Parejo y a Jaime Mata por Morata. Rodrigo se mantuvo en el campo, realzando esa figura de imprescindible. Pudo hacer el tercer gol si Asensio no hubiera apostado por una vaselina que se le fue alta cuando el delantero de la casa estaba solo a su derecha. Y claro, la grada le recrimin¨® al madridista que no alimentara a su goleador.
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