La condena del portero suplente
La historia del f¨²tbol espa?ol est¨¢ plagada de casos de guardametas que pasaron su carrera a la sombra, sin apenas jugar, fundidos en el anonimato

Contaba Luis Aragon¨¦s que el patrono de los porteros suplentes hab¨ªa sido Miguel San Rom¨¢n, m¨¢s conocido por Pechuga, compa?ero suyo en el Atl¨¦tico en la d¨¦cada de los sesenta y que en 11 temporadas en la n¨®mina rojiblanca disput¨® solo 47 partidos de Liga. ¡°Estaba tan identificado con la suplencia que cuando el entrenador le dec¨ªa que iba a jugar se pon¨ªa a hablar maravillas del compa?ero de turno, que pobrecillo, que c¨®mo lo iba a quitar¡ Le defend¨ªa de tal manera que hac¨ªa dudar al t¨¦cnico. En los partidos si la afici¨®n se met¨ªa con su portero se levantaba del banquillo y se encaraba con el p¨²blico para defenderlo¡±, recordaba Luis.
La figura del portero suplente es tan a?eja como el mismo f¨²tbol y nunca entendi¨® de fronteras. Incluso en el siglo pasado estaba m¨¢s arraigada. Jugaba uno. Siempre el mismo. La Liga, la Copa, las competiciones continentales y hasta los amistosos. El otro esperaba la lesi¨®n o varios fallos consecutivos del titular para tener una oportunidad que duraba lo que duraba. Con el tiempo, su horizonte ha mejorado. Ahora es reconocido en el argot futbol¨ªstico como el segundo portero, que es lo mismo, pero no es igual. Y existe, adem¨¢s, un tercero que redondea la plantilla. Hoy alg¨²n entrenador concede al suplente la titularidad en la Copa, por ejemplo. Incluso hay t¨¦cnicos que apuestan por tener dos presuntos porteros titulares y asumir el riesgo de una bicefalia entre los tres palos.
El f¨²tbol espa?ol tiene cuatro casos muy especiales: Iribar, Arconada, Zubizarreta y Casillas. A su lado se desesperaron una treintena de porteros. Unos decidieron marcharse, otros aguantaron...
Mel¨¦ndez, entre Zubi y N¡¯Kono
Conocido por su poblado bigote, Carlos Mel¨¦ndez (Bilbao, 64 a?os) disput¨® seis partidos de Liga la temporada anterior de llegar Zubizarreta al Athletic. Desde entonces, 1981-82, no jug¨® ninguno m¨¢s. Cinco temporadas en blanco. Lo m¨¢s que lleg¨® a jugar fue un partido de Copa contra el Eibar y cuatro de la Copa de la Liga. Se march¨® al Espanyol de la mano de Javier Clemente y en seis temporadas, una en Segunda, solo acumul¨® cinco partidos de Liga, 11 de Copa, dos de la Copa de la UEFA y dos de la promoci¨®n a Primera, a la sombra de N¡¯Kono.
Ligado al f¨²tbol como analista del f¨²tbol base del Athletic, Mel¨¦ndez rebobina aquellos tiempos. ¡°Cada uno tiene que saber lo que tiene y por encima de todo, juegues o no juegues, ser profesional. O rindes o te echan. Tienes que estar preparado para el momento en el que te puedan necesitar. Siempre lo tuve claro y asumido. Me hubiera gustado participar m¨¢s, pero me toc¨® la etapa en la que el titular jugaba siempre y en todas las competiciones. Solo jugu¨¦ la Copa en el Espanyol con Luis Aragon¨¦s. Ahora es un poco distinto. El segundo portero cuenta m¨¢s, tiene m¨¢s oportunidades¡±, afirma.
