Michael Jordan y la trama de su obra cumbre
La serie documental ¡®The Last Dance¡¯ indaga en el ¨¦xito y las turbulencias en el seno de los Bulls el a?o de su sexto anillo
Ten¨ªan al mejor, Michael Jordan, estaban escribiendo p¨¢ginas para la historia del deporte mundial, pod¨ªan ganar su sexto t¨ªtulo de la NBA e intu¨ªan que aquella temporada 1997-1998 iba a ser la ¨²ltima para el grupo. Los Bulls eran idolatrados. La atracci¨®n por Michael Jordan, puro talento y magnetismo, conten¨ªa los ingredientes m¨¢s sugestivos. Su biograf¨ªa, a pesar de que aquella temporada cumpl¨ªa 34 a?os, era ya densa e inclu¨ªa episodios tan escabrosos como el asesinato de su padre en 1993 y tan ins¨®litos como su primera retirada para jugar al b¨¦isbol profesional un a?o despu¨¦s, su obsesi¨®n por el golf y las apuestas y el lado oscuro de su personalidad ya revelado por Sam Smith, periodista del Chicago Tribune, en el libro The Jordan Rules publicado en 1992.
Seguir con una c¨¢mara la interioridad de los vestuarios, las oficinas, los hoteles y los aviones donde se fraguaba la obra suprema de aquel astro y aquel equipo se antojaba un sue?o ut¨®pico. Pero en el oto?o de 1997, Michael Jordan, el entrenador Phil Jackson y el due?o de la franquicia de Chicago, Jerry Reinsdorf, acordaron permitir que un grupo de filmaci¨®n de NBA Entertainment siguiera al equipo durante la temporada. Las 500 horas de im¨¢genes in¨¦ditas que se obtuvieron conforman la materia prima de la serie de 10 cap¨ªtulos The Last Dance, que se estrenaba en ESPN, este domingo, para Estados Unidos y en Netflix, este lunes, para el resto del mundo. El t¨ªtulo estaba servido desde que a Phil Jackson se le ocurri¨® motivar a sus jugadores con esa perspectiva, la de una ¨²ltima ocasi¨®n, un ¨²ltimo baile lo llam¨® ¨¦l, para culminar la epopeya con el sexto t¨ªtulo para el equipo. ¡°Michael Jordan y los Bulls de los 90 no eran solo superestrellas del deporte, eran un fen¨®meno global¡±, afirma el director de la serie, Jason Hehir.
Era ya de dominio p¨²blico que, pese a que hab¨ªan ganado cinco anillos en los siete a?os anteriores, la situaci¨®n era explosiva en el seno de aquellos Bulls. El futuro de Phil Jackson, Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman, en el a?o final de sus contratos, era muy incierto. La mala relaci¨®n y desavenencias de casi todos con Jerry Krause, el director general, se hac¨ªan insostenibles. ¡°Aunque acab¨¦is con 82-0, no seguir¨¢s¡±, le hab¨ªa soltado Krause a Phil Jackson. Ya en la pretemporada, el entrenador avis¨® a sus jugadores. ¡°Krause dijo que son las organizaciones las que ganan los campeonatos, no los jugadores ni los entrenadores. Firm¨¦ un contrato de un a?o m¨¢s con los Bulls y s¨¦ que tienen planes para contratar a otro entrenador para el pr¨®ximo a?o, posiblemente Tim Floyd, de Iowa State¡±. Jordan apostill¨®: ¡°Es una mala manera de terminar una carrera incre¨ªble¡±.
El factor emocional est¨¢ latente en la serie, que trata de desentra?ar los entresijos de aquel equipo, la gloria y la miseria. ¡°Fue una oportunidad incre¨ªble para explorar el impacto extraordinario de un hombre y un equipo¡±, dice Jason Hehir. ¡°Durante casi tres a?os, buscamos por todas partes para presentar la historia definitiva de una dinast¨ªa que defini¨® aquella era y para mostrar el perfil humano de aquellos h¨¦roes del deporte¡±. M¨¢s de un centenar de protagonistas de la ¨¦poca aportan sus testimonios a la serie, caso de Phil Jackson, Scottie Pippen, Dennis Rodman y Steve Kerr, entonces integrante de los Bulls y ahora entrenador de Golden State, adem¨¢s de personalidades como Barack Obama, expresidente de Estados Unidos, fiel seguidor del equipo.
