Cisco Garc¨ªa, una revoluci¨®n en silla de ruedas
El tenista cordob¨¦s intenta alcanzar los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio al tiempo que reivindica la visibilidad de los discapacitados
¡°Le he dado muchas vueltas a la vida y la conclusi¨®n es que hay que abrazarla siempre¡±, afirma Cisco Garc¨ªa (C¨®rdoba, 1982) antes de contar su historia. La de un abogado apasionado del snowboard al que un mal salto, el 28 de diciembre de 2015, mientras practicaba freestyle en la estaci¨®n de esqu¨ª de Mayrhofen (Austria), le dej¨® en silla de ruedas y le cambi¨® para siempre el guion y la perspectiva. ¡°Era m¨¢s feliz antes. Pero ahora soy muy feliz, lo m¨¢s feliz que podr¨ªa aspirar a ser¡±, explica en un relato tan duro como entusiasta, en el que demuestra que la aceptaci¨®n no est¨¢ re?ida con el inconformismo y la vitalidad no depende del movimiento.
El 14 de febrero, Cisco y su mujer Raquel ¡ªa la que conoci¨® dos a?os antes del accidente¡ª, fueron padres de un beb¨¦ llamado Gonzalo. Y, cumplido el sue?o de la paternidad, su pr¨®ximo reto es estar en los Juegos Paral¨ªmpicos de Tokio compitiendo en tenis en silla de ruedas. ¡°Al principio parec¨ªa imposible llegar donde estoy ahora. Se re¨ªan de m¨ª. Ten¨ªa que avanzar mucho en poco tiempo. Ahora soy el 5? de Espa?a y el 64? del mundo. He llegado a estar el 4? y el 58?. Para ir a Tokio necesito alcanzar el top 40 mundial y top 4 nacional a fecha de 8 de junio. Tengo que ganar dos torneos para meterme¡±, detalla Cisco.
Hace cuatro a?os, conoci¨® de golpe el miedo y la quietud pero, perdida la capacidad de correr, con una lesi¨®n completa de m¨¦dula que le dej¨® sin movilidad de cintura hacia abajo, comenz¨® una ¡°huida hacia delante¡± para ¡°recuperar la libertad¡± perdida con el accidente. ¡°Fue un salto normal, de los muchos que hac¨ªa, pero entr¨¦ desequilibrado. Me hice un burru?o en el aire para no caer de cuello, pero ese a?o hab¨ªa nevado muy poco y el golpe fue a plomo contra el suelo. Nada m¨¢s caer vi que no me pod¨ªa mover, me tocaba las piernas y no las sent¨ªa. Entr¨¦ en p¨¢nico. Sab¨ªa perfectamente lo que hab¨ªa pasado y pens¨¦ ¡®me acabo de joder la vida totalmente¡±.
Sin embargo, apenas dej¨® espacio para ¡°la amargura y la autoflagelaci¨®n¡±. A los pocos d¨ªas de iniciar la rehabilitaci¨®n en Austria, sus amigos comenzaron a ense?arle v¨ªdeos de tenis en silla de ruedas para animarle con alternativas de futuro. ¡°Al principio, me negaba a aceptar la silla, me ve¨ªa como un perdedor. Pero enseguida me inform¨¦ y me sorprendi¨® lo profesional que era el circuito. Hab¨ªa torneos por todo el mundo¡ tenemos m¨¢s de 100 anuales y era un reto bonito¡±. De vuelta a Espa?a, en la pista que la Fundaci¨®n Emilio S¨¢nchez Vicario tiene en el Hospital Nacional de Parapl¨¦jicos de Toledo, Cisco comenz¨® su trayectoria ten¨ªstica. ¡°Ah¨ª le cog¨ª el gusto y tambi¨¦n la frustraci¨®n, por no poder llegar corriendo a la bola. Golpeaba con el marco de la raqueta en la rueda y el sonido me daba hasta asco¡ Pero, poco a poco, empec¨¦ a disfrutarlo. Trabaj¨¦ duro para acostumbrar los hombros, las manos¡ Y, a los pocos meses, ya estaba entren¨¢ndome cinco d¨ªas a la semana. Hasta que se convirti¨® en mi vida¡±, se?ala desde su silla ¡ª¡°me la compr¨® un patrocinador, vale ?9.000 euros! No es justo que cueste como una moto, no tiene electricidad. Todo es car¨ªsimo, el coj¨ªn 600 euros, la adaptaci¨®n del coche 3.700...¡±¡ª. En 2017, en su primera temporada completa en el circuito profesional ocupaba el puesto 507 del ranking mundial, ahora lucha por estar en Tokio con los mejores. Una carrera que ha ampliado m¨¢s all¨¢ de los m¨¢rgenes del deporte como alegato reivindicativo.
