Los All Blacks recuperan su coraza ante Sud¨¢frica

Nueve mundiales despu¨¦s, Nueva Zelanda sigue contando todos sus encuentros de la fase de grupos por victorias, un hito exclusivo. Sud¨¢frica, la ¨²nica selecci¨®n que no conoc¨ªa la derrota en 2019, planteaba un reto ver¨ªdico, pero sucumbi¨®. Su reciente forma susurraba grietas en los All Blacks, a la caza de su tercer t¨ªtulo consecutivo. Con todo, esgrimieron su mejor defensa y unos minutos el¨¦ctricos que cimentaron un triunfo rejuvenecedor en el duelo que podr¨ªa repetirse en el mismo escenario ¨CYokohama¨C para la final del 2 de noviembre.

Sud¨¢frica impuso su filosof¨ªa de inicio. Ah¨ª estaba Handr¨¦ Pollard para anotar desde 52 metros el primer golpe de castigo de los neozelandeses. Los Springboks dominaban la batalla a¨¦rea y su intensidad, con y sin bal¨®n, desbordaba al campe¨®n. A los All Blacks le gusta tejer la acci¨®n con el juego a la mano incluso en su propia retaguardia, pero se vieron obligados a quit¨¢rselo de encima. Las camisetas verdes dominaban el bal¨®n y les empujaban hacia atr¨¢s sin ¨¦l. Nueva Zelanda respiraba con acciones de m¨¦rito como la de Reece, que pas¨® el oval a Beauden Barrett para no ceder un saque de touch y cinco metros con un gesto atl¨¦tico de primer nivel.

Sud¨¢frica debi¨® materializar su dominio con otra patada de Pollard, pero se top¨® con el poste. Y, de repente, las gacelas encerradas vieron el horizonte despejado. Faf de Klerk fall¨® un pase horizontal y permiti¨® un contragolpe propicio a Richie Mo'unga. Los Springboks sacrificaron tres puntos para evitar el ensayo, pero el da?o ya estaba hecho. Encerrar a los All Blacks en su campo y anestesiar la posesi¨®n tiene un riesgo terrible ante un equipo que sienta c¨¢tedra cuando corre con espacios. El director de orquesta, un Beauden Barrett desplazado de apertura a zaguero, dibuj¨® la partitura a los dos solitas, Sevu Reece y George Bridge, para un ensayo delicioso. Aprovech¨® la asistencia del primero para quebrar la zaga africana por el centro y ceder el oval a la llegada del segundo.

Sud¨¢frica era un boxeador sonado y, sin margen para oxigenarse, encajar¨ªa otra marca. Pollard no embols¨® una patada alta y dio viento a favor a la embarcaci¨®n neozelandesa. Ya desatados, los oce¨¢nicos exigen a los delanteros la misma habilidad de mano que a los tres cuartos. As¨ª se explica que cuando el centro Lienert-Brown rompe la guarnici¨®n sea un voluminoso segunda l¨ªnea como Scott Barrett el que le acompa?e y pose bajo palos. Al campe¨®n le bastaron tres minutos para dar el golpe de gracia. Mientras Sud¨¢frica, una defensa can¨®nica en el placaje, fallaba m¨¢s de la cuenta, los neozelandeses se fueron al descanso (17-3) dando una lecci¨®n de contundencia.

Nueva Zelanda segu¨ªa arriesgando con el oval en su zona de marca, pasando el bal¨®n cerca de sus propios postes. En esas, dej¨® que los sudafricanos regresaran al encuentro en un descuido. Cuando Etzebeth fue placado, no hab¨ªa ninguna camiseta negra enfrente. Supo verlo Pieter-Steph du Toit, que aprovech¨® la invitaci¨®n para posar bajo palos y recortar distancias. Los Springboks, ya sin su capit¨¢n, un Siya Kolisi tocado, asumieron los riesgos de una batalla a pecho descubierto. Los All Blacks cometieron alguna indisciplina m¨¢s de la cuenta y Sud¨¢frica puso su pica en campo rival. Lo aprovech¨® Pollard, que anot¨® un drop lejano y puso a su equipo a cuatro.

No fue suficiente para que los All Blacks activaran el bot¨®n del p¨¢nico. La defensa mantuvo su acreditada solvencia y su ataque, por simple inercia, canjeaba las faltas sudafricanas. Un par de patadas de Mo'unga y Barrett, que termin¨® como apertura una actuaci¨®n excelsa, sellaron la victoria. En un grupo con Italia, Namibia y Canad¨¢, el segundo puesto de Sud¨¢frica y el consiguiente billete a cuartos no deber¨ªa peligrar.