Dumoulin se retira bajo un diluvio helador y deja hu¨¦rfano el Giro
Nueva victoria al sprint para el alem¨¢n Ackermann, que supera con el golpe de ri?ones al colombiano Gaviria
El Giro sale de Frascati, huye de Roma siguiendo la calzada hacia el sur que la Rep¨²blica romana construy¨® hace 2.300 a?os para mover a sus soldados conquistadores. Un d¨ªa de primavera fr¨ªo de mierda, en la carretera infame, un cartel tur¨ªstico. ¡°V¨ªa Appia. 312 AC. La autopista m¨¢s antigua del mundo¡±. Y bajo la lluvia pesada, mientras botan sobre su bici esquivando baches, sorteando charcos, sufriendo, escupiendo, los ciclistas, que no se sienten soldados, ni siquiera guerreros, pueden pensar: ?Y desde que se construy¨® no se ha reparado? Que vuelva Torriani, exigen, recordando al viejo director del Giro en la posguerra cuando, as¨ª era, solo se asfaltaban las carreteras destruidas y se reconstru¨ªan puentes all¨¢ por donde pasaba el Giro. As¨ª el Giro reunific¨® la Italia rota; as¨ª el Giro descuidado expulsa a sus campeones ahora. El Giro quiere ¨¦pica y genera rabia. Quiere hacer de cada etapa una Roubaix, sangre y crujir de dientes.
La rabia satura a los corredores, que protestan, y recuerdan la sangre en la pierna de Dumoulin y a Dani Navarro, con los huesos rotos en el hospital. Bastante es bastante, dicen en ingl¨¦s y corren con prudencia, despacito. El Giro baja los brazos un d¨ªa y decide acortar m¨¢s a¨²n la etapa m¨¢s corta. En el kil¨®metro 131 de los 140 previstos, toman tiempo: que se arriesguen al fr¨ªo y la lluvia, y el agua que les escupe fuerte la rueda trasera de sus compa?eros, solo los sprinters que quieran ganar la etapa, les dicen. Es su oficio, que lo hagan. No les perdonar¨¢n los maratones de jueves y viernes, la doble traves¨ªa de los Abruzos hasta L'Aquila. El sprint lo gana Ackermann, el mismo del segundo d¨ªa, que le remonta a Gaviria, lanzado largo, con el golpe de ri?ones. ¡°Me trabaj¨® ideal Gaviria¡±, ironiz¨® el alem¨¢n. A Viviani, congelado, ni se le vio.
Tom Dumoulin, con una herida en la rodilla y las marcas de la cadena de Puccio, que cay¨® sobre ¨¦l y le hiri¨®, toma la salida de la quinta etapa. ¡°Lo voy a intentar¡±, dice el gigante holand¨¦s herido, que quiere llegar, como Ulises, a Terracina sumergida, donde le espera la seducci¨®n de Circe y el conocimiento de que llegar¨¢ a Verona, que es su ?taca en esta aventura del Giro. Dumoulin no llega ni a Terracina ni a la casa de Circe, ni siquiera llega al kil¨®metro cero. El ganador del Giro del 17 se baja en el trayecto neutralizado. Ya tiene bastante de baches, de agua, de lluvia, de dolor. Demasiado para su rodilla, vendada e hinchada como un bal¨®n. Demasiado para los cuatro minutos que perdi¨® con su ca¨ªda la v¨ªspera. Dumoulin se va y deja hu¨¦rfano el Giro, en manos de un esloveno fabuloso al que solo ¨¦l pod¨ªa toser en las contrarrelojes que quedan. Pierde el Giro y pierden los rivales escaladores de Roglic: Nibali, Superman, Yates, Landa, Carapaz, que se quedan sin aliado que asuste al m¨¢gico Roglic.
¡°Y yo estar¨¦ ah¨ª, peleando¡±, promete Landa, que no se hizo nada en la ca¨ªda junto a Yates y Pozzovivo. ¡°No, Yates no me tir¨®¡±, a?ade, contradiciendo unas primeras afirmaciones que generaron un fuego instant¨¢neo que el alav¨¦s intent¨® apagar en la cena mientras su col¨ªder, Carapaz, abr¨ªa una botella de champ¨¢n para celebrar su victoria en Frascati. ¡°Nos ca¨ªmos a la vez¡±. Landa lamenta el tiempo perdido pero no su estado de forma. ¡°Har¨¦ una buena contrarreloj en San Marino el domingo, estoy seguro. Y ah¨ª empezar¨¢ mi Giro de verdad¡±.
¡®Caso Aderlass¡®
Para cont¨¢rselo a los espectadores de la RAI no estar¨¢ el excorredor Alessandro Petacchi, reci¨¦n fichado para la tarea y reci¨¦n atrapado en una operaci¨®n antidopaje, la Aderlass, que se inici¨® hace meses en Austria durante el Mundial de esqu¨ª de fondo. La Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) anunci¨®, cuando part¨ªa la etapa, ten¨ªa papeles que demostraban que el director del Bahrein Bozic, esloveno, su compatriota Koren, que corre el Giro con el Bahrein, el croata Durasek, del UAE, que corre el Tour de California, y Petacchi, sprinter m¨ªtico con 22 victorias de etapa en el Giro y una San Remo entre otros muchos triunfos, se hab¨ªan beneficiado en sus tiempos del dopaje sangu¨ªneo organizado en Erfurt por el doctor Mark Schmidt, y que, por consiguiente, los suspend¨ªa provisionalmente. Bozic y Koren se fueron a su casa. Se supone que Durasek no partir¨ªa en el Tour de California.
¡°Pero Petacchi es otra cosa¡±, dice en director Aureo Bulbarelli, el jefe de Deportes de la RAI. ¡°Petacchi est¨¢ aqu¨ª como comentarista no como ciclista ni como t¨¦cnico, as¨ª que para la RAI no cambia nada. Petacchi sigue¡±, declara Bulbarelli con Petacchi, triste y cabizbajo a su lado. ¡°Ahora bien, como tiene que buscar un abogado y preparar su defensa, la RAI le deja irse del Giro el tiempo que necesite. Le sustituir¨¢ Garzelli¡±. Y Petacchi se despide. ¡°Espero volver¡±, dice con absoluta desesperanza, dando m¨¢s fuerza y verdad a¨²n a su despido a la italiana.
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