J¨¹rgen Klopp: ¡°Para ganar la Premier necesitas un rendimiento que nosotros no ofrecemos¡±
El Liverpool, que cada d¨ªa da m¨¢s muestras de agotamiento, se estanca a siete puntos del conjunto de Guardiola, que se impone al Burnley con un partido menos
El Manchester City derrot¨® al Burnley sin hacer excesos (0-2). Le bast¨® con desatar a Silva y a Gundogan para controlar la situaci¨®n y afirmarse en el liderato de una Premier que ser¨¢ muy dif¨ªcil que se le escape. Con un partido menos que sus competidores, el equipo de Guardiola sum¨® 47 puntos, seguido del gris United (44), el joven Leicester (42) y el declinante Liverpool, que se estanc¨® en 40 puntos despu¨¦s de dejarse sorprender por el Brighton (0-1). Tras la derrota, J¨¹rgen Klopp, el entrenador del Liverpool, elabor¨® un discurso propio de bandera blanca.
Klopp se present¨® ante los medios apretando los dientes. P¨¢lido, resignado, incapaz de soslayar la verdad. ¡°El Brighton mereci¨® ganar porque hizo m¨¢s cosas bien que nosotros¡±, comenz¨® diciendo, con la mirada perdida. ¡°Perdimos demasiados balones f¨¢ciles, cuando la mejor manera defender al Brighton era conservar la pelota. Hace mucho tiempo que el equipo se comporta as¨ª pero esta noche en especial nos mostramos mentalmente fatigados. No hemos estado suficientemente frescos. ?La distancia de siete puntos con el City...? ?Claro que me gustar¨ªa ganar la Premier! Pero para eso necesitas jugar buenos partidos, necesitas unos rendimientos que nosotros no ofrecemos. No est¨¢ decidido que el pr¨®ximo domingo contra el City [17:30 horas en DAZN] ganaremos los tres puntos. Ya hemos visto que haciendo lo que hemos hecho hoy no es suficiente¡±.
¡°Deber¨ªa encontrar una explicaci¨®n a lo que sucede porque trabajo con ellos¡±, respondi¨® el t¨¦cnico, cuando le preguntaron por la hip¨®tesis del cansancio mental de la plantilla. ¡°S¨¦ lo bien que pueden jugar al f¨²tbol estos chicos. Si no lo hacen puede ser por dos razones. Primero, porque no quieren, y ese probablemente no sea el caso; as¨ª es que debemos averiguar la otra raz¨®n¡±.
EL alem¨¢n asisti¨® al partido desde la banda de Anfield, de nuevo vac¨ªo tras las restricciones adoptadas por el Gobierno antes de Navidad. Las gradas sin p¨²blico son una invitaci¨®n clamorosa al f¨²tbol caracter¨ªstico de tiempos de pandemia. Sucede que no sucede nada. Los equipos fingen una actividad, una disputa, una formaci¨®n. Los jugadores hacen ejercicio, gritan, piden la pelota, se gustan incluso, la soban, la pasan y pasan el tiempo. Pero es dif¨ªcil ver en todo ese movimiento una acci¨®n genuinamente agresiva, una sinton¨ªa en las asociaciones, una entrega total y continuada. Escasean los desmarques, no abundan los actos valerosos, nadie se la juega y en cambio todos cumplen con la prestaci¨®n de servicios esenciales. As¨ª jugaron el Liverpool y el Brighton.
El Brighton viaj¨® al norte a siete puntos del descenso. La presi¨®n la dejaba para otros. No ten¨ªa nada que perder en Anfield y muy poco que ganar. El Liverpool jugaba en cambio por los grandes premios. Si sumaba tres puntos seguir¨ªa enganchado a la carrera por el t¨ªtulo. El reto no debi¨® estimularle demasiado. Anta?o el pelot¨®n m¨¢s febril del mundo, el equipo de J¨¹rgen Klopp avanza por la v¨ªa de la disoluci¨®n. En los peque?os ahorros de energ¨ªa reside su ruina. La lesi¨®n de Sadio Man¨¦, el m¨¢s rabioso de sus hombres, le despoj¨® del poco ¨¢nimo que le quedaba.
Control sin desequilibrio
El Liverpool controlaba la pelota sin desequilibrar, como si en el cadencioso girar de la posesi¨®n esperase generar alg¨²n desborde por somnolencia del adversario. El Brighton se cerraba y esperaba. El Liverpool remataba fuera de palos. El Brighton ni tiraba, dej¨¢ndose arrullar por la gimnasia del 4-4-2, los diez jugadores de campo basculando de derecha a izquierda sin abrir brecha, regularmente formados y anestesiados por la disciplina. Hasta que se produjo un contragolpe. Una maniobra rutinaria. Bal¨®n a banda derecha, a Solly March, extremo zurdo a pierna cambiada, que recibe, se gira y centra al segundo palo sin mucha fe. Ah¨ª aparece Dan Burn, que le gana la espalda a Trent Alexander-Arnold y cabecea a la olla. Despeja Philips y la pelota rebota en el pie de Steve Alzate. Remate accidental. Primer remate del Brighton a puerta. Y gol. Gol grav¨ªsimo: 0-1. Tanto determinante porque el Liverpool no ha cambiado de marcha en una hora y los jugadores, cuando llevan tanto tiempo si acelerar, pierden la capacidad de hacerlo. No hay interruptor para devolver a la tropa a la tensi¨®n competitiva cuando el cerebro ha estado tantos minutos, tantos partidos, en servicios m¨ªnimos.
Qu¨¦ mal est¨¢ el f¨²tbol y qu¨¦ mal est¨¢ la Premier. Qu¨¦ desorientados marchan el Liverpool, el Arsenal, el Tottenham y el Chelsea en su traves¨ªa del desierto del coronavirus. Qu¨¦ l¨®gico que, en este contexto de apagamiento general, el mon¨®tono Manchester United de Solskjaer parezca un buen equipo y se permita el exceso de meterle 9-0 al desastroso Southamton. Entre tanta ruina solo destaca el City de Bernardo Silva y Gundogan, verdaderos motores de la ¨²nica m¨¢quina capaz de volar en el f¨²tbol ingl¨¦s.
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