¡°Todo el mundo me pregunta por las barreras arquitect¨®nicas y eso, al final, es lo de menos. Es m¨¢s el trato. No saben c¨®mo hablarte, cu¨¢ndo y c¨®mo ofrecerte ayuda. Ves condescendencia, miradas... No les culpo porque supongo que, cuando yo iba a pie, a m¨ª tambi¨¦n me llamaba la atenci¨®n. La DGT lleva 30 a?os ense?¨¢ndonos que una persona en silla es una persona a la que le han hundido la vida. La pena es un sentimiento que, aunque venga desde la buena voluntad, es nocivo. No nos ayuda. Hay que pelear por la visibilidad para las personas con discapacidad¡±, apunta Cisco, conferenciante en empresas para proyectar su vivencia y referente de esa visibilidad que predica. ¡°Igual que ha llegado la revoluci¨®n feminista, hace falta tambi¨¦n la nuestra¡ Ahora es una revoluci¨®n silenciosa. Ojal¨¢ dentro cinco, seis o 10 a?os veamos con naturalidad a invidentes o gente con pr¨®tesis o en sillas de ruedas en las discotecas, las playas o los supermercados. ?C¨®mo puede ser que nadie haya quitado todav¨ªa las palabras minusv¨¢lido, inv¨¢lido y, sobre todo, disminuido del diccionario y hasta de la Constituci¨®n?¡±, reclama.
Su mayor miedo era ser una carga para los suyos ¡ª¡°al principio pensaba ¡®la que os he liado¡¡¯ y me pon¨ªa a llorar¡±¡ª, pero ahora siente ¡°orgullo¡± a su alrededor. Se lo trabaj¨® desde el?principio, despejando la pena, recortando los plazos de la rehabilitaci¨®n de siete meses a cuatro y afilando la independencia. ¡°Salir da mucho miedo, pero la realidad est¨¢ fuera. Me dicen que soy un revolucionario en eso, pero somos un 10 por ciento de discapacitados y no podemos estar encerrados como ermita?os. Estando aun ingresado en Toledo iba a macrodiscotecas, a los ocho meses fui de viaje a Jap¨®n, luego a Sri Lanka, despu¨¦s mont¨¦ en moto de agua en Tailandia... Me gusta mucho la libertad y descubr¨ª que pod¨ªa hacerlo todo menos caminar. Y no lo descarto¡±, lanza antes de confesar el mayor de sus sue?os. ¡°Hago dos horas diarias de rehabilitaci¨®n para mantener las piernas sanas, porque tengo el firme convencimiento de que pronto llegar¨¢ la cura. En el Puerta de Hierro ya est¨¢n trabajando con c¨¦lulas madre y espero que este a?o me traten. No me van a arreglar la m¨¦dula y no voy a correr jam¨¢s, pero me conformar¨ªa con tener las piernas de una persona de 80 a?os. Dar¨ªa todo lo que tengo por volver a andar¡±.
Esperanzas de presente y futuro. ¡°Me gustar¨ªa que Gonzalo creciera en un mundo con respeto y visibilidad a la diversidad racial, sexual, funcional¡ Que hubiera tolerancia total¡±, anhela. ¡°?Qu¨¦ le contar¨¦ de mi experiencia? Pues que hubo muchas l¨¢grimas y mucho sufrimiento en este viaje, pero tambi¨¦n mucha lucha, mucha esperanza¡ Hay que seguir para adelante te llegue lo que te llegue. Nunca sabes lo que te depara la vida. Por eso hay que abrazarla cada d¨ªa¡±, cierra Cisco.
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