Ashleigh Barty y el efecto contrario del ¨¦xito

El mundo del tenis se despert¨® ayer con la inesperada noticia de la retirada de Ashleigh Barty, la actual n¨²mero uno del ranking de la WTA y ganadora de tres torneos del Grand Slam.

Me imagino que habr¨¢ sido una decisi¨®n largamente meditada y, desde luego, nada f¨¢cil de tomar. Despu¨¦s de escuchar sus declaraciones debo decir que no puedo m¨¢s que valorar positivamente su valent¨ªa y el hecho nada com¨²n de abandonar todos los beneficios que aporta estar en lo m¨¢s alto de la clasificaci¨®n mundial.

Es dif¨ªcil entender que renuncie a seguir ganando torneos, a aumentar su ya extenso palmar¨¦s y a mantener una popularidad acorde a la cumbre que ella ha logrado alcanzar. La tenista australiana ha aducido que haber cumplido sus sue?os, sobre todo el de ganar Wimbledon en 2021 y el reciente Open de Australia en este 2022, la ha dejado sin fuerzas, con un acusado agotamiento f¨ªsico y una falta de motivaci¨®n emocional que le impiden seguir compitiendo dentro de este mundo tan exigente. Ha expresado, adem¨¢s, su deseo de explorar otros caminos con la intenci¨®n de cumplir otras ilusiones pendientes.

Es cierto que el deporte de ¨¦lite produce un estr¨¦s f¨ªsico y mental que es dif¨ªcil de soportar. Y que la incertidumbre constante, la alt¨ªsima exigencia y la necesidad imperiosa de victorias conllevan, a menudo, una extenuaci¨®n y un efecto contrario del que cabr¨ªa esperar en quien recoge las mieles del ¨¦xito.

El caso de Ashleigh no es ¨²nico. Justo despu¨¦s de ganar su primer grande, el US Open, y de ver cumplido un sue?o largamente perseguido, Dominic Thiem dijo sentirse vac¨ªo y sin las fuerzas necesarias para seguir luchando con el mismo af¨¢n e intensidad de antes. Por suerte para el tenis, el jugador austr¨ªaco no adopt¨® el camino de la retirada y lo suyo qued¨® en un baj¨®n temporal.

Siempre sorprende que alguien que tiene mucho ¨¦xito en su actividad no desee seguir desarroll¨¢ndola y, a¨²n menos, cuando por edad parece que le queda un largo camino por recorrer. Esto me ha llevado a conectar esta noticia con un fen¨®meno, o una moda, que se est¨¢ dando en Estados Unidos desde los inicios de la pandemia y que parece, incluso, que podr¨ªa estar extendi¨¦ndose a algunos otros pa¨ªses. Se ha denominado La Gran Dimisi¨®n o La Gran Renuncia. Se trata del abandono de unos porcentajes muy elevados de gente, hasta 4 millones de personas en un solo mes, por la necesidad de perseguir otros objetivos que den un nuevo sentido a sus vidas.

Lo que, a buen seguro, diferencia esta tendencia del caso de Ashley es que ella desciende desde la mism¨ªsima cumbre. Lamento que el tenis pierda a una jugadora de tan alto nivel, una mujer que nos ha deleitado con grandes partidos y que ha demostrado, adem¨¢s, un ejemplar comportamiento en la pista que a?ade valor, a mi entender, a sus considerables ¨¦xitos.

Por suerte para nuestro deporte, hay ejemplos de otros jugadores como Roger Federer, Andy Murray o Serena Williams, quienes a pesar de sus muchos ¨¦xitos, de sus muchos a?os en el circuito y de sus actuales problemas f¨ªsicos siguen demostrando un empe?o tan denodado como rese?able por seguir compitiendo, ara?ando partidos y, quiz¨¢s, ganando m¨¢s torneos todo el tiempo que puedan.

Y tanto el caso de la una como de los otros son tan comprensibles como admirables. Solo queda despedir a Ashleigh Barty con gratitud y con el deseo de que pueda perseguir y culminar los retos que le proporcionen m¨¢s sosiego y felicidad.

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