Reconoce que tuvo un par de posibilidades de salir de su anonimato: ¡°Entonces no era f¨¢cil irse. Exist¨ªa el derecho de retenci¨®n y hasta cuando acababas contrato te pod¨ªan retener con el 10 por ciento de subida. Estando en el Athletic me llam¨® el Zaragoza. Y en el Espanyol me llam¨® el Tenerife cuando ascendi¨® a Primera, pero no hubo manera. No se pusieron de acuerdo los clubes. Estabas en sus manos. No manej¨¢bamos nuestra vida como ahora¡±.
Mel¨¦ndez asegura que nunca le pes¨® la etiqueta en cuesti¨®n. ¡°No me lo tomaba como algo peyorativo. No recuerdo momentos especiales en los que quisiera tirar la toalla. No me retir¨¦ por aburrimiento. Me fui con 36 y curiosamente en los ¨²ltimos a?os de mi vida deportiva fue cuando m¨¢s jugu¨¦, dentro de un orden, claro. Aunque no jugara, he sentido el cari?o de los aficionados del Athletic y del Espanyol¡±.
C¨¦sar y la teor¨ªa de los dos titulares
De los caprichos del destino puede disertar C¨¦sar S¨¢nchez (Coria, C¨¢ceres, 49 a?os). Con 27, en 1999, era indiscutible en el Real Valladolid y fich¨® por el Real Madrid. Ambas partes decidieron que se quedara otro a?o cedido en Pucela. C¨¦sar llegar¨ªa al a?o siguiente para ser titular. Nadie se pod¨ªa imaginar que, en esa temporada de tr¨¢mite, iba a surgir de la nada un chaval de 18 a?os llamado Iker Casillas que adelantar¨ªa a Illgner y Bizarri y se har¨ªa con el puesto. La situaci¨®n de C¨¦sar cambiaba radicalmente. Ten¨ªa que luchar por una porter¨ªa que parec¨ªa suya.
¡°Esos a?os en los que jugu¨¦ menos me valieron much¨ªsimo. Te das cuenta cuando pasa el tiempo. Recuerdas lo que se sufre. Buscas la oportunidad. Esperas. Y cuando te llega est¨¢s m¨¢s maduro. La vida del portero es as¨ª. Ven¨ªa de jugar m¨¢s de 40 partidos por temporada. No fue agradable ser segundo portero, pero tienes que saberlo llevar y prepararte para cuando tienes que jugar. Maduras. Ves las cosas desde otra perspectiva. En el momento en que uno se relaja se echa a perder¡±, cuenta hoy.
Desde su dilatada experiencia contempla complicada la teor¨ªa de tener dos porteros de un nivel parecido. ¡°?Cu¨¢nto tiempo se puede mantener esa situaci¨®n? Por eso se busca a alguien que pueda estar m¨¢s c¨®modo con su rol de jugar menos, como sucede ahora en muchos equipos. El titular necesita al suplente. Es competencia normalmente sana. En esa etapa del Madrid con Iker intentamos mantener una relaci¨®n buena. M¨¢s, incluso, de lo que desde fuera pudiera dar la sensaci¨®n. Entren¨¢bamos, luch¨¢bamos. No me disgusta esa idea de los dos porteros titulares. Es el entrenador quien tiene que gestionarlo. La competencia directa mejora a los dos. En el Real Madrid pas¨® tambi¨¦n con Courtois y Keylor y fue positivo. Entrenarte d¨ªa a d¨ªa sabiendo esa situaci¨®n es bueno. No te permite relajarte ni un segundo. Si no juegas hay que evitar el conformismo¡±.
Amieiro, los ojos y o¨ªdos de Del Bosque
Como entrenador de porteros del Real Madrid, Manuel Amieiro (Madrid, 67 a?os) vivi¨® en primera persona desde 2000 a 2005 la lucha por la titularidad entre Casillas y C¨¦sar. ¡°Para entender lo que siente un portero que no juega, lo mejor es haberlo sufrido en tus carnes. Pillas a un Iribar, a un Casillas, ?y qu¨¦ haces? Cu¨¢ntos porteros con talento y condiciones no habr¨¢n quemado ellos y otros en sus respectivas etapas. El portero que no juega cree que est¨¢ en perfectas condiciones para hacerlo. Hay que tener mucho tacto y darle un apoyo y un afecto diferente del que le das al titular. Emocionalmente la merma que tiene por no participar es notable. Es importante tenerle mentalmente limpio por si tiene que jugar en un momento determinado. No puede salir con la cabeza bloqueada o llena de dudas. Es un trabajo diario y tiene mucho que ver la credibilidad que el entrenador de porteros tenga con el jugador. Si no cree en ti ni personal ni profesionalmente no hay nada que hacer. Hay gente que oye y gente que escucha¡±, explica.
