Algo huele a podrido en el f¨²tbol m¨¢s chico de Argentina
Los extra?os beneficios de algunos clubes de la B Metropolitana hacen sospechar de la nociva influencia que Julio Grondona tuvo sobre las categor¨ªas menores
Penales ins¨®litos sancionados en los minutos finales, expulsiones rigurosas y goles anulados sin raz¨®n aparente. Ins¨®litos cambios de reglamentaci¨®n en medio de los torneos, protestas que caen en saco roto y un tufillo a cosa juzgada que impregna el ambiente. Lejos de los grandes escenarios y de los flashes, algo huele a podrido en las categor¨ªas menores del f¨²tbol argentino, la B Metropolitana. Lo peor es que pese al cambio de autoridades ocurrido hace dos a?os en la Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA) y los nuevos vientos que dice impulsar Claudio Chiqui Tapia, el actual titular, tampoco se trata de una novedad.
Se?alado con el dedo acusador de la manipulaci¨®n, Julio Humberto Grondona ejerci¨® durante 35 a?os (1979-2014) el cargo de presidente de la AFA a partir de su habilidad pol¨ªtica para ganarse el apoyo de los m¨¢s d¨¦biles. El reparto de favores fue su herramienta preferida para construir poder. La sensaci¨®n que infund¨ªa, de control absoluto sobre todos los resortes del f¨²tbol, sirvi¨® para disuadir las quejas. El temor a que las represalias se hicieran sentir adentro de la cancha impregnaba la piel de los directivos.
De la cadena de hechos llamativos ocurridos durante el extenso reinado de Don Julio ninguno fue tan evidente como el crecimiento y apogeo de Arsenal de Sarand¨ª, modest¨ªsimo club de Avellaneda, en los alrededores de Buenos Aires, fundado en 1957 por la propia familia Grondona. De arraigo popular escaso y recursos econ¨®micos limitados, siempre hab¨ªa sobrevivido en las divisiones menores¡ hasta que el poder de Grondona se torn¨® indiscutible.
En pocos a?os, Arsenal escal¨® desde la tercera divisi¨®n a conquistar dos t¨ªtulos en Primera (Clausura y Supercopa 2012) m¨¢s una Copa Argentina y una Copa Sudamericana, disputar la Copa Libertadores y compartir protagonismo con los grandes del pa¨ªs. El s¨²bito fallecimiento de Grondona en 2014 le cort¨® la buena senda: el a?o pasado, Arsenal descendi¨® a la B Nacional.
Hoy, Arsenal se ha metamorfoseado en Barracas Central, la entidad de origen de Chiqui Tapia. Con m¨¢s prosapia, fue fundado en 1904, pero tan humilde como la instituci¨®n de los Grondona, El Guapo del barrio de Barracas conoci¨® a?os de gloria en tiempos amateurs, a principios del siglo XX. Desde finales de los 40 qued¨® relegado a las ¨²ltimas categor¨ªas del f¨²tbol porte?o. Sin embargo, en 2001 sus vientos cambiaron de direcci¨®n.
Ese a?o asumi¨® la presidencia del club Claudio Tapia, yerno de Hugo Moyano, secretario general del poderoso gremio de los camioneros y el dirigente sindical m¨¢s influyente del pa¨ªs. El destino comenz¨® a girar. El acceso de Tapia al m¨¢ximo cargo de la AFA en 2017 impuls¨® la transformaci¨®n definitiva. En la actualidad, Barracas lidera con holgura la B Metropolitana, tercera categor¨ªa. En algunas semanas confirmar¨¢ su ascenso a Segunda.
Podr¨ªa considerarse casualidad si no fuese porque algunos hechos y ciertas pr¨¢cticas recuerdan mucho a lo que suced¨ªa en tiempos de Grondona. Fiel disc¨ªpulo de Don Julio, Tapia fue acumulando poder entre los dirigentes de los clubes que militan en las divisiones menores. Fueron ellos quienes lo llevaron a vencer en las elecciones y, l¨®gicamente, son ellos los que conforman su c¨ªrculo de confianza.
La pol¨¦mica radica en que los clubes de esos dirigentes, todos participantes de la B Metropolitana, se ven una y otra vez beneficiados por una sospechosa serie de fallos arbitrales as¨ª como por una ins¨®lita medida tomada en pleno torneo: cuando comenz¨® en agosto de 2018 solo el campe¨®n y un segundo equipo a decidir tras un play off iban a ascender de categor¨ªa. En enero de este a?o se decidi¨® que las promociones pasaran a ser cinco. Cuatro de ellas de manera directa.
El primer favorecido de la modificaci¨®n es, por supuesto, Barracas Central. Tampoco es el ¨²nico. Tras el equipo del presidente de la AFA se alinean Estudiantes de Buenos Aires, Deportivo Riestra y Acassuso, tres clubes cuyos dirigentes son muy cercanos a Tapia.
¡°Los punteros de la B Metro tienen grandes equipos que se armaron para ascender. Me parece que hay operaciones medi¨¢ticas destinadas a ensuciar y sacar ventajas. Yo conf¨ªo en los ¨¢rbitros argentinos¡±, se defiende Federico Beligoy, director Nacional de Arbitraje.
Sin embargo, algunos n¨²meros avalan las suspicacias. Riestra es el equipo m¨¢s favorecido con la sanci¨®n de penales (10), seguido por Acassuso (8), mientras que a Barracas solo le cobraron uno en contra en 30 partidos. El club de Tapia tambi¨¦n es el menos perjudicado por las expulsiones (1), mientras que a los rivales de Estudiantes ya les ense?aron 11 tarjetas rojas.
¡°Ya todos sabemos lo que pasa y el d¨ªa que jugamos contra Acassuso sentimos mucha impotencia¡±, dice Mauro Ruggiero, arquero de Flandria. Hace dos semanas, su equipo venc¨ªa 2-0 de visitante pero en los minutos 90 y 94 el ¨¢rbitro Am¨¦rico Monsalvo sancion¨® dos penales por faltas inapreciables que le permitieron al local alcanzar el empate. En esa misma jornada, a Atlanta -el ¨²nico equipo con opciones para ¡°infiltrarse¡± entre los cuatro primeros- le anularon un gol absolutamente l¨ªcito ante Barracas Central. Alejandro Korz, su vicepresidente, se excusa para no hablar m¨¢s del asunto: ¡°Ya se dijo demasiado; vamos a ver c¨®mo sigue todo en las pr¨®ximas fechas¡±, dice. En su silencio queda expuesto el mismo temor a sufrir perjuicios futuros que exist¨ªa anta?o.
De Julio Grondona a Chiqui Tapia; de Arsenal a Barracas Central, los paralelismos resultan notables. El final de la pel¨ªcula dictar¨¢ sentencia, pero a estas alturas ya nadie podr¨¢ negarle a la AFA su impecable coherencia en t¨¦rminos de conductas y procederes.
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