Ancelotti aprieta el bot¨®n
Sab¨ªamos que con Carletto lo dif¨ªcil se vuelve f¨¢cil. Ahora parece que tambi¨¦n le parecen sencillos los milagros
Nuevo grito de guerra
Despu¨¦s de tantos a?os de estar pendiente de las evoluciones de la afici¨®n, uno, que se cree Bernabeul¨®logo, anticipa mentalmente las reacciones del estadio. Pero en esta ocasi¨®n, el ¡°?Milit?o, Milit?o, Milit?o!¡± coreado por la hinchada me agarr¨® desprevenido. En el equipo de Modric, Benzema y Vinicius, que no tienen su canto, se impuso el ¡°?Milit?o!¡±. Como dec¨ªa en uno de sus cuentos mi fil¨®sofo futbol¨ªstico de cabecera, el Negro Fontanarrosa, ¡°la cosa est¨¢ en los nombres, en c¨®mo suenan¡±. Los de Benzema y Vinicius es como si resbalaran en el paladar. En cambio, un nombre como el de Milit?o ¡°viene desde el fondo mismo del estern¨®n¡±. Pero tambi¨¦n influye la psicolog¨ªa colectiva, y el defensa del Madrid llena el gusto por la ¨¦pica y la necesidad de sentirse seguro ante cualquier chaparr¨®n que caracteriza al Santiago Bernab¨¦u. Gritar ¡°?Milit?o!¡± en lenguaje tribunero significa decir: ¡°Por aqu¨ª no pasa ni dios¡±.
De Vinicius a Jovic
En el f¨²tbol hay que dejar que el tiempo haga su trabajo. Hace un a?o a Vinicius se le achicaba la porter¨ªa en cada remate, y cuando Milit?o comet¨ªa un error era probable que, inmediatamente, cometiera otros tres. Hoy Vinicius es un arma de alta precisi¨®n al que le parece un arco¨ªris una porter¨ªa de Waterpolo, y en cuanto a Milit?o, somete con una autoridad implacable a los mejores delanteros del mundo. ?Qu¨¦ pas¨® en ese tiempo? La evoluci¨®n normal de los buenos profesionales, la adaptaci¨®n social a un nuevo entorno y la confianza, que es lo que lleva el talento hasta el l¨ªmite sin temerle a nada. En eso hay que reconocer que Ancelotti sabe apretar el bot¨®n en el momento justo. Sab¨ªamos que con Carlo lo dif¨ªcil se vuelve f¨¢cil. Pero desde que apret¨® el bot¨®n de Jovic, la sensaci¨®n es que tambi¨¦n le parecen f¨¢ciles los milagros.
Y los sue?os, sue?os son
Uno de los componentes morales m¨¢s atractivos del andamiaje moral del f¨²tbol es la ilusi¨®n. El f¨²tbol permite la esperanza en cualquier circunstancia, porque muchas veces nos demostr¨® su capacidad de hacer posible lo imposible. El Bar?a, sin ir m¨¢s lejos, se pod¨ªa permitir so?ar con ganarle al Bayern, una bestia negra recurrente, para escapar de la decadencia en tiempo r¨¦cord. Mientras espera que el f¨²tbol haga alguno de sus milagros, muestra argumentos de fondo que son solo cosm¨¦ticos: quitarle importancia al despido de Messi, darle el 10 a Ansu Fati, creer que Xavi tiene propiedades m¨¢gicas, confiar en que la recuperaci¨®n de Demb¨¦l¨¦ har¨¢ homog¨¦neo lo que est¨¢ disperso¡ Tambi¨¦n aqu¨ª hay que dejar que el tiempo haga su trabajo, pero no nos enga?emos, har¨¢ falta mucho trabajo y mucho tiempo. Despu¨¦s de perder en M¨²nich, Xavi habl¨® de ¡°punto de inflexi¨®n¡±, pero una lecci¨®n, por dura que sea, tampoco bastar¨¢ para cambiar el rumbo.
A mi maneraaaaaa
El que s¨ª aprovech¨® un cruce de caminos peligroso para cambiar el rumbo de la temporada fue el Atl¨¦tico, que volvi¨® de Oporto lleno de moral. Fue un partido cambiante, donde la sensaci¨®n de peligro solo qued¨® compensada por la alegr¨ªa final. La trayectoria del Atl¨¦tico no daba para mucho optimismo. Hac¨ªa falta ganar, pero el equipo del Cholo no acababa de encontrar el juego ni el resultado, hasta el punto de que una afici¨®n siempre fiel empezaba a descreer. Adem¨¢s, bajas important¨ªsimas aumentaban la sensaci¨®n de debilidad. Pero debilidad debe ser la palabra que m¨¢s le gusta a Simeone, uno de esos entrenadores que se llevan mejor con la escasez que con la abundancia, con la condici¨®n de v¨ªctima que con la de verdugo, con los soldados antes que con los artistas. Nada que no sepamos despu¨¦s de 10 a?os de ¨¦xito.
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