Tsitsipas borda su primer Masters 1000

El sello de Stefanos Tsitsipas en la c¨¢mara, ¡°en Montecarlo empez¨® todo¡±, invita a retroceder hasta 1981, cuando su madre Julia, hoz y martillo en su bandera, triunf¨® en el torneo del Principado siendo una j¨²nior. Cuarenta a?os de un extremo a otro. De alegr¨ªa a alegr¨ªa, el hijo recoge el testigo e inscribe su nombre por primera vez en el palmar¨¦s de un Masters 1000, despu¨¦s de un cruce que se preve¨ªa de alto voltaje y acaba convirti¨¦ndose en un delicioso soliloquio porque ¨¦l lo borda y Andrey Rublev, ya justo de gasolina, contrariado de la primera a la ¨²ltima bola, no encuentra el mapa del partido y se pierde en el laberinto que dibuja el demoledor tenis del campe¨®n. Doble 6-3, tras 1h 11m de recital, y un nuevo estir¨®n competitivo del griego, que cada d¨ªa que pasa se encuentra m¨¢s cerca de su espacio natural. La gloria.

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Subraya Montecarlo el tenis que viene, ese ma?ana que se resist¨ªa y que, a tenor de los ¨²ltimos acontecimientos, parece estar ya aqu¨ª. Se elevan los j¨®venes conforme la vieja guardia se concentra en sus dominios, as¨ª que el presente destapa las genialidades de la nueva generaci¨®n. Y en esto tiene mucho que decir Tsitsipas, quien despu¨¦s de unos cuantos devaneos, demasiadas redes sociales y demasiados despistes durante un par de a?os, remonta el vuelo y a sus 22 a?os enfila poco a poco esa dimensi¨®n a la que apunta desde que asomase la melena en la ¨¦lite, teniendo ya una Copa de Maestros y su primer 1000 en el bolsillo. ?l es, de hecho, el tenista m¨¢s regular de la temporada, que no el que m¨¢s victorias suma (22) porque ah¨ª manda Rublev (24).

Sin embargo, llegada la final de este domingo el ruso (23 a?os) perdi¨® la inspiraci¨®n. Acus¨® el exigente trazado de toda la semana (Bautista, Nadal¡­) y se top¨® con la exquisita propuesta de Tsitsipas, mucho m¨¢s entero y con un par de marchas m¨¢s. Le sacudi¨® el griego de principio a fin, explorando desde todos los ¨¢ngulos y posiciones; demostrando, otra vez, que adem¨¢s de competir en dura tambi¨¦n disfruta sobre la arcilla, y que aquel pelotazo de hace dos a?os contra Rafael Nadal en la Caja M¨¢gica no fue ni mucho menos fruto de la casualidad. Tiene argumentos de sobra. Tambi¨¦n la voluntad. Aguerrido, ofensivo y con un repertorio de tiros excepcional, si consigue mantener el foco y controlar el nervio puede deparar pronto noticias m¨¢s trascendentes.

Se le negaba la recompensa en un Masters 1000. Cedi¨® en las finales de Montreal (2018) y Madrid (2019), y en Montecarlo ten¨ªa este domingo la oportunidad de rematar una semana de oro en la que fue abri¨¦ndose paso con autoridad (Karatsev, Gar¨ªn, Davidovich, Evans¡­) hasta la embestida final contra Rublev. A este lo despellej¨® en un santiam¨¦n, arrebat¨¢ndole el servicio a la primera y cediendo solo cinco puntos en el primer set con el suyo. Imponente al saque (86% con primeros), el cinco del mundo olisque¨® el destemple an¨ªmico y t¨¢ctico de su adversario, y fue a por ¨¦l (siete de la ATP) con todo. Gobern¨® con la derecha y el rev¨¦s; escuadra y cartab¨®n a una mano, con el reverso. Una segunda rotura en el tercer juego del segundo parcial desnivel¨® definitivamente el duelo y le concedi¨® el laurel del torneo, adjudicado sin entregar un solo set.

Que no le pille a nadie de improviso. Tsitsipas tal vez tenga algo importante que decir durante el pr¨®ximo mes y medio: Barcelona, Madrid, Roma... y Par¨ªs.

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