De sus palabras se deduce que la etapa Casillas-C¨¦sar fue complicada: ¡°C¨¦sar estaba ya consolidado, pero tuvo la fatalidad de que Iker irrumpi¨® con una fuerza impresionante y le cogi¨® una ventaja muy importante tanto a nivel de rendimiento como medi¨¢tico. El trabajo diario era duro. Hab¨ªa que ingeni¨¢rselas para que los dos estuvieran implicados, hubiera entre ellos la m¨¢xima colaboraci¨®n. Mucha mano izquierda¡±.
En esa etapa hubo dos momentos en los que Del Bosque decidi¨® que se cambiaran las tornas y C¨¦sar pasara del banquillo a la acci¨®n. A Amieiro le toc¨® lidiar con un Iker ofuscado. ¡°Era una situaci¨®n an¨®mala para ¨¦l. Desconoc¨ªa la situaci¨®n de suplente y le cost¨® ubicarse. Tuve que explicarle que del mismo modo que antes hab¨ªa jugado ¨¦l y el otro no, ahora tocaba cambiar y ten¨ªa que seguir trabajando. El peor momento fue una semana antes de la final de la Champions de Glasgow [2002]. Le expliqu¨¦ que as¨ª no pod¨ªa afrontar una final. Empez¨® a trabajar como siempre y la prueba es que cuando tuvo que salir en la final rindi¨® como lo hizo. Iker me dec¨ªa que era muy pesado y yo le dec¨ªa: ¡®Ll¨¢mame pesado, pero no tonto¡±.
Ochotorena y la competencia en la selecci¨®n
Con 20 a?os de porter¨ªa alternando titularidades y suplencias y casi 25 como entrenador de porteros en clubes (Valencia, Liverpool) y en la selecci¨®n espa?ola, Jos¨¦ Manuel Ochotorena (Hernani, 60 a?os) conoce el pa?o desde las dos perspectivas y considera que lo m¨¢s complicado de todo es trabajar con porteros de un mismo nivel, como ocurre especialmente en el equipo nacional. ¡°Ninguno acepta el rol de no jugar por sistema. Se sienten titulares. Sin embargo, en las situaciones que el titular est¨¢ claro, se acepta mejor el rol de la suplencia. Hay porteros que lo tienen s¨²per asimilado y no te dan problemas. Y si es un buen profesional, que se entrena bien, que aprieta al que va a jugar, mejor que mejor. Yo estoy m¨¢s acostumbrado a trabajar con la competencia directa. En la selecci¨®n sobre todo. Al portero que no juega hay que mimarle m¨¢s. Su labor es importante para el equipo y sobre todo para el otro portero¡±, explica el exguardameta.
Pinto, el portero de la Copa
Su caso es m¨¢s reciente. Jos¨¦ Manuel Pinto (El Puerto de Santa Mar¨ªa, 45 a?os) lleg¨® a jugar m¨¢s partidos de Copa (48) que de Liga (34) y de la Champions (19) en siete a?os en el Barcelona. Sus entrenadores confiaron en su experiencia ¡ªhab¨ªa superado la treintena¡ª para la competici¨®n del KO y con ¨¦l entre los postes el club azulgrana conquist¨® dos t¨ªtulos (2008-9 y 11-12) y disput¨® otras dos finales que perdi¨® ante el Real Madrid (10-11 y 12-13). Adem¨¢s, ten¨ªa el visto bueno de Messi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.