Medvedev, una oda al escapismo

Durante m¨¢s de dos horas, Daniil Medvedev, un genio del suspense en esto del tenis, transit¨® sobre un fin¨ªsimo alambre que a punto estuvo de romperse. Dos sets abajo y alica¨ªdo, estuvo a merced de F¨¦lix Auger-Aliassime pero al canadiense, de 21 a?os, le falt¨® el tiro de gracia y termin¨® pag¨¢ndolo: 6-7(4), 3-6, 7-6(2), 7-5 y 6-4, tras 4h 42m. En un partido Hitchcockiano, el ruso, ganador del ¨²ltimo US Open y que por algo es el n¨²mero dos del circuito y primer cabeza de serie en Melbourne, logr¨® sortear una circunstancia casi terminal y reeditar¨¢ la semifinal del curso pasado contra el griego Stefanos Tsitsipas, superior en el turno diurno a Yannik Sinner (6-3, 6-4 y 6-2).

¡±?l estaba jugando mejor que yo y realmente no sab¨ªa qu¨¦ hacer¡±, le explic¨® en la entrevista post partido a Jim Courier, despu¨¦s de haber levantado por segunda vez un duelo con dos sets en contra. ¡°S¨¦ que a la gente tal vez no le va a gustar lo que voy a decir, pero me he preguntado: ?Qu¨¦ har¨ªa Novak?¡±, cont¨® antes de que comenzaran los abucheos. ¡°?l es uno de los m¨¢s grandes, como Rafa y Roger. Todos ellos han ganado muchos partidos como este¡±, a?adi¨® mientras la grada australiana le dedicaba un sonoro buuuuuhhh. Continuando la l¨ªnea ¨¦pica que en la jornada anterior marc¨® Nadal, el ruso se mantuvo vivo en el torneo y termin¨® de perfilar los cruces, asom¨¢ndose como la principal amenaza.

La mirada en ¨®rbita de Aliassime (21 a?os) al sellar los dos primeros sets lo dec¨ªa todo. El canadiense, en trance, no solo dominaba y manten¨ªa el tipo, sino que hab¨ªa conseguido introducir a Medvedev en un laberinto del que el ruso no lograba escapar. Tiene el n¨²mero dos (25) recursos para casi todo, herramientas para virar los partidos como pocos, pero ni ¨¦l propon¨ªa una respuesta ni su rival aflojaba lo m¨¢s mino. Fr¨ªo, fr¨ªo, el de Montreal. Jerarqu¨ªa invertida. Medvedev a remolque, haciendo la goma a duras penas y Auger-Aliassime dictando con su derecha, pincel y escopeta a la vez. Ambiente extra?o en la central, donde comparec¨ªa por primera vez el de Mosc¨² en esta edici¨®n.

Relativamente firme en el trazado hacia estos cuartos, el ruso apenas se hab¨ªa dejado un par de sets frente a Kyrgios y Cressy; el resto, un feliz navegar frente a Laaksonen y Van de Zandschulp, sin apuros reales pese a esa doble concesi¨®n, comprensible ante dos pegadores que siempre pueden ara?ar algo sobre pista r¨¢pida. No se hab¨ªa visto en un l¨ªo de verdad hasta que se top¨® con el canadiense, que desde mediados del a?o pasado ven¨ªa creciendo ¨Ccuartos de Wimbledon y semifinales del US Open¨C y en Melbourne ha dado otro estir¨®n. Se intercambiaron los papeles: Aliassime controlaba como un veterano y Medvedev rebat¨ªa con las inseguridades del advenedizo.

Un estilo contra las convenciones

Aun as¨ª, flotaba la sensaci¨®n de que, por muy fea que le hubiera puesto la situaci¨®n al moscovita, en un momento u otro elevar¨ªa el nivel y de que llegar¨ªa el aceler¨®n. Siempre esconde una ¨²ltima carta. Aunque respondi¨® de inmediato a la rotura del primer set, el canadiense estuvo firme en el desempate y a continuaci¨®n dio el segundo bocado. Sin embargo, despu¨¦s, con la soga pr¨¢cticamente al cuello, Medvedev encontr¨® ox¨ªgeno con la llegada de la lluvia. Con 2-1 arriba, el juez orden¨® el cierre de la cubierta y tras la pausa, el ruso, m¨¢s agresivo, cambi¨® de ritmo y equilibr¨®. En cuestiones de supervivencia, de salir de la jaula, maneja un manual considerable.

Su patr¨®n heterodoxo despista. Esa rob¨®tica forma de levantar el codo al golpear, esos manotazos de squash, esa zancada en ocasiones ortop¨¦dica. Todo es raro, todo es an¨®malo. Un estilo muy alejado de lo acad¨¦mico. Medvedev desaf¨ªa a todas las convenciones del tenis, pero desde la trinchera y en situaciones de extrema necesidad, se mueve como pez en el agua. Es otro maestro del escapismo.

Con 4-4 en la cuarta manga no acert¨® a consolidar la opci¨®n de break, pero s¨ª lo hizo con 6-5, despu¨¦s de haber privado a Aliassime ¨Cun show al servicio y en la direcci¨®n de los golpes¨C de una bola de partido. Lleg¨® el Jaque mate. Siempre astuto, condujo el pulso exactamente hacia donde quer¨ªa. Impermeable hasta entonces, al canadiense le asaltaron las dudas y pag¨® los v¨¦rtigos l¨®gicos de verse tan cerca y, de repente, tan lejos.

Su adversario le dio un triple portazo en el arranque del parcial definitivo ¨C15-40, y otra oportunidad en el desempate del juego¨C y luego volvi¨® a la carga. Liftados y ¨¢ngulos imposibles. Del silencio a los rugidos. Rev¨¦s paralelo endemoniado. Se destens¨®, se liber¨® y se agigant¨® Medvedev.

Abandonaba la expresi¨®n ap¨¢tica de las dos primeras horas, recuper¨® el filo en los ojos, esa mirada tan suya de asesino en serie novelesco. Puesto el candado, neg¨® una intentona de Aliassime, con 4-3 a su favor, y abort¨® otras dos m¨¢s en la recta final para lograr el pase a las semifinales. Sobre arenas movedizas, el canadiense jam¨¢s se rindi¨®; sin embargo, choc¨® contra el gran front¨®n. Medvedev casi siempre responde con un ¨²ltimo ¨®rdago.

Suced¨ªa todo despu¨¦s del triunfo s¨®lido de Tsitsipas ante Sinner, al que a¨²n se le resisten las rampas finales de los grandes torneos, y de que el cuadro femenino tambi¨¦n configurara la pen¨²ltima estaci¨®n: la estadounidense Danielle Collins (7-5 y 6-1 a Aliz¨¦ Cornet) se medir¨¢ ma?ana (hacia las 11.30, Eurosport) con la polaca Iga Swiatek (4-6, 7-6(2) y 6-3 a Kaia Kanepi); previamente (9.30), el programa ofrece el cruce entre Ashleigh Barty y Madison Keys.

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