¡°La cat¨¢strofe en el Annapurna es inevitable¡±
Varios alpinistas, entre ellos el legendario Marc Batard, alertan de los fallos de seguridad en las expediciones comerciales
El pasado 16 de abril, 68 personas se colaron en la cima del Annapurna (8.091 m), el m¨¢s letal de los 14 ochomiles. Lo excepcional ese d¨ªa fue que alguien no subiese, y entre los que no lo hicieron figuran tres franceses, uno de ellos el legendario Marc Batard. A los peligros objetivos de la v¨ªa (donde los aludes y las ca¨ªdas en grietas se han cobrado la mitad de los 77 fallecidos hasta la fecha) se sumaron esa jornada los generados por una multitud de ¡°pseudoalpinistas¡± colgados de cuerdas fijas ¡°mal ancladas¡±, seg¨²n explic¨® el tr¨ªo galo a la revista Montagnes Magazines.
Marc Batard cuenta 69 a?os de edad y es una leyenda conocida como el espr¨ªnter del Everest: en 1988 escal¨® la ruta de la vertiente sur o de Nepal en 22 horas y 29 minutos. Cuando arranc¨® desde el campo base pesaba 55 kilogramos. Al regresar, hab¨ªa perdido ocho. Nadie ha sido capaz de escalar el techo del planeta (8.848 m) por la ruta original de forma m¨¢s veloz y sin ayuda de ox¨ªgeno embotellado. Pero Batard es mucho m¨¢s. Gu¨ªa de alta monta?a, dej¨® su profesi¨®n y su pasi¨®n a los 43 a?os tras publicar una apasionante autobiograf¨ªa titulada Huida de las cimas. Guiando a una clienta en el Cho Oyu (8.201 m) sinti¨® c¨®mo una placa de viento (una l¨¢mina de nieve inestable por la acci¨®n de las corrientes de aire) se mov¨ªa bajo sus pies anunciando una avalancha. Fue la gota que colm¨® el vaso. Logr¨® descender ileso junto a su clienta, empaquet¨® y abandon¨® la monta?a. Su libro recoge los abusos sexuales por parte de un familiar durante su infancia, su homosexualidad reprimida y su b¨²squeda constante del peligro en alta monta?a para huir de los dem¨¢s y de s¨ª mismo. Tras publicar su obra, Batard reconoci¨® que le quedaba un ¨²nico obst¨¢culo en su vida, diminuto al lado de los que hab¨ªa afrontado: ¡°Enfrentarme al mundillo de la monta?a y al resto del mundo. Quiero que todos sepan qui¨¦n soy y quiero saber c¨®mo me van a mirar hoy aquellos con los que he compartido 30 a?os de mi vida¡±. Su amigo, alpinista y periodista Jean Michel Asselin le asegur¨® que su libro era su ¡°Everest m¨¢s bello¡±. Batard cambi¨® los crampones y el piolet por los lienzos y los pinceles, su pasi¨®n genuina. Tambi¨¦n deseaba pasar m¨¢s tiempo con sus hijos. Si la desesperanza y la angustia le llevaron a huir monta?a arriba, ahora deseaba gritar que su manera suicida de afrontar la escalada fue un camino err¨®neo para buscar una puerta de salida.
Han pasado 25 a?os y, de pronto, Batard ha recuperado el apetito por las cimas. En 2022 cumplir¨¢ 70 a?os y lo quiere celebrar escalando el Everest sin ox¨ªgeno artificial. Pero va poco a poco. En 2020 subi¨® el Aconcagua (6.962 metros) dos veces seguidas y comprob¨® que su excepcional adaptaci¨®n a la altitud no hab¨ªa desaparecido. De paso, perdi¨® peso y recuper¨® un proyecto que le rondaba por la cabeza: crear una escuela de gu¨ªas de monta?a en Nepal que ya tiene nombre, Himalaya International Mountain School (HIMS), cuya labor se centrar¨¢ en formar a los sherpas que trabajan en las monta?as m¨¢s elevadas de la Tierra. Y lo que acaba de ver en el Annapurna no ha hecho sino confirmar algo que ya barruntaba: ¡°Si Lachenal viese esto se escapar¨ªa de su tumba¡±. Louis Lachenal, uno de los m¨¢s grandes alpinistas franceses de la historia, fue el primero en pisar la cima de un ochomil, el Annapurna, en 1950, acompa?ado por Maurice Herzog. 70 a?os despu¨¦s, all¨ª donde la pareja pas¨® sin sherpas, ni ox¨ªgeno artificial ni cuerdas fijas, los 68 ascensionistas que batieron un r¨¦cord de ascensiones en un d¨ªa el pasado 16 de abril representaron una estampa muy propia de los tiempos que corren, donde los atajos bien valen una foto en Instagram. ¡°El nivel t¨¦cnico de los gu¨ªas de Nepal, incluso de los que tienen la certificaci¨®n UIAGM [la m¨¢s alta], es insuficiente y as¨ª se lo dije al l¨ªder de la agencia Seven Summts Treks¡ aunque no le hizo ninguna gracia¡±, explicaba Batard. Uno de sus compa?eros de expedici¨®n, Yorick Vion, que estudia en Francia para ser gu¨ªa, a?ade: ¡°Los clientes de estas agencias ni siquiera se aclimatan. Viajan en helic¨®ptero hasta el campo base, duermen una noche a 5.500 metros y despu¨¦s se ponen a chupar ox¨ªgeno embotellado, muchos de ellos desde los 6.500 metros. En el campo 3 pude ver una tienda llena de bombonas y todos los que hicieron cima pasaron cuatro d¨ªas a 6.900 metros esperando la llegada del buen tiempo. Esto significa enormes cantidades de ox¨ªgeno embotellado y comida. No creo que bajasen toda esta basura¡¡±. El caso es que un helic¨®ptero traslad¨® hasta la cota de 6.400 metros cientos de metros de cuerdas fijas que faltaban y enormes cantidades de ox¨ªgeno embotellado. La excusa para semejante despliegue fue que los sherpas encontraron hielo en la ruta. ¡°Claro que hab¨ªa hielo, pero cuando uno sabe escalar pasas por ah¨ª sin cuerda, no hay que exagerar¡±, se desespera Yorick Vion antes de a?adir: ¡°Hab¨ªa clientes que jam¨¢s se hab¨ªan puesto los crampones. Los llevaban puestos en terreno de roca, por donde nosotros pas¨¢bamos en zapatillas. Me dije que no ten¨ªan ninguna posibilidad de alcanzar la cima, pero cuando vi la lista de los que lo hab¨ªan logrado, ellos incluidos, no daba cr¨¦dito. Lo cierto es que algunas agencias de Nepal disponen de medios colosales y ofrecen ?tres gu¨ªas por cliente!¡±.
Para Bertrand Delapierre, el c¨¢mara que deb¨ªa filmar el regreso de Batard al Himalaya, lo vivido en el Annapurna invita a plantear soluciones: ¡°No todo es culpa de los nepaleses, ya que no viven el himalayismo como los occidentales, pero de ah¨ª a colocar en lugares tan peligrosos a gente sin aptitudes¡ los gu¨ªas deber¨ªan negar la cumbre a los que carezcan de t¨¦cnica y f¨ªsico. Un d¨ªa vamos a asistir a una cat¨¢strofe, es inevitable¡±, zanja.
Mientras, muchos de los que se apuntaron el Annapurna se encuentran ya en el Dhaulagiri, dispuestos a esperar su turno para hacerse la foto en su cima, y en el Everest ya se ha batido el r¨¦cord de aspirantes (400) en el campo base¡
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