No solo el Newcastle, todos aprovechan el dinero sucio
El verdadero problema de la irrupci¨®n del dinero ¨¢rabe es el desequilibrio que crea en el f¨²tbol europeo
Los hinchas del Newcastle United est¨¢n de enhorabuena. La entrada de un consorcio saud¨ª en la propiedad del club les asegura unas inversiones en fichajes, sueldos, equipo t¨¦cnico y renovaci¨®n de instalaciones como no se ha visto jam¨¢s en un club que gan¨® su ¨²ltima Liga en 1929 y su ¨²ltima Copa de Inglaterra en 1955, pero que tiene una de las aficiones m¨¢s ruidosas, m¨¢s fan¨¢ticas, m¨¢s exigentes y m¨¢s entusiastas del pa¨ªs. Se ha acabado la insoportable mediocridad eterna del Newcastle United.
Como no pod¨ªa ser de otra manera, un ej¨¦rcito de comentaristas se ha llevado las manos a la cabeza y ha denunciado la herej¨ªa de un club de f¨²tbol que vende su alma a un r¨¦gimen autoritario y corrupto cuyo hombre fuerte, Mohamed bin Salm¨¢n, dio la orden de asesinar en 2018 al periodista Jaman Khashoggi (un opositor moderado), a juicio de los servicios secretos de Estados Unidos.
Sin embargo, el Reino Unido nunca ha dejado de tener v¨ªnculos econ¨®micos y de cooperaci¨®n militar y de inteligencia con Arabia Saudita. De lo primero dan cuenta las cifras publicadas el jueves pasado por el ministerio de Comercio Exterior brit¨¢nico (DIT en sus siglas en ingl¨¦s): al final del primer trimestre de este a?o, las exportaciones anuales de bienes y servicios brit¨¢nicos a Arabia Saudita han alcanzado los 10.000 millones de euros, frente a unas importaciones de 2.120 millones. Un muy saludable super¨¢vit a favor del Reino Unido en la balanza comercial entre ambos pa¨ªses. El DIT anima a las empresas brit¨¢nicas a aprovechar las grandes oportunidades que hay en sectores como Energ¨ªa, Educaci¨®n y Sanidad.
Los v¨ªnculos de inteligencia quedaron m¨¢s patentes que nunca en 2006, cuando el entonces primer ministro Tony Blair apel¨® a razones de inter¨¦s nacional para paralizar una investigaci¨®n de la oficina antifraude brit¨¢nica que estaba a punto de denunciar tras varios a?os de pesquisas el pago de sobornos por miles de millones de d¨®lares a altos cargos saud¨ªes (incluidos miembros de la familia real) en contratos de armamento que se remontaban a los tiempos de Margaret Thatcher. El pago de sobornos en el Reino Unido se pena con la c¨¢rcel y el descr¨¦dito eterno. Pero si se pagan en el extranjero son m¨¢s aceptables, sobre todo si est¨¢n en juego los intereses de la naci¨®n.
Una doble moral que se aplica ahora con el f¨²tbol. No se ve bien que el Newcastle caiga en manos saud¨ªes pero se critica menos que el Manchester City est¨¦ en manos de Abu Dhabi, cuyos niveles de presentabilidad son solo algo mejores que los del vecino saud¨ª. Y los brit¨¢nicos no tienen problemas en ir de vacaciones o comprar propiedades en Dubai, de la misma forma que ni ellos ni nadie en Europa occidental se lleva las manos a la cabeza por consumir petr¨®leo del Golfo P¨¦rsico, calentarse y cocinar con gas de Rusia o comprar lo que sea a bajo precio fabricado en China, territorios todos ellos que no cumplen con nuestros est¨¢ndares de democracia y respeto a los derechos humanos.
El verdadero problema de la irrupci¨®n del dinero ¨¢rabe es el desequilibrio que crea en el f¨²tbol europeo. El fen¨®meno de los clubes-Estado, como el City, el PSG o ahora el Newcastle, o de los clubes-oligarcas como el Chelsea, ha hecho trizas la liga francesa, amenaza con socavar la supuesta gran competencia en la Premier y, sobre todo, est¨¢ llamada a destruir la Liga de Campeones y a empobrecer a las grandes ligas continentales (con LaLiga a la cabeza) encareciendo el kilo de carne de futbolista en el mercado europeo.
Con la excusa de la covid, el fair play financiero ya no parece existir. Y la UEFA y la FIFA son instituciones que amenazan a quienes quieran llevar sus querellas a la justicia ordinaria. En el f¨²tbol los trapos sucios se lavan en casa.
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