Michael Jordan no puede contener las l¨¢grimas cuando se le plantea si compensa ser tan dominante a costa de su reputaci¨®n personal. ¡°Ganar tiene un precio¡±, afirma. ¡°Y el liderazgo tiene un precio. As¨ª que arrastr¨¦ a las personas adonde no quer¨ªan ser llevadas. Las desafi¨¦ cuando no quer¨ªan que las desafiaran. Y gan¨¦ ese derecho porque mis compa?eros de equipo no soportaron todas las cosas que yo tuve que soportar. Una vez que te unes al equipo, debes vivir de una manera similar a la que yo vivo el juego. No iba a conformarme con menos. Si eso significa que deb¨ªa apretar un poco las tuercas, lo hice. Lo que nunca hice fue pedirles algo que yo no estuviera haciendo¡±.
Dinero y lealtad
El desgaste de las relaciones entre Krause y la plantilla lleg¨® a tal punto que Michael Jordan se confes¨® en una entrevista: ¡°Amo la ciudad, pero no jugar¨¦ a menos que sea para Phil. Una cosa es segura, el dinero no me mantendr¨¢ en el juego. Nunca. Simplemente, que cambien al director general y dejen que Phil sea el director general y el entrenador. ?Krause? No quiero empezar una guerra aqu¨ª. Solo dir¨¦ que a veces es dif¨ªcil trabajar para una organizaci¨®n que no muestra lealtad hacia uno¡±. No le hicieron caso.
Frente a todas las disensiones y malas perspectivas, el grupo se mantuvo centrado en la consecuci¨®n del sexto t¨ªtulo. ¡°Todo aquello no debi¨® haber sido el tema de conversaci¨®n. Lamentablemente, lo fue. Pero una vez que sal¨ªa a la cancha, no importaba. No me descentraba. Mantuvimos un compromiso con nosotros mismos: ganar el t¨ªtulo. Y despu¨¦s ya evaluar¨ªamos las opciones¡±. Consiguieron su objetivo, el sexto t¨ªtulo en ocho a?os, el ¨²ltimo de aquel grupo. No le renovaron el contrato a Phil Jackson, Michael Jordan se retir¨® y los Bulls se quedaron fuera de los playoffs las seis siguientes temporadas y ya nunca volvieron a meterse en la final.
La canasta de su vida
Los Bulls consiguieron aquella sexta corona en 1998 de una forma asombrosa. Concluyeron la fase regular en la primera plaza del Este, con 62 victorias. Su balance era id¨¦ntico al de Utah Jazz, l¨ªder en el Oeste. En los playoffs, barrieron a los Nets y a Charlotte. En la final de Conferencia, los Pacers de Reggie Miller y Rik Smits les llevaron hasta el s¨¦ptimo partido. Pero Jordan, con 28 puntos, y Kukoc, con 21, sentenciaron el pase a la final. Les aguardaban los Jazz de John Stockton y Karl Malone, ansiosos por desquitarse de la final del a?o anterior resuelta por 4-2, tras dos ¨²ltimos duelos muy igualados. La final de 1998 volvi¨® a serlo. Los Bulls perdieron el primer partido, pero encadenaron tres triunfos. Los Jazz vencieron por dos puntos en el quinto encuentro. El sexto se disputaba en Salt Lake City. Una magn¨ªfica ocasi¨®n para que el equipo dirigido por Jerry Sloan forzara el s¨¦ptimo partido. No lo consigui¨®.
La magia de Jordan, en la obra cumbre de su carrera, se lo impidi¨®. Un triple de Stockton a falta de 41 segundos puso a los Jazz por delante (86-83). El resto corri¨® a cargo de MJ. Encest¨® a falta de 37 segundos (86-85). Rob¨® un bal¨®n a Karl Malone a falta de 18. Cruz¨® la cancha, dribl¨®, se fren¨®, se cuadr¨® frente al aro y, a falta de 6,6 segundos, anot¨® una canasta para la historia (86-87). Quedaban 5,2 segundos para una ¨²ltima acci¨®n. Stockton fall¨®.
¡°No s¨¦ si alguien pod¨ªa escribir un gui¨®n tan dram¨¢tico¡±, dijo Phil Jackson. ¡°Babe Ruth, Joe Louis, Jackie Robinson, Muhammad Ali¡ han definido el deporte americano de este siglo. Ahora, ah¨ª est¨¢ Michael Jordan¡±, escribieron en el Boston Globe. Nada ni nadie pudo convencerle para que cambiara de parecer. Ni siquiera los m¨¢s de 300.000 aficionados que, 36 horas despu¨¦s, celebraron el triunfo en el Grant Park de Chicago. ¡°?Un a?o m¨¢s!¡±, coreaban. Pero MJ, a los 35 a?os, se retir¨® por segunda vez. Tres a?os despu¨¦s, en 2001, volvi¨® a las canchas con uno de los peores equipos entonces de la NBA, los Washington Wizards. Con 40 a?os, disput¨® el ¨²ltimo partido de su carrera, el 16 de abril de 2003.
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