Alejandro Valverde sigue ganando: su declive nunca llega

Gana Alejandro Valverde, 41 a?os y 40 d¨ªas, la etapa de la Dauphin¨¦ en la Chartreuse y la mitad de los aficionados se siente rejuvenecer. Valverde tiene 15 a?os menos, parece, y ellos tambi¨¦n. La otra mitad piensa que le est¨¢n poniendo una repetici¨®n de una de sus 128 victorias anteriores, quiz¨¢s una de sus cinco Flechas, quiz¨¢s una de sus cuatro Lieja, finales en cuesta en los que no solo cuenta el golpe de pedal, sino, quiz¨¢s m¨¢s a¨²n, la vista. El murciano sale a falta de 300 metros y, como los mejores toreros, mide las distancias en el repecho, la meta al fondo, el grupo de los fuertes, detr¨¢s; los avanzados ¨CTao Geoghegan, el ganador del Giro del 20, y Sepp Kuss, el monta?ero m¨¢s fiable del Jumbo de Roglic¨C, peque?os escalones sobre los que se apoya y se relanza, y m¨¢s fuerte a¨²n, hasta cruzar la meta.

En la televisi¨®n francesa, el comentarista, Laurent Jalabert, se exalta, porque se ve reflejado en Valverde, su chispa, su velocidad terminal, y recuerda que es el primer ciclista de m¨¢s de 40 a?os que gana una etapa en la carrera francesa que, en los Alpes, sirve de aperitivo del Tour. Es la ¨²ltima prueba de preparaci¨®n para algunos de los que ser¨¢n protagonistas dentro de tres semanas, como el gal¨¦s Geraint Thomas, el ganador del Tour del 18, que lidera al Ineos, o los colombianos Nairo Quintana y Superman L¨®pez, un l¨ªder que quiere mostrar su integraci¨®n plena en su nuevo equipo, el Movistar, con un kil¨®metro de trabajo duro en lo m¨¢s duro para que gane su Valverde. Es l¨ªder el kazajo Lutsenko, y Valverde devolver¨¢ a Superman el sudor y el esfuerzo en las dos etapas grandes que quedan: el s¨¢bado, el final en La Plagne, el puerto en el que Roche le gan¨® a Perico el Tour del 87 y con el que Indurain marc¨® su quinto Tour, en 1995; el domingo, la Joux Plane, con el descenso que revel¨® al Nairo de 22 a?os en 2012, y el final en el repecho de Les Gets.

La buena forma, la recuperaci¨®n de sus reflejos de ganador que a veces parec¨ªan oxidados hacen de Valverde un juvenil, cuyo declive, como el de todos los campeones, parece una historia interminable, un falso llano m¨ªnimamente descendente que parece se extiende hasta el infinito, como el sol de medianoche, que roza el mar y nunca se hunde.

Si hasta hace unas semanas, en su cabeza solo estaban los Juegos de Tokio, sus quintos Juegos, la lucha por una medalla junto al Fujiyama, como punto final grande de una carrera profesional que dura ya 20 a?os, y el Tour una pesadilla de presi¨®n y agobios de la que no quer¨ªa ni o¨ªr hablar, ahora, cuentan los que est¨¢n con ¨¦l, es el Tour lo ¨²nico que le motiva, y el final en repecho de la primera etapa, en Landerneau, el ¨²ltimo s¨¢bado de junio, en Breta?a, y la posibilidad de volver a vestir el maillot amarillo. All¨ª se encontrar¨¢ con los grandes favoritos para la victoria final, Tadej Pogacar y Primoz Roglic, y con el campe¨®n del mundo, Julian Alaphilippe, proclamado el nuevo Valverde, ausentes los tres de la Dauphin¨¦.

Aunque Enric Mas, previsiblemente el mejor espa?ol en la lucha por la general del Tour, muestra tambi¨¦n buena forma en la Dauphin¨¦, el ciclismo espa?ol parece bailar entre dos polos, los que encarnan el viejo Valverde y los veteranos reyes de los gregarios, al norte, y, al sur, el jovenc¨ªsimo Juan Ayuso, quien el mismo d¨ªa ha ganado en Imola la segunda etapa del Giro sub 23 y ha alcanzado el liderato de la carrera italiana de 10 d¨ªas. En los tr¨®picos, no mucho.

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