El talento llega en manada
Somos tan entusiastas que, siempre con buena intenci¨®n, con los j¨®venes inflamos las expectativas hasta hacerlas insoportables
Se buscan ¡®Pel¨¦s¡¯ para confundirlos. Como el mundo del f¨²tbol dispara las fantas¨ªas, hemos salido a la b¨²squeda de un nuevo Messi, como si eso fuera posible. Se trata de un error que, cada cierto tiempo, cambia de nombre. Me cans¨¦ de ver el apogeo y ca¨ªda de nuevos Pel¨¦s o Maradonas. J¨®venes promesas que acaban en v¨ªctimas inocentes de comparaciones con genios a los que, adem¨¢s, el paso del tiempo les agrega el brillo de la idealizaci¨®n. Es inevitable. Los talentos adolescentes, por los que tengo un respeto reverencial, desatan la expectaci¨®n. Los responsables de esas exageraciones somos entusiastas incorregibles que, arrastrados por la esperanza y siempre con buena intenci¨®n, inflamos las expectativas hasta hacerlas insoportables. Si el joven jugador no las cumple, lo hacemos responsable. En el camino, hay ocasiones en que dejamos la confianza del jugador hecha trizas, mientras los cr¨ªticos buscamos un nuevo talento al que confundir.
Messi 10 puntos, Modric 9, Rodrygo a¨²n no s¨¦... Como ejemplo, podemos valernos de la actualidad: el que est¨¢ de ¨²ltima moda es Rodrygo y la ¨²ltima v¨ªctima es Vinicius. Amigos y residentes en Madrid, los dos compiten por la gloria mientras los mirones jugamos a las comparaciones. El problema de fondo es que calificamos a los jugadores por lo que hicieron en el ¨²ltimo partido. Mal hecho. Los jugadores tienen un valor absoluto, que est¨¢ definido por su nota media. A veces juegan por encima y otras por debajo de su nivel, pero eso no debe alterar el juicio. Con adolescentes como Vinicius y Rodrygo, los dos con extraordinario potencial, no podemos arriesgar notas definitivas porque el tramo de an¨¢lisis futbol¨ªstico es insuficiente. A¨²n no estamos autorizados a declarar genio al que meti¨® tres goles y torpe al que se tropez¨® entrando al ¨¢rea. No hay raz¨®n para ir tan r¨¢pido con jugadores a los que le quedan quince a?os en la ¨¦lite.
Callejeros de Academia. Por la inevitable evoluci¨®n social, los jugadores son cada d¨ªa m¨¢s hijos de la academia y menos de la calle. Tiendo a desconfiar de esa civilizaci¨®n formativa porque sospecho que pone en peligro a los jugadores diferentes. Una preparaci¨®n cada d¨ªa m¨¢s formal, pienso, tiende a uniformizar los talentos, como si todos tuvieran que entrar dentro de una misma horma. Pero en estos d¨ªas, mi teor¨ªa cay¨® en seria decadencia, porque si algo est¨¢ caracterizando a esta Liga son los j¨®venes que, como Vinicius, Rodrygo, Kubo, Odegaard, Ansu Fati, Riqui Puig o, apuntando m¨¢s alto, Jo?o Felix, tienen caracter¨ªsticas originales que los hacen ¨²nicos. Por descontado que ninguno es Messi, pero reconforta ver que el talento llega en manada para revitalizar un f¨²tbol que, gracias a ellos, seguir¨¢ preservando la imprevisibilidad que lo hizo grande.
El factor Valverde. Para apreciar en toda su dimensi¨®n el efecto que produce la inserci¨®n de un joven talento en la din¨¢mica de un equipo, basta con analizar el factor Valverde en el Real Madrid. Como sabemos, Fede decidi¨® esta temporada cumplir con todas sus promesas y llen¨® el centro del campo de f¨²tbol y energ¨ªa. De pronto, su irrupci¨®n pone en peligro un poder establecido que recit¨¢bamos de memoria: Casemiro, Kroos y Modric. Como los tres se han ganado el cartel de indiscutibles por su gran categor¨ªa y su orgullo competitivo, no van a regalar su puesto y eso crear¨¢ un c¨ªrculo virtuoso que le ahorrar¨¢ muchas palabras a Zidane. De que se apliquen, corran y se superen cada semana se encargar¨¢ la competencia, porque ahora hay cuatro recursos donde solo caben tres. Y en f¨²tbol, antes de ganarle a los rivales, hay que ganarse un puesto.
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