El centauro Carlsen: neuronas + chips
El campe¨®n arrasa en torneos influido por 'AlphaZero', un revolucionario programa de ajedrez
Hasta 1997, cuando Deep Blue (IBM) dobleg¨® a Gari Kasp¨¢rov, las computadoras aprend¨ªan de los humanos; ahora es al rev¨¦s. El apabullante dominio de Magnus Carlsen en los ¨²ltimos torneos, solo cinco meses despu¨¦s de sufrir mucho para defender su t¨ªtulo ante Fabiano Caruana, tiene dos explicaciones racionales: factores psicol¨®gicos favorables y la influencia del programa revolucionario AlphaZero. M¨¢s que nunca, el noruego juega en un nivel celestial, muy alejado de los dem¨¢s.
El impresionante rendimiento de Carlsen en el Memorial Gash¨ªmov, del 31 de marzo al 9 de abril en Shamkir (Azerbaiy¨¢n), invicto con siete puntos en nueve partidas, y en el torneo Grenke, del 20 al 29 de abril en Karlsruhe y Baden-Baden (Alemania), tambi¨¦n invicto con 7,5 de 9, alumbra la probabilidad de que supere este a?o los 2.900 puntos en la lista mundial (ahora tiene 2.875), una marca equiparable a saltar 10 metros en longitud (el r¨¦cord actual est¨¢ en 8,95). Caruana estuvo a punto de alcanzarlo el a?o pasado, pero ahora tiene 56 puntos menos. Y el escandinavo acumula 59 partidas seguidas sin perder (sin contar las modalidades de r¨¢pidas y rel¨¢mpago).
Carlsen reconoci¨® a EL PA?S el 5 de diciembre de 2016 que su principal punto d¨¦bil era el control de las emociones, un d¨ªa despu¨¦s de superar al ruso Sergu¨¦i Kariakin en el desempate r¨¢pido del Mundial de Nueva York, tras rozar la derrota en las 12 partidas al ritmo cl¨¢sico. Por razones que no ha explicado, nunca ha querido trabajar con un psic¨®logo especializado en alto rendimiento deportivo. Dos a?os despu¨¦s, el pasado noviembre, volvi¨® a rozar la cat¨¢strofe en el duelo frente al estadounidense Caruana: 12 empates, seguidos de un triunfo muy claro en el desempate r¨¢pido. Ahora respira tranquilo porque no tendr¨¢ que defender el t¨ªtulo hasta finales de 2020.
Es el caldo de cultivo psicol¨®gico perfecto para que la creatividad de un genio de 28 a?os brote con esplendor. ?l mismo reconoci¨® el pasado lunes que nunca hab¨ªa jugado tan bien como ahora. Adem¨¢s, las noticias filtradas sobre su vida sentimental indican una felicidad estable; y, con el dinero ganado desde 2013, cuando destron¨® al indio Viswanathan Anand, su confort econ¨®mico queda casi garantizado de por vida. Tambi¨¦n est¨¢ motivado: ha admitido que, por primera vez, se plantea el reto de los 2.900 puntos como un objetivo factible.
Pero hay algo m¨¢s. En sus partidas m¨¢s recientes no solo se aprecia la frescura, valent¨ªa y confianza en s¨ª mismo de un genio feliz, sino un nivel de conceptos estrat¨¦gicos muy superior al de los dem¨¢s mortales. Solo hay otro ajedrecista que genera las mismas sensaciones en el aficionado: AlphaZero, el asombroso programa (aprendi¨® jugando millones de partidas contra s¨ª mismo, a partir de las reglas b¨¢sicas) de la empresa Deep Mind (Google) que gan¨® por goleada en 2017 a Stockfish, el mejor hasta entonces. Sus programadores intentan aplicar ahora lo aprendido en ajedrez a otros campos de la ciencia, y sobre todo de la medicina.
Hay un aspecto muy concreto donde Carlsen brilla m¨¢s que nunca, y es justamente el mismo que asombr¨® incluso a los grandes maestros cuando surgi¨® AlphaZero: el sacrificio a largo plazo de material muy valioso (dos o m¨¢s peones, un caballo o alfil, o incluso una torre) a cambio de m¨¢xima actividad, iniciativa y armon¨ªa. En realidad, es un tipo de ajedrez que recuerda al ¡°rom¨¢ntico¡± del siglo XIX, pero con mucha mayor precisi¨®n en el c¨¢lculo y evaluaciones estrat¨¦gicas muy profundas. Contrariamente al estilo seco, hipert¨¦cnico, basado en la explotaci¨®n de ventajas m¨ªnimas con maniobras sopor¨ªferas durante horas que definen la mayor¨ªa de las partidas de Carlsen en 2017 y 2018, casi todas sus victorias recientes hacen vibrar a los aficionados, incluidos los de nivel t¨¦cnico medio o bajo.
Es muy probable ¡ªlos jugadores de ¨¦lite no suelen hablar en p¨²blico sobre esto¡ª que Carlsen y su equipo hayan a?adido el programa Leela (cuyo dise?o est¨¢ basado en conceptos de AlphaZero) a sus herramientas de entrenamiento; ni siquiera puede descartarse que tengan acceso a AlphaZero a trav¨¦s de un acuerdo de fines cient¨ªficos con Google, aunque esto ¨²ltimo es pura especulaci¨®n l¨®gica. Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, el fulgor actual de su juego se debe a que las partidas m¨¢s brillantes de AlphaZero han convencido al campe¨®n de que su creencia era correcta: la iniciativa, actividad y armon¨ªa son con frecuencia m¨¢s importantes que el valor material de las piezas. Si esa convicci¨®n se a?ade a su profund¨ªsima comprensi¨®n de la estrategia, su precisi¨®n de computadora en los c¨¢lculos, su memoria de elefante y su excelente forma f¨ªsica, el resultado es un centauro de neuronas y chips. Algunos cronistas ya definimos as¨ª a Carlsen en 2013, pero aquel era un centauro en ciernes. El de hoy es muy s¨®lido.
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