Provocador, pendenciero, verdugo, m¨¢rtir: Joey Barton
Entrena al Bristol Rovers (cuarta divisi¨®n) tras una carrera respetable como jugador. La sanci¨®n por las apuestas en 2017 mat¨® lo que le quedaba de futbolista
Hay muchos Joey Barton. Est¨¢ el provocador, al que lo mismo le da ense?arle el culo a la hinchada rival en Goodison Park que cantarle las cuarenta a su entrenador o a los internacionales de Inglaterra. Est¨¢ el pendenciero, el que se l¨ªa a pu?etazos con un desconocido tras una noche de borrachera (seis meses de c¨¢rcel, de los que cumpli¨® 74 d¨ªas, por una brutal paliza a un hombre en Liverpool en diciembre de 2007). Est¨¢ tambi¨¦n el Barton verdugo, el que ha sido expulsado nueve veces y se toma la justicia por su mano tanto con los jugadores rivales como con los propios (cuatro meses de c¨¢rcel ¨Csuspendida¨C y seis partidos de sanci¨®n por dejar inconsciente a su compa?ero Ousmane Dabo en un entrenamiento, tambi¨¦n en 2007).
Pero hay otro Joey Barton, m¨¢s parecido a m¨¢rtir que a verdugo: el perseguido por el establishment para hacerle purgar sus pecados con m¨¢s dureza que a nadie, el que pide ayuda para superar sus adicciones y sus ataques de ira, el que tiene la clarividencia de negarle dinero a su propio hermano cuando este huye tras un horrible asesinato racista y le convence para que vuelva al pa¨ªs y se entregue (a Michael Barton le cayeron 17 a?os de c¨¢rcel), el que decide estudiar filosof¨ªa y se aficiona al arte y presume de ello pese a las burlas ajenas, el que se convierte en or¨¢culo en Twitter (2,9 millones de seguidores), el que da la cara para denunciar la homofobia en el f¨²tbol o defiende la separaci¨®n del Estado y la Iglesia en un pa¨ªs en el que el monarca sigue siendo Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra.
El problema es que esos Joey Barton no se suceden en un orden evolutivo: se entrecruzan y se superponen unos a otros. A la redenci¨®n le sigue un nuevo ataque de ira, tras la filosof¨ªa y el arte vuelven los pu?etazos y la violencia. A sus 39 a?os, y ya retirado como jugador, Barton fue absuelto el lunes pasado de la acusaci¨®n de haber empujado y haberle roto la cara a un entrenador rival en abril de 2019, cuando entrenaba al Fleetwood Town, de tercera divisi¨®n. Pero el jueves que viene se inicia la causa abierta contra ¨¦l despu¨¦s de que su mujer le acusara de agresi¨®n en junio pasado. Ella llam¨® a la polic¨ªa. ?l niega que hubiera agresi¨®n. No hay pausa en la vida de Joey Barton.
Barton ha hablado a menudo del entorno en el que creci¨®, en Huyton, no lejos de Liverpool. Sus padres se separaron cuando ten¨ªa 14 a?os y se fue a vivir con su abuela -¡°Si hubiera hecho caso a la gente, estar¨ªa trabajando en una obra. Mi abuela me ense?¨® a creer en m¨ª mismo¡±- y con su padre, que le ense?¨® una t¨¦cnica de pelea muy espec¨ªfica -¡°era su mundo, un mundo en el que necesitas cosas muy diferentes que si est¨¢s en Eton y vas a ser diputado¡±-. Ha hablado de que empez¨® a beber para superar el choque entre su vida en el barrio y la de un joven futbolista rico y famoso -¡°Nunca me gust¨® el sabor del alcohol. Pero me gustaba estar borracho¡±-.
Joey Barton entrena hoy al Bristol Rovers (cuarta divisi¨®n) tras una carrera respetable como jugador (386 partidos entre City, Newcastle, QPR, Marsella, Burnley y Rangers; y unos minutos de Internacional con Inglaterra) pero lastrada por sus propios errores y por el rigor con el que se le suele juzgar. La sanci¨®n por las apuestas, en 2017, mat¨® lo que le quedaba de futbolista. ¡°No s¨¦ c¨®mo se logra un equilibrio en estas cosas en el f¨²tbol. El legendario Eric Cantona solo recibi¨® una suspensi¨®n de nueve meses por asaltar a un fan, as¨ª que 18 meses me parece mucho tiempo. Aqu¨ª no hay m¨¢s intenci¨®n que sus apuestas personales, no hay ning¨²n intento de alterar partidos o ama?ar resultados¡±, le defendi¨® Sean Dyche, el respetad¨ªsimo entrenador del Burnley.
Al final, ?qui¨¦n ganar¨¢ la pelea de Barton contra Barton?
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.